El debate sobre si existe una burbuja en las acciones relacionadas con inteligencia artificial ha cobrado fuerza en las últimas semanas.
Mientras el mercado estadounidense alcanza máximos históricos impulsado por las “7 Magníficas” (Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Nvidia y Tesla), que representan un récord del 37% del valor total del S&P 500, los analistas se dividen entre quienes ven una oportunidad histórica y quienes advierten sobre una repetición del estallido de las punto-com del año 2000.
Para Costa Rica, este debate tiene importancia. Los fondos de pensiones costarricenses tienen aproximadamente un 30% de sus activos invertidos en el exterior, con una exposición significativa al mercado estadounidense a través de fondos cotizados en bolsa (ETF) como el iShares Core S&P 500, administrado por BlackRock. Una corrección severa en Wall Street tendría consecuencias directas sobre la rentabilidad de las pensiones de unos tres millones de afiliados al Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP).

Los argumentos a favor de la burbuja
Valuaciones extremas. Los escépticos señalan que las métricas de valuación han alcanzado niveles preocupantes. El ratio precio-ganancias (P/E) del Nasdaq-100 se sitúa en 34,30 veces a noviembre de 2025, mientras que el S&P 500 marca un P/E de 27,88, ambos considerados “sobrevalorados” al ubicarse más de 1,5 desviaciones estándar por encima de sus promedios históricos de 5 años. Aunque estas cifras son significativamente menores al astronómico 60 veces del pico de la burbuja punto-com en marzo de 2000, analistas señalan que el crecimiento ha sido alimentado principalmente por expansión de múltiplos (un fenómeno financiero donde la valoración de una empresa aumenta porque los inversores están dispuestos a pagar más por cada unidad de beneficio o ingreso, sin que estos hayan crecido): las expectativas de crecimiento de ganancias futuras para las “7 Magníficas” han disminuido desde abril 2025, mientras que casi toda la apreciación de precios (más de 50% para Nvidia, 31% para Microsoft, 30% para Meta) proviene de expansión de múltiplos, no de incrementos en las proyecciones de ganancias.
Desconexión entre inversión y resultados. Un estudio del MIT Media Lab reveló que el 95% de las empresas que adoptaron iniciativas de IA no han visto retornos claros sobre estas inversiones. Más preocupante aún, una encuesta de S&P Global mostró que la proporción de compañías que abandonan sus proyectos de IA saltó al 42% a finales de 2024, desde 17% el año anterior. McKinsey encontró que cerca del 80% de las empresas que usan IA generativa reportan “ningún impacto significativo” en sus resultados financieros.
Gasto insostenible. Los gigantes tecnológicos (Amazon, Microsoft, Google, Meta y Oracle) están proyectados para gastar $405.000 millones en infraestructura de IA en 2025, un incremento del 62% anual. Bank of America advierte que estas cinco compañías están alcanzando un límite: el gasto en IA representará el 94% de sus flujos de caja operativos menos dividendos en 2025-2026, comparado con 76% en 2024. Deutsche Bank y Bain & Co. señalan que se necesitan $2 billones en ingresos anuales para financiar la capacidad de cómputo requerida para 2030, pero el mundo está $800.000 millones corto.
Paradoja de productividad. A pesar de que entre 64-90% de usuarios de IA reportan ahorros de tiempo significativos (promedio de 25 minutos diarios), solo 3-7% de estas ganancias de productividad se traducen en mayores ingresos. Investigadores encontraron “impacto mínimo en resultados económicos” con cambios en ganancias, horas trabajadas y salarios que fueron “estimaciones cercanas a cero”. Esta desconexión recuerda a la “paradoja de la productividad” de los años 80 con las computadoras personales.
Precedente histórico. El analista Julien Garran calificó la situación como “la burbuja más grande y peligrosa que el mundo haya visto”, 17 veces mayor que la burbuja punto-com y 4 veces la burbuja inmobiliaria de 2008.
Los argumentos en contra de la burbuja
Rentabilidad real. A diferencia de las empresas punto-com que nunca generaron ingresos, las compañías de IA actuales muestran fundamentos sólidos. Nvidia registró ingresos de $130.500 millones en su año fiscal 2025, un aumento del 114%, con ganancias por acción que subieron 147%. Sus ganancias de $72.900 millones demuestran que la demanda de infraestructura de IA es real y monetizable.
Financiamiento desde flujo de caja. Goldman Sachs destaca que aproximadamente el 52% del gasto de capital de los gigantes tecnológicos proviene de flujos de caja operativos, no de endeudamiento. Aunque están incrementando el uso de deuda ($75.000 millones en ofertas de deuda pública relacionadas con IA solo en los últimos dos meses de 2024), la mayoría del gasto sigue siendo autofinanciado, lo que sugiere disciplina y sostenibilidad.
Potencial transformador. Goldman Sachs estima que la IA podría aportar aproximadamente $8 billones en ingresos adicionales a las empresas estadounidenses, con un rango entre $5 y $19 billones. El banco de inversión concluye que “esos beneficios son suficientes para justificar los niveles actuales y anticipados de gasto en inversión”. La firma proyecta que la adopción generalizada de IA podría impulsar la productividad laboral global en más de 1 punto porcentual anual en la década siguiente.
Diferencias fundamentales con 2000. Las tasas de interés bajas de 1998-99 facilitaron el aumento descontrolado de startups sin modelos de negocio viables. El Nasdaq subió 86% solo en 1999. En contraste, las valuaciones actuales, aunque elevadas, están “aproximadamente a la mitad” del ratio P/E de las siete compañías más grandes de finales de los 90, según Goldman Sachs. Además, la IA ya cuenta con más de 5.000 millones de usuarios potenciales globalmente, comparado con solo 361 millones de usuarios de internet (6% de la población mundial) en 2000.
Impacto económico visible. En la primera mitad de 2025, el gasto de capital relacionado con IA contribuyó 1,1% al crecimiento del PIB estadounidense, superando al consumidor como motor de expansión. Analistas como Dan Ives de Wedbush Securities afirman que esto representa una “4ta revolución industrial” y que el gasto de Big Tech “NO se está desacelerando hacia 2026”.
Por qué esto importa en Costa Rica
La exposición de los fondos de pensiones costarricenses al mercado estadounidense es sustancial. A agosto de 2025, el Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP) gestionaba activos por ¢13,6 billones, distribuidos entre seis operadoras de pensiones complementarias. El ROP muestra la mayor diversificación dentro del Sistema Nacional de Pensiones, con un 39% de sus inversiones en renta variable, comparado con otros fondos del sistema.
BlackRock Asset Management Ireland Limited es el principal gestor de inversiones en renta variable para los fondos del ROP. Las operadoras de pensiones invierten aproximadamente ¢1,41 billones del ROP a través de instrumentos que ofrece BlackRock, enfocados en una estrategia de inversión orientada a la diversificación global con énfasis en sectores tecnológicos y de crecimiento, combinando mercados desarrollados y emergentes.
Los fondos que administra BlackRock dan a los ahorrantes costarricenses participación directa en mercados internacionales, donde las operadoras de pensiones invierten un porcentaje importante de los fondos distribuidos en distintos instrumentos, incluidos índices bursátiles internacionales. La estrategia de inversión de las operadoras se basa en monitorear constantemente las condiciones macroeconómicas locales e internacionales y diversificar los portafolios.
Los fondos de pensiones costarricenses experimentaron volatilidad a inicios de 2025 debido a la caída de los mercados financieros internacionales, tras el anuncio de nuevos aranceles en Estados Unidos en marzo y abril. A pesar de este escenario, según la Superintendencia de Pensiones, los rendimientos nominales del ROP se recuperaron, mostrando resultados de 7,66% a 3 años, 8,49% a 5 años y 8,59% a 10 años a agosto de 2025.
La exposición internacional de las operadoras de pensiones implica que los fondos se ven más expuestos a lo que ocurre en los mercados internacionales. Un estallido de burbuja de IA tendría consecuencias significativas: las acciones tecnológicas que constituyen una proporción importante de estos fondos internacionales se desplomarían, arrastrando los ETF en los que invierten las operadoras costarricenses. La experiencia de 2000-2002, cuando el Nasdaq cayó 78% desde su pico, ilustra el potencial de destrucción de valor que esto podría ocasionar a los portafolios de pensiones.
Conclusión
El debate permanece abierto. Mientras algunos indicadores sugieren exuberancia irracional reminiscente de 2000, otros señalan fundamentos más sólidos.
Lo cierto es que los cotizantes costarricenses tienen participación involuntaria en este experimento global. La diversificación internacional, aunque prudente para el largo plazo, expone el sistema a riesgos sistémicos del mercado estadounidense.
En un contexto donde las “7 Magníficas” concentran más de un tercio del S&P 500, la suerte de millones de pensionados costarricenses está cada vez más ligada al destino de la revolución de la inteligencia artificial.
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Este artículo fue publicado por un editor de El Financiero asistido por un sistema de inteligencia artificial.
