Durante las casi dos décadas que dominó la alianza de Renault y Nissan, Carlos Ghosn consiguió una especie de milagro en el mundo del automóvil. Logró que la empresa francesa y la japonesa actuaran como una sola entidad para que ambas pudieran prosperar en una industria en la que la escala lo es todo.Ahora que Ghosn está en una cárcel de Tokio y tanto él como Nissan enfrentan cargos penales porque el ejecutivo declaró ilegalmente un menor ingreso, las fallas en esa estructura se han vuelto evidentes.
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