Franz Wimmer Alfaro, un joven emprendedor con 21 años, ya inició su negocio a pesar de que no ha terminado, aún, sus estudios universitarios.
Su empresa, Azahar, se especializa en la producción de almohadillas de termoterapia diseñadas para aliviar diversas como dolencias, tensiones y cólicos, para promover el bienestar.
El espíritu empresarial de Franz proviene de su familia, con negocios en el sector restaurantero.

“Producimos almohadillas terapéuticas que ayudan al malestar después de hacer ejercicio, por la menstruación en las mujeres o para la relajación”, dijo Franz.
En Costa Rica las opciones de almohadillas, aceites o de otros productos para terapias físicas y emocionales vienen expandiéndose con los casos de Oganem Natur, Essential Nature, Crate & Barrel, Aromas y Bé Tawá como ejemplos.
El mercado global del bienestar superó los $6.300 millones en 2023, según Global Wellness Institute, y se estima que alcanzará los $9.000 millones en 2028, con énfasis en sectores de cuidado personal y belleza, alimentación saludable y nutrición, actividad física, turismo de bienestar y salud y medicina preventiva.
Estos mercados están generando cada vez más interés en los consumidores y en particular de las generaciones más jóvenes.
En Costa Rica, por ejemplo, ya se percibe el auge del turismo de salud y bienestar —un sector que creció un 36% entre 2020 y 2024—, mientras que los centros de acondicionamiento físico, gimnasios, retiros y spas dentro de la llamada “economía plateada” (es decir, la de personas mayores de 50 años) continúan en expansión, al igual que la demanda por servicios de nutrición y salud mental.

Iniciativa
Franz vive en Escazú. En la actualidad estudia administración de empresas de hospitalidad (hoteles y restaurantes) en la Texas Tech University. Para él no se trata de una opción de carrera aleatoria: era la elección natural, pues su familia está dedicada a esos negocios.
Su madre, Iliana Alfaro, es una empresaria destacada en el sector de restaurantes. Además de varias franquicias de El Novillo Alegre, también desarrolló Francesco Terraza Italiana y adquirió, junto a su esposo Allan Saborío, la franquicia de Chubascos para abrir la sede en Escazú.
Otra influencia proviene de su padre, Hans, reconocido empresario por su compañía en el campo de la refrigeración.
Para Franz el empujón definitivo provino de un intercambio que realizó en Dinamarca.
Apenas se graduó del colegio en 2021, el ahora emprendedor realizó un viaje a ese país europeo que duró 10 meses y realizó con una institución conocida como Hojs Kool.
Allí se enfocó en diversas clases prácticas, incluyendo upcycling, jardinería y construcción de casas pero el upcycling, en particular, capturó su interés.
Esta disciplina se centra en transformar productos que ya no se utilizan y que se consideran basura en objetos nuevos y funcionales. Por ejemplo, convierten una camisa vieja en un bolso.
Además, señala Wimmer, el clima fue el factor que lo llevó a su idea de negocio: en Dinamarca las bajas temperaturas son constantes y por eso el bienestar y el confort son necesidades muy sentidas.
Franz pensó, combinando la idea del upcycling y del bienestar, en crear productos textiles que ofrecieran calidez y alivio, como las almohadillas de termoterapia, área sobre la que aprendió diferentes herramientas y técnicas, también en Dinamarca.
La termoterapia y la aromaterapia utilizan ingredientes seleccionados por su capacidad para retener el calor de manera efectiva y generar aromas relajantes como garbanzos, linaza, lentejas o habas. Se emplea también tela de algodón para el saco o la almohadilla, garantizando la suavidad y el confort.
Entre sus beneficios terapéuticos se incluyen la reducción de la tensión, de la ansiedad, del estrés, del dolor y de otros malestares, así como ayuda en la mejora de la calidad del sueño.
“Se trata de técnicas naturales y accesibles que pueden ayudarnos a ganar bienestar”, explicó Franz.
El primer prototipo lo desarrolló hace aproximadamente año y medio, marcando el inicio formal de Azahar. La aceptación provino, de forma inesperada, de clientes de una ciudad alajuelense.

Su abuela, Julia, fue la primera persona en adquirir uno de sus productos, un pequeño saco: ella se lo mostró a sus amigas en Palmares, de donde es, y de inmediato Franz recibió varios pedidos. Luego amplió clientes.
La ventaja, señala, es que vuelven casi todos vuelven a comprar y recomiendan los productos a otras personas.
En la actualidad, Azahar produce varias almohadillas con precios desde ¢16.000 a ¢22.000, este último producto diseñado para cubrir un área de aplicación extensa para un alivio más abarcador.
La comercialización de estos productos se realiza principalmente a través de redes sociales, en particular en Instagram. Las entregas se realizan mediante Uber o Correos de Costa Rica, según sea el caso.
Además, varios fisioterapeutas recomiendan las almohadas de aromaterapia de Azahar a sus pacientes para el alivio del malestar después de realizar ejercicio físico, para la relajación o para la recuperación tras alguna lesión muscular.
El plan es explorar nuevas alianzas y continuar innovando en la creación de productos que promuevan el bienestar físico y mental. En una sociedad que lo demanda cada vez más, el potencial parece ilimitado y hay campo para más proyectos.
“Estamos desarrollando versiones con aromas diferentes, que son muy agradables al olfato y mezclados con el calor ayudan a que el cuerpo ingrese en una sensación de bienestar general”, adelantó Franz.
