Ser creador de contenido en Costa Rica implica una mayor dificultad que en otros países; no en todas las plataformas el alcance es premiado económicamente, de forma que muchos optan por colaboraciones pagadas con empresas y regalías para recibir remuneración a partir de esta actividad.
Esa premisa, sin embargo, puede pintar un panorama equivocado en quien no conozca todos los detalles internos que acompañan dedicarse a influenciar a otros, o como se adoptó del inglés, ser influencer.
Con el pasar de los años, dejó de tratarse solamente de hacer videos para entretener, sino que evolucionó a ser para muchos la puerta de entrada a industrias como la moda, deporte e incluso arte. Un simple vistazo a TikTok o YouTube son muestra de ello, pues los casos de talentos nacidos ahí no son pocos.
Actualmente, es posible encontrar a un mismo influencer en distintas plataformas con contenido adaptado a cada una de ellas como parte de, en muchas ocasiones, su capacitación en marketing digital y otras herramientas que les ayudan a posicionarse dentro de ese mundo virtual.
Parecía que todo era de color de rosas para quienes alcanzaron el éxito en las redes sociales de esta manera: viajes pagos, regalías de ropa, artículos con descuentos exorbitantes, acceso premium a eventos y hasta encuentros con famosos es la imagen que muestran.
Sin embargo, el Ministerio de Hacienda no se quedó atrás e identificó una fuga de responsabilidad en esta nueva forma que puede llegar a generar considerables sumas de dinero.
Tras años de vueltas y dudas sobre si se llegaría a aplicar una normativa referente a ello, la institución aterrizó la propuesta, y no de forma ambigua, sino con fecha; a partir del 30 de abril de 2026 empezará a operar.
¿Cómo funcionará?
“Según la normativa tributaria vigente, toda persona que realice una actividad lucrativa debe estar inscrita ante el Fisco, esto incluye a los creadores de contenido, por lo que, desde ese punto de vista, no existe ningún cambio en la normativa que incida en este sector económico”.
Así se defendió Hacienda ante las dudas sobre el trasfondo de esta medida. La cartera explicó que cualquier creador de contenido que monetice a través del uso de plataformas digitales debe estar inscrito en su sistema para emitir comprobantes, presentar declaraciones y pagar los impuestos de los beneficios que obtenga el desarrollar esta actividad económica.
Lo anterior consta en la resolución MH-DGT-RES-0025-2024 de Intercambio automático de información respecto de los vendedores que realicen actividades relevantes a través de plataformas digitales, en la cual se aclara que el primer paso a seguir será el recibimiento de datos por parte de las propias aplicaciones; es decir, todos los influencers en Costa Rica estarán en una base que los categorizará según los detalles de su trabajo.

El impulso a esta acción no salió del aire, sino que obedece un acuerdo de la Convención sobre Asistencia Administrativa Mutua en Materia Fiscal de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), donde se dispone que plataformas e instituciones “intercambiarán cualquier información que sea previsiblemente relevante para la administración y aplicación de sus leyes locales en relación con los impuestos cubiertos por la Convención”.
En noviembre de 2024, el entonces ministro de Hacienda, Nogui Acosta, comentó que hasta ese momento no se identificaba ningún influencer con un patrimonio desmedido respecto a sus ingresos declarados.
Sin embargo, ahora la Dirección General de Tributación procederá a verificar con los datos obtenidos si los creadores de contenido declaran sus ingresos, de lo contrario pueden exponerse a una sanción.
Impuesto podría alcanzar una cuarta parte de la ganancia
En Costa Rica, toda persona física que desarrolle una actividad lucrativa está obligada a inscribirse como contribuyente, emitir factura electrónica, presentar declaraciones mensuales de Impuesto al Valor Agregado (IVA) cuando corresponda y cumplir con la declaración anual de renta.
Además, quienes presten servicios de forma activa —como colaboraciones pagadas, producción personalizada de contenido o servicios digitales— deben afiliarse a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y realizar los aportes como trabajadores independientes.
Gabriel Zamora, abogado tributario, explicó que dentro de las aplicaciones involucradas se encuentran YouTube, Tiktok, Only Fans, Spotify y hasta Meta.
En primer lugar, están los ingresos activos provenientes de facturas por colaboraciones pagadas, contenido patrocinado o servicios similares. Estos pueden estar sujetos a un impuesto de hasta el 25% sobre la renta neta, es decir, después de deducir los costos y gastos permitidos.
Después se encuentran los ingresos pasivos, como los obtenidos por membresías, suscripciones o reproducciones de contenido, donde la carga impositiva puede alcanzar un 15% sobre la renta bruta.
El tercer tipo corresponde a los pagos extraterritoriales, que requieren un análisis más detallado ya que dependen de cómo se generen esos ingresos fuera del país y si corresponde declararlos en Costa Rica.
“La formalización ya no es opcional. A partir de este año, las plataformas informarán a Hacienda cuánto paga cada creador y, si ese ingreso no aparece en la declaración, el contribuyente se expone a ajustes tributarios, multas e intereses. Es un llamado a la regularización y a asumir con seriedad la responsabilidad fiscal que conlleva monetizar contenido en redes sociales”, detalló.

La remuneración no siempre es elevada
En Costa Rica los influencers con millones de suscriptores no están en cada esquina como sucede en otros países, por lo que cuentas con varios miles ya se pueden considerar posicionadas y empiezan a generar ingresos.
Ignacio Escalante, creador de contenido que cuenta con 25.500 seguidores en su cuenta de TikTok, explicó en uno de sus videos que las ganancias realmente son difíciles de conseguir sin colaboraciones con grandes marcas.
Explicó que una de sus publicaciones dentro de dicha plataforma alcanzó 9,2 millones de reproducciones, así como un millón y medio de “me gusta”. Reconoció que fue un caso descomunal que no se repite con frecuencia en su cuenta, pero la aplicación no le ofreció ningún tipo de compensación monetaria “ya que en Costa Rica no paga”.
Daniela Portillo, con 33.100 seguidores en la misma aplicación, comentó también en uno de sus videos que optó por crear publicidad en colaboración con empresas para percibir una ganancia económica.
En mayo, contaba con casi 4.000 seguidores en Instagram, una cifra que a pesar de ser baja no le impidió cobrar $80 por video promocional. Ante los cuestionamientos, respondió que se trata de una tendencia que no debe infravalorarse, pues las marcas ya no buscan aliados por cantidad de seguidores sino por el alcance; una operación similar a la de YouTube, que monetiza según las vistas de cada publicación.
“No necesitamos números grandes. Estamos ofreciendo un servicio de publicidad porque tenemos una audiencia orgánica (interacciones sin pagarle a la plataforma por posicionar el post), aunque muchas veces seamos ‘fantasmas’ en alguna de nuestras redes. Por eso incluso podemos ofrecer mayor enganche al contenido en comparación con otros que tienen más de 100.000 o 200.000 pero su audiencia es muy inactiva", comentó.
Sin embargo, aclaró que es solo su segundo trabajo, por lo que tampoco es un ingreso lo suficientemente elevado como para mantener un estilo de vida completo.
Pero hay una forma más de conseguir ingresos con redes sociales, y es por medio de transmisiones en vivo, también conocidas como lives. Nicole Vargas, tiktoker con un millón de seguidores, explicó a este medio que muchos utilizan esta forma de compartir contenido para recibir regalos.
La modalidad es sencilla: una persona compra una cantidad determinada de “rosas” virtuales u otros objetos en la aplicación que equivalen a dinero real. Entre más sofisticado es el artículo en cuestión, mayor es el monto.
Después, cuando son convencidos por algún creador de contenido en dichas transmisiones, pueden enviarle uno para que lo canjeen por dinero real.
“Ese dinero llega a una cuenta de PayPal y después se envía a otra de algún banco de preferencia. Es la única forma de ganar dinero directamente”, comentó.
Respecto a la nueva medida, aseguró que su impacto dependerá de la forma de trabajo de cada influencer, pues actualmente la mayoría de colaboraciones con marcas requieren de la firma de un contrato por servicios profesionales con el pago respectivo de IVA; así las cosas, no representaría un cambio trascendental para ellos.
El llamado del Ministerio es a regularizar los reportes de ingresos antes de la fecha establecida para iniciar el proceso con el fin de evitar incongruencias al comparar los datos de las plataformas con los alertados por la persona física y, por ende, sanciones.