“¿Qué habilidades considera que son las más importantes para su firma?”. Esta pregunta se le hizo hace unos meses a 460 abogados de algunos de los mayores despachos de abogados de España, como parte de una encuesta recogida en el informe Innovation Beyond Technology. La principal respuesta fue que la negociación y la toma de decisiones eran las más importantes, con un 57%.
Los abogados son conscientes de que gran parte de su trabajo consiste en negociar y tomar decisiones con diferentes interlocutores: compañeros, socios, clientes, la parte contendiente, etcétera. Pero, cuando se les pregunta: “¿Qué habilidades considera que se han visto más afectadas por la tecnología en su trabajo?”, la respuesta es la comunicación, con un 64%.
La introducción de las nuevas tecnologías y de la inteligencia artificial puede tener ventajas en el ejercicio de la abogacía, pero también es necesario conocer los perjuicios que pueden acarrear.
La encuesta arroja resultados obvios: a más uso de la inteligencia artificial, la comunicación, esencial para la negociación y la toma de decisiones, puede resultar afectada. Y una comunicación ineficiente implica negociaciones y toma de decisiones ineficientes.
Abogados ayudados por la IA
Entendemos la comunicación como un proceso de intercambio de información mediante la utilización de elementos verbales y no verbales: asertividad, empatía y control emocional. Estas son las dimensiones que pueden verse alteradas y que son la clave para negociar y tomar decisiones.
La comunicación se convierte en información si los seres humanos se desdibujan y desaparecen como interlocutores válidos. Si un algoritmo transmite información se pierde el control sobre el mensaje. De ahí que sea necesario un ejercicio de la abogacía en el que el algoritmo ayude, pero donde no sustituya nada. Se trata de que humanos ayudados por la inteligencia artificial negocien y tomen decisiones.
Titulares como “Los abogados encuentran en la inteligencia artificial a su nuevo socio” son realmente reveladores.
Este escenario obliga a que el abogado tenga un manejo excelente de sus habilidades interpersonales ya que, en la medida en que imponen el respeto y los límites en la relación con el otro, aseguran la ética en la toma de decisiones.
Entre las habilidades interpersonales a desarrollar destaca la negociación. Hasta este momento, no existe un algoritmo capaz de negociar, aunque sí de adjudicar la razón en función de unos parámetros dados.
Negociar es otra cosa: es influir, crear impactos y afianzar relaciones entre las partes, teniendo en cuenta la marca corporativa a la que se representa y la marca personal del abogado que negocia.
Potenciar el trabajo con la IA
Otro titular: “Sentencias falsas, leyes extranjeras y filtrado de datos: los riesgos de usar ChatGPT se cuelan en los despachos de abogados”. Noticias como esta llaman la atención sobre dos puntos:
- La importancia de la ética cuando, en el ejercicio de la profesión, se cuenta con el respaldo de la inteligencia artificial.
- El valor del juicio humano para validar lo que la inteligencia artificial afirma de manera tajante.
El abogado del siglo XXI debe tener conocimientos de derecho, claro, pero también competencias tecnológicas e interpersonales, y una base ética sólida para ejercer la profesión con el apoyo de las nuevas tecnologías.
Volver a la escuela
El papel de las escuelas de derecho es clave en este proceso y deberá tomar en cuenta la combinación de conocimientos y habilidades necesarias para el desempeño laboral de los abogados. Entre las habilidades destaca la comunicación, esencial para el desarrollo de otras más avanzadas, como la negociación y la toma de decisiones.
Los abogados de la encuesta detectaron que la tecnología afecta a su capacidad de comunicación (y, por tanto, a las de negociación y toma de decisiones). Y esto irá en aumento a medida que la inteligencia artificial se siga desarrollando. La manera de potenciar las ventajas del trabajo con inteligencia artificial sin detrimento de la ética es la formación continua del abogado, bien a través de mentorías de compañeros más sénior o a través de las escuelas de derecho.
---
La autora es directora de la Cátedra Cervelló, Profesora de Negociación, Derecho de Sociedades y M&A, IE University
