El reto que las autoridades del ICE tienen por delante es inmenso. Un sector de telecomunicaciones moderno y dinámico, que invierta apropiadamente en infraestructura y nuevas tecnologías es esencial para la competitividad de Costa Rica.
La apertura no toma por sorpresa a nadie. Veinte años han sido un plazo suficientemente amplio para prepararse debidamente de cara a la dura competencia que podría avecinarse.
La llegada del arancel a 0% en 2025, sobre un mercado que ha permanecido históricamente protegido, pone en igualdad de condiciones al gigante lácteo costarricense con los ganaderos norteamericanos.
Desde pequeños productores hasta firmas como Turrialba Gourmet y Dos Pinos están alerta ante la presión que pondrá la desgravación arancelaria en 2025 sobre un mercado históricamente protegido.
Industria y cámaras advierten a gobierno que no hay factibilidad para utilizar recursos para fines diferentes a los establecidos por ley, al tiempo que contravendría el tratado de libre comercio con EE. UU. y tendría roces constitucionales.
Estados Unidos ya había impuesto unilateralmente aranceles de 25% sobre las importaciones de acero y de 10% sobre las de aluminio provenientes de cualquier país, lo que afecta a China.
Alexánder Mora, ministro de Comercio Exterior, afirma que este ha sido el año más exitoso de la actual administración, aunque también asegura que Costa Rica debe prepararse para la integración de bloques comerciales.
El costo del DR-CAFTA para proteger al productor local de la competencia internacional superan los US$ 7.198 millones para el consumidor costarricense. Si deseamos beneficios del libre comercio, necesitamos hacer una apertura unilateral como la que tiene Singapur o Hong Kong