¿Por qué Estados Unidos está obsesionado con el caso de Jeffrey Epstein? La respuesta podría estar en un nuevo documental que explora la fascinación por la caza de pedófilos, liderada en la década de 2000 por el reality show “To Catch a Predator”.
Este controvertido programa de la cadena estadounidense NBC atraía a posibles delincuentes sexuales a casas equipadas con cámaras ocultas, donde creían que iban a tener relaciones con menores, pero en realidad eran confrontados por el presentador del show y luego arrestados por la policía.
“Era una increíble mezcla de morbo y horror. Nadie había visto algo así antes”, dijo a la AFP David Osit, el director del documental.
Catalogado como periodismo de investigación, pero presentado como entretenimiento de humor macabro, “Atrapar a un depredador” --también conocido por sus siglas en inglés TCaP-- solo duró 20 episodios. Fue cancelado en 2008, luego de que una persona blanco del programa se suicidara cuando la policía y las cámaras entraban a su casa.
Pocas veces los casos en TCaP derivaban en acusaciones criminales, debido a la dudosa legalidad de las operaciones encubiertas.
Pero la persistente popularidad del programa en foros en línea y la ola de “cazadores de depredadores” que generó en YouTube llevaron a Osit a preguntarse por qué la pedofilia se consume tan ávidamente como entretenimiento.
Su documental, “Predators” (Depredadores) se estrena el viernes en cines estadounidenses.
El film utiliza muchas imágenes inéditas del detrás de cámaras de “Atrapar a un depredador”, incluidas escenas de las salas de interrogatorio policial.
Los episodios de TCaP fueron “editados como una comedia negra”, pero con el material crudo, “ves 70 u 80 minutos de la vida de alguien desmoronarse en cámara lenta”, explicó Osit.
“Lo veía y experimentaba ese vaivén emocional de sentirme devastado por ellos, luego asqueado por ellos, y finalmente me cuestionaba realmente mis propios sentimientos sobre si lo que estaba viendo estaba bien o mal”, dijo el cineasta.
El documental gira en torno a “cómo nos hacía sentir el programa”, apuntó.

“Pornográfico”
El tema es más relevante que nunca dado al rol que la pedofilia juega en el caso de Jeffrey Epstein, así como en muchas teorías conspirativas como el movimiento QAnon.
Epstein, un financiero neoyorquino que se codeaba con ricos, famosos y poderosos, fue condenado en 2008 por prostitución de menores y por solicitar servicios de prostitución, antes de ser acusado en 2019 de tráfico sexual de menores. Encarcelado a la espera de juicio, fue encontrado ahorcado en su celda unas semanas después.
Mucho de la investigación sobre su caso no ha salido a la luz pública.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien fuera amigo de Epstein, ha intentado acallar las peticiones de que se publiquen los archivos sobre Epstein, a pesar de haber usado este tema para atacar a sus oponentes con este tema en el pasado.
La obsesión en Estados Unidos por este caso no ha disminuido, incluso entre los partidarios de Trump y algunos legisladores republicanos.
Según Osit, puede haber “casi un elemento pornográfico” en analizar los detalles de estos crímenes, lo que también explica la enorme popularidad de los podcasts sobre historias criminales.
“Si quieres identificarte con los elementos más escabrosos, lo puedes hacer en la privacidad de tu hogar, y nadie tiene que saber que te da placer”, señaló.
La “fantasía de justicia” también atrae a los fanáticos de las series de “cacería de depredadores”, en particular a quienes han sido víctimas de abuso, añadió Osit.
Sin embargo, la principal causa de la obsesión con el tema puede ser la moralidad aparentemente inequívoca que estas series ofrecen.
“En un mundo donde a la gente se le dice si es buena o mala, o si tiene razón o no, a algunas personas les resulta atractivo posicionarse inequívocamente del lado del bien contra la idea del abuso de menores, que es el mal supremo”, agregó el director.
“Es una excelente manera de decir que hay un ‘nosotros’ y un ‘ellos’, y que hay gente que haría eso y gente que no”, concluyó.