El Banco Central de Costa Rica (BCCR) no ha reducido su Tasa de Política Monetaria (TPM) desde octubre del 2024. A pesar de una inflación baja —incluso negativa— y de una economía en desaceleración, puede que su ventana para bajar tasas se haya cerrado.

Esta tesis se sustenta en la combinación de dos supuestos: la escalada en los conflictos en Medio Oriente —zona que puede disparar el precio de los combustibles— y la cautela que ha exhibido la actual administración del Central a la hora de reducir su TPM.
Es decir, si ya el BCCR era de por sí reacio a recortar tasas en condiciones menos apremiantes, es fácil asumir que los ataques entre Israel, Irán y Estados Unidos —aunados a la incertidumbre sobre los aranceles de Donald Trump— no ayudarán a disuadirlo. Sin embargo, para algunos analistas estos elementos son insuficientes para justificar la continuación de la TPM en el mismo nivel.
La incertidumbre mundial
El intercambio de ataques entre Israel e Irán escaló en este mes de junio. Además, el bombardeo de Estados Unidos a una de las bases de producción iraní elevó el conflicto a uno de sus puntos más álgidos, a la espera de cómo va a reaccionar la nación islámica.
Solo en lo que va de junio el precio del futuro del Brent, la referencia mundial para el crudo, aumentó en un 6% con respecto al precio de mayo, principalmente como respuesta a dichos sucesos.
Esta zona del mundo es particularmente importante para los precios del petróleo, no solo porque Irán es uno de los diez principales productores de crudo, sino porque en su costa sur, por el estrecho de Ormuz, transita por lo menos un 20% del petróleo que se consume en el mundo.

Si el gobierno iraní decide cerrar este paso como represalia, el precio de los combustibles podría dispararse, provocando un aumento en la inflación mundial. Costa Rica, al ser un país tomador de precios internacionales, sería sumamente vulnerable a importar esa inflación. Cuánto podrían subir los precios dependería de la profundidad en las alteraciones de la oferta internacional, considera Mauricio Moya, líder de Inversiones del Grupo Financiero Mercado de Valores (GFMV).
No obstante, se trata de supuestos: todavía no hay certeza de cómo se desarrollará el conflicto. El cierre del estrecho también podría afectar las exportaciones iraníes, así que es una decisión que todavía no se ve inminente. De momento, hay un cese al fuego que ha dado cierta calma, pero la incertidumbre sigue siendo reina.
Además, tampoco se saben las consecuencias que tendrán los aranceles de Trump. Todavía se barajan escenarios donde las políticas proteccionistas de Estados Unidos pueden inducir en Costa Rica presiones inflacionarias y deflacionarias, aún sin certeza sobre cuáles se manifestarán con más fuerza.
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Esa disyuntiva podría alimentar la hipótesis de que el Banco Central probablemente se siente más cómodo si no ajusta la TPM, a la espera de mayor claridad en los meses venideros.
El informe de proyecciones de junio de Mercado de Valores prevé que el BCCR mantenga su TPM sin cambios (en el 4%) durante este 2025 y gran parte del 2026.
Postura del BCCR
El 19 de junio, en la conferencia de prensa de la última reunión de política monetaria, Róger Madrigal, presidente del BCCR, mencionó que hay altas probabilidades de que los precios de los combustibles se eleven como consecuencia del conflicto en Medio Oriente, por lo menos de forma moderada. Lo cual tendría un impacto en la inflación.
“Estamos observando aumentos en los precios del petróleo. Para no ser exagerados pusimos un escenario relativamente moderado de incremento, con casi un 50% de probabilidad, y qué le provocaría (ese aumento) a la inflación; eso lleva al Banco Central a tener mucho cuidado con lo que hace con su TPM”, dijo el jerarca antes de anunciar que la tasa se quedaría en el mismo 4%.
Madrigal agregó que el BCCR no hace política monetaria para contrarrestar los efectos de los precios internacionales de los combustibles, no tiene esa capacidad, pero que sí puede ajustarla para que los choques no exacerben las expectativas de inflación internas.
La TPM es la herramienta que tiene el Central para encaminar la inflación hacia su meta del 3%. Cuando los precios son altos, se tiende a subir la tasa para enfriar la economía. Por el contrario, la baja cuando la inflación está por debajo de su objetivo
Críticas contra el Central
Esta postura cautelosa le generó algunas críticas al BCCR después de la reunión del 19 de junio. Especialmente cuando no aprovechó los meses previos de mayor calma (pero aún inciertos) para bajar sus tasas.
Daniel Ortiz, director de la firma Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), calificó la decisión como “desafortunada”, en declaraciones dadas a La Nación. El economista dijo que no era una postura congruente con la desaceleración en la producción costarricense.
Recordemos que cuanto más altas son las tasas de interés, más caros salen los préstamos y menos incentivos tienen las personas y las empresas para aumentar su producción y gasto.
Rodrigo Cubero, expresidente del Central, también fue duro con la decisión de no bajar la TPM. El exjerarca dijo que sí existe incertidumbre sobre qué va a pasar con la inflación internacional, tanto al alza como a la baja, pero que hay suficientes argumentos locales como para acortar las tasas.
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”Resulta que los precios del petróleo más bien se desplomaron después del cese al fuego entre Israel e Irán y están mucho más bajos que lo que estaban hace un año, con lo cual más bien están ejerciendo presión a la baja en la inflación interanual. No era un buen argumento para no bajar tasa de política monetaria ante evidencia muy fuerte de que la economía local se está enfriando y, sobre todo, de que la inflación no solo se volvió de nuevo negativa (-0,12%), sino que en el horizonte de proyección se mantiene muy baja y el Banco Central ha tenido que posponer cada vez más la proyección de retorno a la meta (ahora hasta el tercer trimestre del 2026)”, le dijo Cubero a El Financiero.
Este año se espera que la economía de Costa Rica crezca un 3,6%, esto es una proyección menor a la esperada en octubre pasado (3,9%) y también menor a la que se contabilizó en 2024 (4,3%). La desaceleración se nota con más fuerza en las empresas del régimen definitivo (RD), donde está alrededor del 85% de la producción del país, principalmente negocios conectados a la economía local. Según datos del Índice Mensual de Actividad Económica, el RD creció apenas un 1,7% en términos interanuales.
Madrigal, por su parte, considera que el nivel de la TPM no está restringiendo la producción del país. Según el jerarca, se encuentra en una zona “de neutralidad”. Es decir, un número en el que no restringe el crecimiento ni tampoco lo expande.
Para apoyarse usó como ejemplo el 7% de crecimiento interanual del crédito al sector privado. También dijo que los elementos que están presionando a la baja la inflación no provienen de la demanda interna costarricense, sino que vienen de menores precios internacionales —incluidos los de los combustibles—, así que reducir las tasas no tendría un mayor efecto.
Tomando en cuenta esta postura expuesta por Madrigal —equivocada o no—, es difícil apostar a que el Central se aventure a recortar la TPM mientras reine la incertidumbre en el plano internacional.