Conocer el estado de las deudas registradas a nombre propio es parte de mantener el control financiero y evitar situaciones que puedan comprometer decisiones importantes, como solicitar un crédito, firmar como fiador o enfrentar un proceso de cobro.
Sin embargo, existe la posibilidad de que alguien, mediante la suplantación de identidad, inscriba una deuda bajo su nombre de forma ilegal y usted no se entere de ello hasta que enfrente las consecuencias.
Hay dos maneras comunes de acceder a esta información: mediante la solicitud del reporte directamente a entidades como bancos, mutuales y cooperativas de ahorro (que en algunos casos es gratuito y en otros tiene un costo de entre ¢3.000 y ¢5.500) y por medio de la Central de Información Crediticia (CIC) de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
Aunque existen otras fuentes de información para verificar obligaciones, como la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) o el Poder Judicial en casos de cobros judiciales, la CIC es un punto de partida para saber qué deudas están activas a nombre de una persona en Costa Rica. Aquí le explicamos cómo utilizarla.
¿Cómo funciona?
La CIC es una base de datos nacional que registra los movimientos crediticios que las entidades supervisadas por la Sugef reportan periódicamente. En ella se incluye información sobre préstamos personales, créditos hipotecarios, tarjetas de crédito, operaciones con mutuales, cooperativas y otras. También refleja si una persona tiene deudas al día, atrasadas o enviadas a cobro judicial durante los últimos cuatro años.
Este sistema es confidencial, gratuito y está disponible para su consulta en línea. Sin embargo, por tratarse de datos sensibles, el acceso está restringido únicamente al titular de la información en la mayoría de casos.
Para hacer uso de esta herramienta es necesario contar con una firma digital vigente e ingresar a través del sitio web oficial. Una vez ahí, debe iniciar sesión y podrá ver en pantalla su historial, el cual incluye detalles como el nombre de la entidad que otorgó el crédito, el monto original, el saldo actual, la moneda en que fue emitido, la fecha de otorgamiento y el comportamiento de pago registrado.
Una alternativa es hacerlo de forma gratuita y presencial en las oficinas de la Sugef. El servicio se brinda en horario de 8:30 a. m. a 4:30 p. m. y permite al interesado solicitar su Reporte de Información Crediticia.
El único requisito para completar el trámite es presentar la cédula de identidad vigente; en el caso de personas jurídicas, deben acreditar la representación legal como apoderado generalísimo de la empresa.

Detección de posibles fraudes
Además de brindar una radiografía financiera, este historial puede ayudar a detectar posibles fraudes o suplantaciones de identidad. Quienes cometen estos delitos suelen utilizar los datos personales de la víctima (como el número de cédula, nombre completo o dirección) para abrir créditos, adquirir productos financieros o firmar contratos sin consentimiento del involucrado.
En algunas ocasiones, incluso optan por falsificar firmas o presentar documentos manipulados que les permiten concretar el engaño sin que la persona afectada lo sepa. Contar con un reporte actualizado permite verificar si existen inscripciones que no reconoce y, de ser así, presentar pruebas ante la entidad emisora o incluso iniciar un proceso ante instancias legales, como el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Por eso, si al consultar su historial detecta inconsistencias o no reconoce alguna de las deudas registradas, es fundamental comunicarse de inmediato con la entidad comprometida.
Según la Sugef, el Comportamiento de Pago Histórico (CPH) se clasifica en tres categorías: el primero, CPH1, corresponde a quienes mantienen un buen historial de pagos y son considerados de bajo riesgo; en el nivel CPH2 se encuentran los clientes cuyo comportamiento es aceptable, aunque presentan un riesgo moderado; por último, el CPH3 agrupa a quienes presentan antecedentes negativos en el pago de sus obligaciones, lo que las sitúa en la categoría de alto riesgo crediticio.