Durante décadas, el camino hacia el éxito profesional parecía tener una ruta clara: obtener las mejores calificaciones, asistir a los colegios y universidades de mayor prestigio y acumular títulos académicos como principal carta de presentación en el mercado laboral. Este modelo ha sido el pilar de la formación de varias generaciones.
Sin embargo, la irrupción de la inteligencia artificial (IA) generativa está provocando una reevaluación profunda de este paradigma.
Los propios líderes de las empresas que están construyendo esta revolución tecnológica advierten que las habilidades que valorará el mercado en un futuro muy cercano no son las que tradicionalmente se enseñan en las aulas.
Uno de los pronunciamientos más contundentes en esta línea proviene de Ben Mann, cofundador de Anthropic, la empresa detrás del avanzado modelo de IA Claude.
En una entrevista, Mann afirmó que su prioridad para la educación de sus hijos ya no es la excelencia académica tradicional, sino el desarrollo de habilidades puramente humanas.
“Hace 10 o 20 años, tal vez sí estaría intentando prepararla para que fuera la mejor en la escuela y apuntarla a todas las actividades extracurriculares. Pero en este momento, no creo que nada de eso importe. Solo quiero que sea feliz, considerada, curiosa y amable”, declaró Mann al hablar sobre el futuro de sus hijos.
Preguntas correctas valen más que las respuestas
La visión de Mann no es un caso aislado; refleja un creciente consenso entre las figuras más importantes del sector. La idea de fondo es que, si la IA se está convirtiendo en el gran “brazo ejecutor” capaz de realizar tareas complejas como programar o diseñar, el valor del talento humano se desplaza.
Sam Altman, CEO de OpenAI, lo resume de manera precisa: “Determinar qué preguntas hacer será más importante que conocer la respuesta”.
En un mundo donde la IA puede proveer las respuestas técnicas, la habilidad será la de formular los problemas correctos, guiar a la tecnología y aplicar un criterio creativo.
Esta perspectiva está cambiando incluso los requisitos para trabajar en la primera línea de la investigación. Mark Chen, jefe de investigación de OpenAI, aseguró que “cada vez es menos necesario tener un doctorado en IA” para acceder a los puestos más codiciados, ya que se valoran más otras aptitudes.

El nuevo rol del talento: curiosidad y creatividad
Según los líderes de la industria, las habilidades que serán irremplazables son aquellas que la IA, al menos a corto plazo, no puede replicar. La formación académica y la memorización de conocimientos pasan a un segundo plano.
Ben Mann señaló que prefiere que sus hijos mantengan un perfil abierto a la experimentación, en lugar de enfocarse en programas educativos basados únicamente en la acumulación de conocimientos.
Este planteamiento sugiere que el mercado laboral del futuro no premiará a quien más información posea, sino a quien sepa qué hacer con la vasta capacidad de ejecución de la inteligencia artificial, aportando el ingenio y la visión estratégica que siguen siendo, por ahora, exclusivamente humanos.