La Encuesta Nacional de Hogares 2025 (ENAHO) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) reveló cuántos ingresos tienen los costarricenses del 20% más pobre de los hogares.
Para estar entre el 20% de costarricenses con menores ingresos, el ingreso personal debe situarse por debajo de ₡88.151 mensuales, equivalente a menos de ₡3.000 diarios.

Este quintil I está conformado por aproximadamente 377.770 hogares que representan alrededor de 1,09 millones de costarricenses (22,2% de la población total), reflejando que las familias pobres tienden a ser más numerosas que el promedio.
La situación es aún más crítica para el 10% más vulnerable. En zonas urbanas, el ingreso promedio por hogar alcanza ₡63.828 mensuales (apenas ₡20.319 per cápita), representando solo el 16% de un salario mínimo para ocupación no calificada. En zonas rurales, estas cifras descienden a ₡42.026 y ₡13.379 respectivamente, equivaliendo al 11,4% del salario mínimo. Para dimensionar: un hogar urbano del decil 1 tiene ingreso inferior al costo de alquilar un apartamento fuera del centro de San José.
Las líneas oficiales de pobreza establecidas por el INEC determinan que el ingreso per cápita del quintil I (₡88.151) está por debajo de ambas líneas: la pobreza urbana fija en ₡127.150 y la rural en ₡98.716. La mayoría de estas personas no alcanza a cubrir la Canasta Básica Total. En pobreza extrema viven 71.336 hogares (3,8% del total), 15.412 menos que en 2024.
Geografía de la desigualdad
La pobreza en Costa Rica presenta patrones geográficos marcados. Las regiones con mayor concentración de hogares pobres son Huetar Caribe (24,9%), Brunca (23,8%), Huetar Norte (21,1%), Pacífico Central (20,5%) y Chorotega (18,7%).
En contraste, la Región Central mantiene la menor incidencia con 10,8%, menos de la mitad del promedio nacional de 15,2%. La brecha urbano-rural es igualmente dramática: mientras el ingreso promedio urbano alcanza ₡1.355.642, el rural es de ₡827.547, una diferencia del 39%.
Composición de ingresos y la trampa de la informalidad
El quintil I depende de una mezcla precaria de fuentes: aproximadamente 61,8% proviene de salarios (versus 63,7% promedio nacional), 16% de subsidios estatales y becas (versus 0,1% en quintil V), 15% de otras transferencias, y porcentajes mínimos de ingresos autónomos y rentas de propiedad (0,5% versus 7,6% en quintil V). Esta composición revela dependencia significativa del apoyo estatal.
La informalidad laboral perpetúa la pobreza: cerca del 79,5% de personas que ganan menos de un salario mínimo trabajan informalmente, sin seguro de salud contributivo, pensión, o derechos laborales garantizados. Para el segundo trimestre de 2025, 810.000 personas trabajaban en condiciones informales, cifra en crecimiento sistemático durante la última década.
Desigualdad en cifras
Los números revelan una brecha económica importante: el quintil I recibe solo 4,6% del ingreso total mientras el quintil V concentra 47,9%. Una persona del quintil V gana 15,1 veces más que una del quintil I, equivaliendo al ingreso de 18 personas del quintil más bajo. La diferencia entre el ingreso promedio de un hogar del quintil V (₡2.897.190) y uno del quintil I (₡275.771) es de ₡2.621.419 mensuales.
Paradójicamente, los hogares pobres son más numerosos: mientras el promedio nacional es 2,83 personas por hogar, el quintil I alcanza 3,14 miembros.
El perfil del quintil I incluye familias más numerosas, predominantemente rurales, jefaturas de hogar con educación primaria o menos, trabajos no calificados con alta rotación y temporalidad.
El 44,8% carece de seguro de salud contributivo, viven en viviendas precarias, tienen acceso limitado a Internet (25,4% de carencias) y menor acceso a educación de calidad. Enfrentan alto riesgo de caer en pobreza extrema ante cualquier crisis y barreras para movilidad social ascendente.
Costa Rica ostenta el índice de desigualdad más alto de todos los países miembros de la OCDE: la diferencia entre quintil V y I es 15,1 veces versus 5,4 veces en países OCDE promedio, a pesar de ser un país de ingreso medio-alto con indicadores sociales relativamente buenos.
