El índice EMFI Core, que elabora la firma inglesa Grupo EMFI, muestra que El Salvador fue en diciembre de 2021 el segundo país con peor rendimiento en los mercados de bonos internacionales con una caída de -8.4 %, solamente después de SriLanka que tuvo -9.3 %. La institución analiza el comportamiento de 21 países y elabora su propio índice.
De esta manera, los bonos salvadoreños tuvieron un peor comportamiento incluso que Líbano (-8 %), Venezuela (-5.7 %), Ucrania (-2.9 %) y Turquía (-0.6 %).
A escala global, el índice EMFI Core subió “un moderado” 1.2 % en diciembre, ya que los mercados se recuperaron de la gran liquidación del 4.3 % registrada el mes anterior. La acción se inclinó hacia el lado positivo, con doce mercados ganando terreno, uno manteniéndose estable y siete registrando pérdidas.
“Las pérdidas se concentraron de nuevo en el extremo más riesgoso del espectro, con Sri Lanka, El Salvador, Líbano y Venezuela a la cabeza del grupo de los peores”, indica la firma de análisis.
Las preocupaciones que empujan a la baja los bonos de los mercados en general, según EMFI, van desde la liquidez, repunte del precio del petróleo, depreciación de las divisas y reestructuración a corto plazo; pero, en el caso específico de El Salvador los analistas del lo resumen en que “Bukele sigue siendo Bukele”.
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El servicio de la deuda externa tendrá su mayor desafío en enero de 2023, cuando hay un vencimiento de eurobono que cancelar de $800 millones. (Shutterstock/Shutterstock)
“En El Salvador , seguimos siendo pesimistas sobre la toma de decisiones políticas y económicas de Bukele, y desconfiamos de la insistencia del país en alejarse del FMI”, reza el documento.
El informe país de esta firma de análisis destaca que desde mayo del año pasado, cuando la entonces recién electa legislatura progubernamental destituyó a los magistrados de la Sala Constitucional de la Corte Suprema y al Fiscal General de la República “todo ha ido cuesta abajo para el crédito, ya que Bukele se ha duplicado en el libro de jugadas autoritarias y está aplicando, cada vez más, políticas poco ortodoxas e insostenibles como el bono de bitcóin”.
El EMFI agrega que la curva de rendimiento de los eurobonos salvadoreños “se ha deteriorado bruscamente” y rondan en $0.56 por dólar, actualmente.
“Esperamos que continúen cotizando a estos precios a menos que haya un cambio en la política, como un acercamiento con el FMI”, señala el informe
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El bitcóin es una moneda de curso legal en El Salvador desde el 2021 (Shutterstock/Shutterstock)
Destacan también que, aunque 2022 podría parecer un año políticamente tranquilo en El Salvador, “nada podría estar más lejos de la verdad, ya que el tuitero en jefe, Nayib Bukele, probablemente alterará algunas plumas a medida que continúa ganando terreno en su búsqueda por concentrar el poder”.
Otra señal de este continuo deterioro en la perspectiva del mercado sobre el peligro de un impago de la deuda pública salvadoreña es que el Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en inglés) ha subido en 7 puntos porcentuales desde septiembre del año pasado (cuando entró en vigor la Ley Bitcóin) y actualmente está en 15.16 %, siendo el tercero más alto de Latinoamérica.
El servicio de la deuda externa tendrá su mayor desafío en enero de 2023, cuando hay un vencimiento de eurobono que cancelar de $800 millones.
En cuanto a las necesidades brutas de financiamiento, Grupo EMFI las estima en $2,100 millones o 7.2 % del PIB, aunque las estimaciones oficiales del Gobierno señalan que solo son $498 millones (1.7 % del PIB).
“Los riesgos a la baja para el financiamiento incluyen que el Gobierno salvadoreño no recupere el acceso al mercado internacional, que el financiamiento multilateral termine siendo más bajo de lo esperado y que el mercado interno demuestre ser incapaz de continuar financiándolo”, dice el reporte.
Cabe recordar que el FMI recomendó a la administración de Bukele hacer un ajuste fiscal del 4 % del PIB durante 3 años (repartidos en 1.4 % en medidas de mejora de los ingresos, incluidas subidas de impuestos y 2.6 % en recortes del gasto) para poner la deuda en una senda descendente hasta el 80 % del PIB para 2026.
“Una consolidación de este tipo parece desafiante pero manejable, pero la verdadera pregunta es sobre la voluntad de adaptarse”, señala la entidad.
Con todo este panorama, las perspectivas de 2022 de Grupo EMFI es que será nuevamente “un año complicado” para El Salvador en el que “Bukele seguirá recurriendo a fuentes de financiamiento poco ortodoxas; sin avanzar en la consolidación fiscal probablemente mantendrán a los mercados internacionales bajo presión”.