El precio del oro experimentó un crecimiento extraordinario en los últimos dos años: a octubre de 2025, el precio superó los $4.100 la onza, lo cual marcó un aumento de más del 50% solo durante ese año y un incremento cercano al 100% desde principios de 2024.
Instituciones financieras como Bank of America, Goldman Sachs y J.P. Morgan revisan significativamente al alza sus proyecciones, con varias proyecciones que apuntan a que los precios podrían alcanzar los $5.000 por onza para 2026.
Una onza equivale a 28,35 gramos.
Los factores detrás de este auge incluyen la incertidumbre económica relacionada con la deuda pública estatal, preocupaciones sobre la autonomía de la Reserva Federal estadounidense, posibles presiones inflacionarias, y un aumento notable en la demanda de oro a través de fondos cotizados (ETF), que democratizaron el acceso a metales preciosos para inversores ordinarios.
Según informó AFP, el metal precioso tiene altibajos, pero prácticamente duplicó su cotización en los últimos dos años y rondó el máximo histórico de $4.300 la onza en octubre.
Matt James, personalidad de la televisión estadounidense y gerente de proyectos de 34 años, explicó a ese medio que la cotización de este material provocó una ola de curiosidad en las redes sociales que, sorpresivamente, le llevó a aumentar su tráfico en gran medida a partir de contenido sobre el tema.
“La pregunta que todo el mundo siempre hace es ¿dónde encontrar oro? Desafortunadamente es la pregunta que nadie quiere responder... El oro es muy, pero muy difícil de encontrar y todos quieren mantenerlo en secreto”, comentó James.
Brindar las herramientas para llegar al oro como pasatiempo: el nuevo negocio
Es en este nicho donde Cody Blanchard, quien fundó la microempresa Heritage Gold Rush para darle un giro empresarial a su pasatiempo, encontró un negocio.
“Vendo una serie de productos, desde las herramientas básicas que necesitarías para ir al río y panear oro...hasta una gran variedad de detectores de metales que pueden costar miles de dólares”, explicó.
El trabajador sanitario de 35 años, que también ofrece paseos guiados para buscar oro, logró triplicar sus hallazgos auríferos de una onza a poco más de tres por año gracias a estas herramientas.
“Pero como negocio he visto un crecimiento tremendo en un corto período”, dijo refiriéndose a las ventas, más lucrativas.
Ambas líneas van de la mano, sostiene Blanchard: los detectores más nuevos encuentran más oro, lo que a su vez es la mejor publicidad.
La promesa del material precioso también transformó a California, conocido como el Estado Dorado, y numerosas localidades de los valles de Sierra Nevada preservan esa parte de la historia.
En el Parque Histórico Estatal de Columbia, donde florecieron algunos asentamientos durante la “fiebre dorada”, cientos de turistas locales e internacionales vienen para probar su suerte con bateas en la Matelot Gulch Mining Co.
Por su parte, Nikaila DeLorenzi, cuya familia opera la atracción desde hace más de seis décadas, ha recibido en las últimas semanas más visitantes y vendido más equipos.
“Hay muchas zonas con cicatrices de quemaduras por los incendios locales y de los alrededores, lo que favorece la erosión. Hay mucho sedimento que está cayendo río abajo. Así que hay muy buenas oportunidades para buscar oro”, dijo DeLorenzi.
“Y ahora que está a $4.000 la onza, la gente piensa: ‘Este es un gran pasatiempo del que quizá se pueda sacar algo de provecho”, añadió.

