Fráncfort.- La baja del euro constituye un importante apoyo a los esfuerzos del Banco Central Europeo (BCE) para reactivar la economía europea, pero una caída más importante de la divisa única podría complicarle esa tarea.
El tipo de cambio no figura entre los objetivos de la institución monetaria de Fráncfort, pero como el BCE intenta relanzar la máquina económica y la dinámica de los precios, la depreciación de la moneda es un precioso aliado.
"En el contexto actual, hacer bajar el euro es probablemente el único medio que tiene el BCE para que vuelva la inflación" explica a la AFP Sylvain Broyer, jefe economista de Natixis.
La baja de la moneda beneficia a las empresas exportadoras -por tanto, al crecimiento- y, en cambio, encarece las importaciones, lo que hace subir los precios.
El euro ha perdido 20% de su valor en un año y se cambiaba este martes en torno a $1,10. La baja de su cotización aportará una "significativa" contribución de aquí a 2017 al retorno de la inflacion, cercana al 2%, el objetivo del BCE, según indicó recientemente su presidente Mario Draghi. En febrero, los precios en la zona euro cayeron un 0,3%.
Pero según un escenario trazado por los experto del BCE, un euro muy debilitado -a $1,04, nivel que casi se alcanzó hace dos semanas- podría propulsar la inflación por encima del 2%.
La fuerte caída del euro ha sorprendido al BCE, cuyas últimas previsiones económicas prevén en promedio un euro a $1,14 este año y a $1,13 en 2016 y 2017.
Y la moneda única puede caer aún más bajo, debido a la compra de deuda por parte del BCE, apunta Jörg Kramer, economista de Commerzbank.
Plan de estímulo
El BCE inició a principios de marzo un masivo plan de compra de deuda pública y privada, de 60.000 millones de euros por mes.
Con esta política de expansión monetaria (QE, "quantitative easing", que ya se practicó en Estados Unidos) serán en total 1,14 billones de euros inyectados en el circuito económico de aquí a septiembre de 2016.
"Este programa de compra de deuda es esencialmente un programa de devaluación monetaria", explica Kramer.
Al tener una demanda masiva por parte del BCE, estos títulos de deuda tienen tipos de interés bajos, y son por ello menos interesantes para los inversores de otras regiones. El dinero sale por tanto de la unión monetaria, lo que hace bajar al euro.
La caída de la moneda única se inició a principios del pasado verano boreal, en cuanto se empezó a hablar de ese programa masivo de compra de deuda.
Pero "para el BCE es importante conservar la credibilidad de su moneda, y un euro muy débil podría alimentar interrogantes entre los inversores", asegura Broyer.
De momento, es muy pronto para abrir un debate sobre una ralentización del ritmo de compras de activos, o de un cese del "QE", cuando apenas acaba de iniciarse, considera un alto responsable del banco central, que requiere el anonimato.
Este debate interno se anuncia intenso en los próximos meses, en momentos en que los últimos indicadores macroeconómicos sugieren un inicio de reactivación en la zona euro.
Por ello, algunos miembros del consejo de gobernadores del BCE, entre ellos el jefe del Bundesbank alemán, Jens Weidmann, consideran el programa superfluo e incluso peligroso.
"Si a principios del próximo año el crecimiento es correcto y la inflación vuelve a subir, el BCE se encontrará con una gran presión para detener de forma prematura el QE o reducir el ritmo de las compras" de deuda, opina Gilles Moëc, jefe economista de Bank of America-Merrill Lynch.