En el complejo tablero de la economía global, donde la incertidumbre puede soplar como un vendaval inesperado, los países buscan herramientas para protegerse.
Costa Rica ha dado un paso en esta dirección al solicitar acceso a la Línea de Crédito Flexible (LCF) del Fondo Monetario Internacional (FMI), un instrumento financiero que ha generado tanto interés como preguntas.
¿Qué es exactamente esta LCF y por qué un país con una economía calificada de “sólida” recurriría a ella? Acompáñenos a desgranar este mecanismo.
No es un préstamo común
Imagínese la LCF no como un préstamo tradicional que se pide cuando el agua ya llega al cuello, sino más bien como una póliza de seguro de muy alta categoría o, como lo describió el ministro de Hacienda de Costa Rica, Nogui Acosta, una “casa de ladrillos” construida previendo la llegada del “lobo feroz”.
Su propósito fundamental, según el FMI, es “proporcionar apoyo financiero a los países con fundamentos económicos muy sólidos y trayectorias firmes de políticas para atender las necesidades reales o potenciales de balanza de pagos y apuntalar la confianza de los mercados durante un período de riesgos elevados”.
En esencia, la LCF está reservada para un club selecto de naciones. No se otorga a la ligera. Es un reconocimiento del FMI a la buena gestión macroeconómica de un país, a sus políticas fiscales y monetarias responsables y a la credibilidad de sus instituciones.
Como señaló el ministro Acosta, “esta línea de crédito no se le otorga a cualquiera. Esta línea de contingencia es un voto de confianza, es un sello de calidad del Fondo Monetario Internacional”.
¿Quiénes pueden tocar la puerta de la LCF?
Para ser elegible para la LCF, un país debe demostrar:
- Fundamentos económicos y marcos institucionales de política económica muy sólidos.
- Una trayectoria firme de aplicación de políticas muy sólidas y el compromiso sostenido de mantenerlas.
Lo primero que se necesita es “una evaluación muy positiva en las consultas regulares del Artículo IV del FMI”, lo cual se refiere al resultado favorable de la supervisión periódica que el Fondo Monetario Internacional realiza a cada uno de sus países miembros.
Según el Artículo IV de su convenio constitutivo, el FMI tiene el mandato de supervisar el sistema monetario internacional y las políticas económicas y financieras de sus miembros. Para ello, un equipo del FMI visita el país (generalmente una vez al año), recopila información económica y financiera, y discute con las autoridades nacionales (como el Ministerio de Hacienda y el Banco Central) la evolución económica y las políticas implementadas.
Si la evaluación resultante de esta consulta es “muy positiva”, significa que el FMI considera que el país está manejando su economía de manera sólida, con políticas fiscales y monetarias prudentes, un sistema financiero estable, y buenas perspectivas de crecimiento y sostenibilidad.
Precisamente, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) finalizó el pasado 12 de mayo de 2025 su consulta anual del Artículo IV para Costa Rica.
El organismo multilateral destacó el “notable progreso económico” de la nación, sustentado en sólidos fundamentos y marcos normativos, al tiempo que delineó una serie de observaciones y recomendaciones clave para el futuro.
Según explicó la entidad, Costa Rica ha experimentado un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) superior al 5% anual desde 2021, la inflación se encamina hacia la meta del 3% establecida por el Banco Central de Costa Rica (BCCR), la deuda pública ha descendido consistentemente por debajo del 60% del PIB y las reservas internacionales se mantienen en niveles robustos.
Después de eso, se examinan criterios específicos:
- Posición externa sostenible: que el país pueda cumplir con sus obligaciones externas sin problemas.
- Cuenta de capital dominada por flujos privados: que la inversión y financiación provengan principalmente del sector privado.
- Historial de acceso soberano estable a mercados internacionales de capital: que el país pueda obtener financiamiento en los mercados globales en buenas condiciones.
- Nivel de reservas relativamente holgado (si se solicita de modo precautorio): un buen colchón de divisas.
- Finanzas públicas sólidas: incluyendo una deuda pública sostenible.
- Inflación baja y estable: con un marco robusto de política monetaria y cambiaria.
- Sistema financiero sólido: sin problemas de solvencia que amenacen la estabilidad.
- Supervisión eficaz del sector financiero.
- Integridad y transparencia de los datos.
No es imperativo un desempeño perfecto en todos los puntos, pero deficiencias importantes en uno o varios, sin factores compensatorios, generalmente impedirían el acceso.

La gran ventaja: sin condiciones posteriores
Una de las características más atractivas de la LCF es su “condicionalidad ex-ante”. Esto significa que los requisitos se cumplen antes de la aprobación. Una vez otorgada, no existen las típicas condiciones de política económica que el FMI suele imponer en otros programas de rescate (“condicionalidad ex-post”). Esto se debe, precisamente, a que la LCF se concede a países que ya han demostrado su solidez y buen manejo.
Eso sí, para acuerdos de dos años, el Directorio Ejecutivo del FMI realiza un examen a los 12 meses para asegurar que el país sigue cumpliendo los criterios de acceso y así mantener disponible el financiamiento para el segundo año.
¿Cómo funciona en la práctica?
- Duración: inicialmente por uno o dos años, con carácter renovable.
- Reembolso: el monto utilizado se devuelve en un período de 3 años y cuarto a 5 años.
- Acceso: una vez aprobado, el país tiene acceso inmediato a todo el monto disponible durante el período del acuerdo (sujeto al examen intermedio en acuerdos de dos años). No hay un tope máximo preestablecido; la necesidad se evalúa caso por caso. Costa Rica, por ejemplo, ha solicitado aproximadamente $1.500 millones, equivalentes al 300% de su cuota en el FMI.
- Costo: utilizar la LCF tiene un costo que incluye:
- La tasa de interés de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI más un margen.
- Sobretasas que aumentan según el monto y el tiempo que el crédito esté pendiente, lo cual busca desalentar el uso prolongado de grandes sumas.
- Una comisión inicial sobre los montos que podrían retirarse, que se devuelve prorrateada si se utilizan los fondos. Si se retira todo el monto, la comisión se reembolsa íntegramente; si no se retira nada, no hay reembolso de esta comisión.
- Un cargo por servicio sobre cada monto retirado.
¿Por qué Costa Rica busca esta “póliza de seguro”?
El ministro Acosta ha indicado que la solicitud de Costa Rica es precautoria.
El país no enfrenta una crisis inminente, pero reconoce un entorno global con “incertidumbre internacional alta y riesgos financieros que se esconden en el horizonte”.
Entre estos riesgos se mencionan una posible desaceleración económica de socios comerciales, tensiones geopolíticas, medidas proteccionistas y salidas abruptas de capital de mercados emergentes.
La LCF actuaría como un “escudo en caso de emergencia”, lo cual permitiría al país evitar tomar “decisiones apuradas e improvisadas en medio de una tempestad”.
Además, el hecho de tener acceso a esta línea:
- Mejora la confianza de los mercados: el respaldo explícito del FMI reduce la percepción de riesgo del país.
- Cataliza nuevas oportunidades de financiamiento.
- Reafirma la disciplina fiscal nacional.
- Fortalece la autonomía: al contar con más y mejores fuentes de financiamiento.
El Ministerio de Hacienda ha indicado que “hará uso de este instrumento solo en caso de extrema necesidad, cuando un riesgo fiscal se materialice y la sostenibilidad de nuestras finanzas públicas, así lo requiera”. Es una contingencia, no financiamiento inmediato ni un préstamo para gasto corriente.
El debate: ¿impacto en el tipo de cambio?
Un punto de discusión ha sido el potencial impacto de esta línea de crédito en el tipo de cambio del dólar. El ministro Acosta aseguró que, al ser un “seguro” que no se planea utilizar salvo en crisis, no debería afectar el tipo de cambio.
Sin embargo, economistas como Luis Liberman han advertido en La Nación que si Hacienda utilizara los recursos para necesidades de financiamiento generales, o si el Banco Central los empleara sin una crisis real de balanza de pagos, podría haber un efecto cambiario.
Rodrigo Cubero, expresidente del Banco Central, aunque considera la solicitud una “excelente idea”, señaló que el propio respaldo del FMI podría generar mayor ingreso de capitales o menor salida, lo que “podría incidir de forma marginal en el tipo de cambio”, resultando en un colón “más fuerte, más apreciado”. Esta sería una consecuencia de algo positivo (el sello de confianza), aunque no necesariamente “enteramente bienvenida” por todos los sectores.
La solicitud de Costa Rica para acceder a la LCF será evaluada por el Directorio del FMI a principios de junio de 2025.
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Este artículo fue publicado por un editor de El Financiero utilizando un sistema de inteligencia artificial.