Usar una computadora portátil que acaba de limpiar es casi tan satisfactorio como comprar una nueva. Las teclas están limpias, la pantalla no tiene manchas y uno se enamora otra vez de esa MacBook de hace tres años.
Usar una computadora portátil que acaba de limpiar es casi tan satisfactorio como comprar una nueva. Las teclas están limpias, la pantalla no tiene manchas y uno se enamora otra vez de esa MacBook de hace tres años.