Raquel Herencia estuvo el sábado 29 y el domingo 30 de noviembre participando en una feria organizada por el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC) en la Plaza de las Garantías Sociales, detrás de las oficinas de la Caja Costarricense de Seguro Social.
En la actividad —que contó con el apoyo de las embajadas de México, Colombia y Perú— mostró al público sus muñecas de tela o de trapo, que confecciona desde hace 15 años. Pero su mente estaba en otro sitio.
El lunes pasó preparándose para un viaje que la llevaría, al día siguiente, hasta Fortaleza, en Brasil. Un largo viaje, con escala en Sao Paulo, para participar en una feria dirigida al sector creativo durante la primera semana de diciembre. Iba acompañada de otras cinco pequeñas empresas que también esperan poder exportar.
“Me gustaría trascender fuera de Costa Rica, en especial a Estados Unidos”, dijo Raquel, fundadora de Muñecas de Trapo Raque.
Su inquietud y el tener ese mercado en la mira no son casuales para ella, pues es un mercado que conoce a nivel de los consumidores, donde vivió un tiempo y donde incluso vive su hija mayor.
Ella confecciona muñecas de tela con precios desde ¢13.000 hasta ¢55.000 cada una, estas últimas con motivo navideño de hasta un metro de tamaño y por encargo.

Vueltas de la vida
Raquel salió de su natal Lima, la capital de Perú, hace 32 años y lleva viviendo en Costa Rica unos 25 años, donde se nacionalizó.
En Miami, adonde llegó tras salir del país sudamericano apenas terminó el colegio y un técnico de costura, conoció a su esposo Juan Solís, un costarricense que manejaba camiones en Florida y por otros estados. Raquel limpiaba casas.
Ambos continuaron esas mismas actividades cuando se vinieron a vivir a Pavas, en San José, con las dos hijas mayores que habían nacido, una en Perú (Geraldine), y otra en EE. UU., Fergig.
Con los ingresos obtenidos limpiando casas durante seis años, ella ahorró para iniciar el emprendimiento. El objetivo era sencillo: ayudar al mantenimiento de la familia.
El negocio lo inició con las muñecas de tela. Ella recordaba con nostalgia y agradecimiento las muñecas que heredó de la mamá, Catalina, que fue huérfana y siempre deseaba tener juguetes. Para dar el paso, Raquel se preparó.
En el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) aprovechó cursos de confección de ropa para niños y niñas primero. Más adelante, llevó otros cursos de atención al cliente, planes de negocio y hasta de manipulación de alimentos.
El de muñecas de tela lo hizo en otro lado, con Flora Cañas, y duró dos años. La misma paciencia en llevar este curso y terminarlo es la que aplica para confeccionar las muñecas.
También recibió ¢900.000 de un fondo no reembolsable del Instituto Nacional de Mujeres (Inamu), con el cual compró dos máquinas industriales (una plana y una de bordados), mesas plásticas y sillas.
Llegó la Muni
“Una muñeca lleva su tiempo”, dice Raquel. “Lleva mucho a mano y otro tanto a máquina”.
En la primera que hizo tardó 12 horas completas. Ahora ocupa apenas una cuarta parte de eso. No desistió y pronto estaba ofreciendo las muñecas.
En 2011 participó en la primera feria. Fue en el colegio ubicado en Pavas donde estudiaba su hija Fergig. Luego empezó a vender en casas de la zona. También colocaba un puesto en las paradas de autobuses y en la puerta de la casa.
Mientras ella hacía el oficio de la casa, sus hijas y sus otros hijos —Joseph, Jaqueline y Joaquín, nacidos en Costa Rica— cuidaban las muñecas y la llamaban cuando aparecía un cliente preguntando.
Un día llegó un vehículo de la Municipalidad de San José. Se estacionó al frente de la casa. Raquel se puso pálida. Pensó que le había llegado la ley, pues entonces producía y vendía de manera informal.
El funcionario venía a buscar al esposo, que para ese momento había cambiado su trabajo de manejo de camiones a mecánico. Necesitaba que Juan revisara y arreglara el vehículo. Las muñecas no pasaron desapercibidas y le recomendó a Raquel acudir a la oficina municipal de apoyo a emprendedoras. Y Raquel lo hizo.
Con la Municipalidad empezó a trabajar la autoestima, ventas, contabilidad y también plan de negocios. “Todo muy básico”, reconoció ella.
Y empezó a participar en ferias dos veces al año, sin pensar que pronto le llegaría un pedido que significaría mucho para ella.


La empresa Café Britt, que cuenta con tiendas en aeropuertos locales y de otros países (México, Perú y Chile) y en puntos turísticos locales, la contactó, pues estaba interesada en ofrecer las muñecas de tela a sus clientes.
Vieron el precio (“les ofrecí un precio bajo”) y llegaron a un acuerdo. Café Britt le hizo un pedido de 100 unidades. Luego la firma repitió el pedido. La época era buena en turismo. Se vendían hasta 30 muñecas por mes. Pero la buena temporada cambió. De pronto solo salían 7 u 8 muñecas.
La afluencia de turistas a Costa Rica mermó. El Instituto Costarricense de Turismo (ICT) proyecta un incremento interanual del 1,7% en la llegada de turistas por vía aérea para el cierre de este año, comparado con 2024.
Planes en desarrollo
La situación no desanima a Raquel. Se mantiene vendiendo por Instagram, Facebook y WhatsApp, así como se da a conocer mediante la página electrónica Hecho por Mujeres del Inamu. Las envía por Uber. También vende en ferias, aunque dice que a la feria de la Plaza de las Garantías Sociales le faltó público.
Ahora está renovando el taller y espera poder vender fuera del país, en especial en EE. UU., donde viven sus hijas mayores. La feria en Brasil será una primera experiencia con ese propósito.
Se trata del evento denominado Mercado de Industrias Creativas de Brasil 2025, una de las plataformas de negocios, formación y articulación profesional más relevantes para el sector de España y América Latina, con cientos de emprendedores, empresas, programadores culturales y agentes de diversos países.
Raquel viaja junto con otros emprendimientos artesanales como Payasos Kalley, Joyería Scriba, Imperio Colonial, Azul Turquesa Cerámica y Crea Tika. “La participación costarricense surge tras una invitación oficial del Ministerio de Cultura de Brasil al Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica”, explicó en un comunicado esta entidad.
Los seis emprendimientos costarricenses fueron aceptados por los organizadores del evento, tras la invitación compartida a más de 200 emprendimientos vinculados a la Feria Hecho Aquí y la verificación de requisitos de aquellos que mostraron su interés.
Raquel viajó llena de expectativas, principalmente de confirmar el potencial de su producto en otros países, empezando por los latinoamericanos. “Espero traer muchos contactos”, dijo.
