La publicación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Estados Unidos este martes arrojó un dato que, en la superficie, podría parecer tranquilizador: la inflación interanual se mantuvo en un 2,7% en julio, una cifra idéntica a la registrada en junio. Sin embargo, un análisis más profundo de los datos y del contexto político revela un panorama complejo con implicaciones directas para Costa Rica.
El informe del Departamento de Trabajo estadounidense muestra que la inflación subyacente, aquella que excluye los precios más volátiles de los alimentos y la energía y que es la más seguida por los analistas, se aceleró. Anualmente, este indicador alcanzó el 3,1%, lo que sugiere que las presiones inflacionarias persisten en la estructura de la mayor economía del mundo.
Esta situación se produce en un ambiente de alta sensibilidad, marcado por la expectativa de que los nuevos aranceles impuestos por la administración de Donald Trump comiencen a impactar los precios al consumidor.
¿Por qué es crucial para Costa Rica?
La economía estadounidense es el principal motor externo de la economía costarricense. Por ello, cualquier variación en su desempeño tiene un eco casi inmediato en el país. La importancia de este dato de inflación radica en tres áreas fundamentales:
- Comercio y turismo: Estados Unidos es el principal socio comercial de Costa Rica y el mercado emisor más importante para el sector turístico. Una inflación elevada en EE.UU. reduce el poder adquisitivo de sus consumidores y empresas. Esto podría traducirse en una menor demanda de productos costarricenses (desde dispositivos médicos hasta productos agrícolas como la piña o el café) y en una contracción del gasto en viajes internacionales, afectando directamente al turismo, uno de los pilares del PIB nacional.
- Inversión Extranjera Directa (IED): Una parte significativa de la IED que recibe Costa Rica, especialmente en zonas francas, proviene de capital estadounidense. Un entorno de incertidumbre económica o de alta inflación en EE. UU. puede hacer que las empresas de ese país sean más cautelosas a la hora de aprobar nuevos proyectos de inversión en el extranjero, ralentizando la llegada de capital fresco al país.
- Política Monetaria y Tipo de Cambio: La respuesta de la Reserva Federal (Fed) de EE.UU. a la inflación es quizás el factor más crítico. Para controlar la subida de precios, la Fed suele mantener altas sus tasas de interés de referencia. Esto tiene dos efectos directos sobre Costa Rica:
- Fortalece al dólar, lo que encarece el pago de la deuda externa del Gobierno y de las empresas costarricenses que tengan créditos en esa moneda.
- Presiona al Banco Central de Costa Rica (BCCR) a mantener sus propias tasas de interés relativamente altas para evitar una fuga de capitales y controlar la volatilidad del tipo de cambio, lo que a su vez puede encarecer el crédito y frenar la actividad económica local.
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El factor de la incertidumbre política
Más allá de las cifras, el contexto político añade una capa de riesgo. La reciente destitución de la directora de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) y el nombramiento de E.J. Antoni, un economista de la conservadora Heritage Foundation, por parte del presidente Trump, ha generado preocupación sobre la integridad e independencia de las estadísticas oficiales.
El propio mandatario ha afirmado que “no hay inflación” para presionar a la Fed a bajar las tasas, y su declaración de que el nuevo director se asegurará de que las cifras sean “HONESTAS y PRECISAS” ha sido interpretada por muchos analistas como un intento de politizar un órgano técnico.
Para Costa Rica, esta incertidumbre es perjudicial. Si los mercados y los agentes económicos comienzan a desconfiar de los datos oficiales de EE. UU., la volatilidad financiera podría aumentar. La falta de información creíble dificulta la toma de decisiones para exportadores, inversionistas y para las propias autoridades monetarias costarricenses, que dependen de datos fiables para modelar sus proyecciones y definir sus políticas.