Los costarricenses cada vez pagan por más años los créditos de su vehículo. Aunque la extensión del plazo aliviana la cuota mensual, esto ocasiona que los deudores desembolsen más dinero en estos préstamos a través de los intereses.
El plazo promedio de las operaciones para compra de vehículos se ha extendido de 6,96 años en 2015 a 7,86 años en lo que va del 2025, según los datos actualizados al mes de septiembre de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).

Este incremento se mantiene a pesar de que, desde el año 2022, la normativa de la Sugef aplica un cargo adicional de capital a las entidades financieras en función del plazo de las operaciones crediticias, según el Reglamento sobre la Suficiencia Patrimonial de Entidades Financieras.
“En el caso específico de los créditos para vehículos, se establece un cargo del 15% en los activos ponderados por riesgo cuando los saldos residuales de las operaciones se ubican en plazos de siete años o más. Con esta disposición se busca que las entidades mantengan niveles de capital adecuados para cubrir los riesgos adicionales asociados a colocaciones de mayor plazo, lo que también incentiva prácticas prudenciales en la definición de dichos plazos”, explicó la entidad por medio de su oficina de prensa.
Tal parece que esta normativa logró desincentivar el largo plazo, pues el porcentaje de préstamos a más de 10 años se redujo de un 7,2% en 2015 a un 2,3% en 2025.
Sin embargo, en el otro extremo, la cantidad de operaciones con plazos menores a 5 años también disminuyó de 1,9% a 0,7% en ese mismo lapso.
Actualmente, el 97% de los créditos se ubica en el rango de 5 a 10 años plazo y la mayoría se inclina hacia el extremo superior, pues el promedio indica que los ticos pagan durante casi 8 años para cancelar su auto.
¿Qué dice esto del mercado costarricense y cuáles son las implicaciones para los consumidores? ¿Es realmente conveniente adquirir un préstamo a un plazo más largo? Lo analizamos.
Posibles causas
Después de la pandemia por covid-19, cuando hubo una contracción del mercado, la cantidad de préstamos para compra de vehículos ha crecido año tras año. Solo en 2024 se contabilizaron 33.072 créditos de este tipo, una cifra superior a las registradas en cada uno de los nueve años anteriores, desde 2015.
Esta creciente demanda ha generado una mayor competencia en el mercado, que se evidencia en eventos como la Expomóvil, el cual reúne cada año a agencias distribuidoras y entidades financieras para captar clientes deseosos de estrenar un auto. En la edición de este año, efectuada en marzo, participaron siete entidades que ofrecían “condiciones especiales de financiamiento”.
“La colocación de crédito para vehículos se ha hecho más competitiva entre los bancos privados y los bancos del Estado; en consecuencia, los plazos se han ido extendiendo. Hace un tiempo se colocaban los créditos a cinco años en promedio; no obstante, por la fuerte competencia que existe en esta línea de negocio, las condiciones de oferta hoy andan en el orden de los siete u ocho años plazo”, afirmó Carlos Fernández, exgerente del Banco de Costa Rica (BCR).
Lo anterior se confirma con una búsqueda en los sitios web de algunos bancos: por ejemplo, el BAC ofrece plazos de 96 meses (8 años) para financiamiento de autos nuevos y seminuevos, u 84 meses (7 años) para vehículos usados. El BCR, el Banco Nacional (BN) y el Banco Popular (BP) también ofrecen préstamos con plazos de hasta 8 años, tanto en colones como en dólares.
Según Fernández, la caída en el tipo de cambio en Costa Rica también ha favorecido esa competencia.
El valor del dólar ha descendido desde mediados de 2022 y se mantiene alrededor de los ȼ500, precios similares a los que tenía el país en 2008. Esto equivale prácticamente a disminuciones en los precios de los automotores (normalmente cotizados en dólares) para quienes ganan en colones (la mayoría de trabajadores).
En 2022, el monto promedio de los préstamos era de ₵16,47 millones, cifra que se redujo a ₵14 millones en 2023 y 2024, según datos de la Sugef.
“La gente percibe que los carros están baratos y eso es porque el tipo de cambio ha bajado. Los bancos privados ofrecen buenas condiciones de crédito en dólares y los bancos del Estado también, pero además brindan muy buenas condiciones de financiamiento en colones. Adicional a esto ofrecen tasas de interés del 7% al 9%, financian los gastos de inscripción del vehículo y otorgan un plazo largo para pagar, por eso el consumidor está más dispuesto a endeudarse para comprar carro”, dijo Fernández.
Para el economista Rodrigo Cubero, expresidente del Banco Central de Costa Rica (BCCR), el aumento de los plazos crediticios tiene dos caras: una positiva, como lo es una mayor facilidad de acceso al crédito, y otra negativa, que es alimentar el nivel de endeudamiento de la población.
“El hecho de que se brinde un mayor plazo quiere decir que la cuota mensual se reduce y eso permite que más personas accedan a la posibilidad de un crédito; sin embargo, también quiere decir que esas personas tienen que seguir pagando la deuda por más años y los hogares se mantienen endeudados por más tiempo”, afirmó.
“Esto es negativo, pero es la respuesta que el sistema ha encontrado para satisfacer la demanda de crédito para vehículos, que se ha disparado como consecuencia del colapso vial y la ausencia de soluciones de transporte público en el país, en un contexto donde ya existe un alto nivel de endeudamiento en los hogares costarricenses”, añadió Cubero.
Más plazo, más intereses
En consonancia con Cubero, el asesor financiero Josué Rodríguez señaló que la extensión de los plazos crediticios favorece una mayor inclusión. No obstante, también advirtió que un mayor plazo implica un mayor pago de intereses.
“Al extenderse el plazo del préstamo, la cuota mensual a pagar se reduce. Sin embargo, a la vez aumenta la cantidad de intereses a pagar, haciendo que el costo de adquirir un vehículo en el largo plazo sea mucho mayor”, explicó Rodríguez, director de la firma Sirú Financiero.
Ahora bien, ¿cuánto puede aumentar ese costo para el comprador?
Para calcularlo, Rodríguez utilizó el ejemplo hipotético de una persona que desea comprar un vehículo con un precio de ¢15 millones, paga una prima del 20% (₵3 millones) y financia los ¢12 millones restantes con un préstamo a una tasa del 7%.
Si el préstamo tuviese un plazo de 4 años, la cuota aproximada sería de ¢287.354 al mes y la persona pagaría cerca de ¢1,8 millones en intereses. Mientras tanto, si se financia a 8 años, la cuota sería de ¢163.604, pero el pago de intereses ascendería a ¢3,7 millones.
En otras palabras, pasar de 4 a 8 años plazo la persona pagaría poco más del doble de intereses.
En opinión de Rodríguez, la principal recomendación para las personas es calcular bien ese costo y no comprar un vehículo que esté por encima de sus posibilidades económicas.
“A veces nos ilusionamos con la compra de un vehículo, sin tomar en cuenta que no solo hay que pagar la cuota del crédito, sino también los gastos de mantenimiento, el marchamo, el seguro y el combustible, entre otros. Por eso, es importante entender que si se financia a plazos muy largos se van a pagar más intereses”, afirmó.
Para las personas que planean adquirir un vehículo el próximo año, es recomendable iniciar una estrategia de ahorro que le permita reunir un mayor monto para la prima y así reducir la necesidad de financiamiento.
“Mucha gente opta por ir mejorando su vehículo conforme se va pagando el préstamo. Se utiliza el auto, se vende y se aprovecha ese dinero como prima del siguiente vehículo, de esta manera pueden ir mejorando el nivel de vehículo con el tiempo sin comprometer su presupuesto”, añadió el asesor.
Según dijo, en el caso de los empresarios o emprendedores que financian un vehículo para su actividad productiva, tanto el desgaste del automotor como los intereses pueden ser utilizados como escudos fiscales en el pago de tributos, principalmente el impuesto sobre la renta.
¿Castigo para los bancos?
Rodríguez señaló que el aumento de los plazos también tiene implicaciones para las entidades financieras: cuanto mayor es el plazo, aumenta el riesgo de que el vehículo presente más desgaste y se haya depreciado en caso de que la entidad deba ejecutar la garantía porque el deudor deja de pagar el crédito.
Por otro lado, como se mencionó, la normativa de la Sugef establece un cargo del 15% para las entidades cuando los saldos de las operaciones poseen plazos de siete años o más.
“La Sugef introdujo una normativa que es bastante inusual. No es algo que se dé en el contexto internacional, castigar los plazos más largos, porque eso ya de por sí está reflejado en el análisis de riesgo que tiene que hacer la entidad financiera”, dijo Cubero.
Sin embargo, reconoció que esta medida no ha impedido el crecimiento de los créditos para vehículo a plazos más largos, precisamente porque existe alta demanda.
Según Fernández, el cargo aplicado por la Sugef se refleja a nivel contable en el patrimonio de las entidades, pero no afecta sus utilidades.
“Es un asunto meramente de cálculo en la fórmula de la suficiencia patrimonial, que es el patrimonio total dividido entre los activos ponderados por riesgo. Entonces, el 15% establecido por la Superintendencia es parte del denominador de esa ecuación y lo que hace es que castiga la suficiencia patrimonial, no así las utilidades”, explicó.
Desde su perspectiva, el crédito prendario de vehículos sigue siendo un negocio atractivo para las entidades financieras.
“Las entidades dan el 80% o el 90% del valor del vehículo nuevo o usado hasta cinco años, y están pidiendo una prima entre el 10% y el 20%, dependiendo del banco. Es un producto de riesgo moderado porque tiene una garantía prendaria, aunque los bancos tienen bodegas de vehículos a la venta. En buena teoría es un buen negocio y la tasa de interés refleja el riesgo de posibles pérdidas por el no pago de los clientes, por una morosidad que no es tan elevada como el crédito de consumo, pero sí es un poquito más alta que el crédito de vivienda”, detalló el exgerente del BCR.

Al comparar Costa Rica con otras economías, Fernández señaló que las agencias en Estados Unidos –por ejemplo– otorgan plazos de hasta 10 años. No obstante, Cubero aseguró que los créditos para vehículo en países desarrollados normalmente oscilan entre 5 y 7 años plazo.
Un artículo publicado en octubre por la organización estadounidense Consumer Reports indica que los préstamos a 7 años e incluso a 8 años se han vuelto más comunes en ese país.
Mientras tanto, el plazo predominante para el financiamiento de vehículos en América Latina, incluyendo los segmentos compactos, pickup y SUV, es de 60 meses (5 años).
En el caso mexicano, por ejemplo, un estudio del Banco de México determinó que el plazo promedio del crédito automotriz en 2024 era de 55 meses (4,5 años).
En Colombia, los bancos suelen ofrecer un plazo máximo de hasta 7 años, tanto para vehículos nuevos como para usados.
Al compararlo con esos mercados, parece que Costa Rica se ubica entre los países que más años paga por un vehículo.
