El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, sostuvieron este jueves 30 de octubre una reunión decisiva que culminó con una serie de acuerdos destinados a aliviar las tensiones comerciales entre las dos principales potencias económicas del planeta.
El encuentro, que se prolongó durante aproximadamente una hora y 40 minutos, tuvo lugar en una base militar de la Fuerza Aérea en las cercanías del aeropuerto de Busan, en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
Reducción arancelaria y compromisos sobre fentanilo
Trump anunció a bordo del Air Force One que Estados Unidos reducirá de forma inmediata los aranceles sobre productos chinos relacionados con el fentanilo del 20% al 10%, lo que llevará la tasa arancelaria total sobre importaciones chinas del 57% al 47%. Esta decisión responde al compromiso de Pekín de intensificar sus esfuerzos contra el tráfico ilegal de precursores químicos del fentanilo, que según autoridades estadounidenses son fabricados en China y utilizados por cárteles mexicanos para producir el potente opioide.
“Tengo fe en que él va a trabajar muy duro para detener las muertes que están ocurriendo”, declaró Trump en referencia a Xi Jinping. El presidente estadounidense calificó la reunión como “increíble” y la evaluó con un “12 sobre 10” en una escala del cero al diez.
Acuerdo sobre tierras raras y materiales estratégicos
Uno de los puntos más relevantes del encuentro fue el compromiso de China de suspender durante un año la aplicación de las medidas de control sobre la exportación de minerales de tierras raras y otros materiales estratégicos, adoptadas el pasado 9 de octubre. Estos elementos químicos —que incluyen neodimio, disprosio y praseodimio— son esenciales para la fabricación de productos que van desde vehículos eléctricos y smartphones hasta aviones de combate y sistemas de defensa.
“Todo el tema de las tierras raras está solucionado. No hay ningún obstáculo con las tierras raras por parte de China”, afirmó Trump. El mandatario estadounidense indicó que se trata de un acuerdo anual que espera se renueve “de forma rutinaria” con el tiempo. China controla casi por completo la cadena global de producción y refinamiento de estos minerales críticos, lo que los convierte en una poderosa herramienta de presión geopolítica.
Reanudación de compras agrícolas
Otro compromiso alcanzado fue la reanudación por parte de China de las compras de soja estadounidense en “grandes cantidades” y “de forma inmediata”, según palabras de Trump. Beijing había suspendido en mayo pasado la importación de este producto agrícola —del cual China representaba más de la mitad de todas las exportaciones estadounidenses el año anterior— como represalia en el marco de la guerra comercial. Esta medida había afectado gravemente al sector agrícola estadounidense, una base electoral fundamental para Trump.
Además, Trump reveló en su plataforma Truth Social que China también aceptó comprar energía estadounidense, incluyendo potencialmente petróleo y gas, aunque no ofreció detalles adicionales.

Tono conciliatorio y ausencia de acuerdo formal
Si bien no se firmó un acuerdo comercial formal durante la cumbre, Trump manifestó que un pacto podría concretarse “bastante pronto” y que no quedaban “demasiados obstáculos importantes” por delante. El presidente estadounidense anunció que planea visitar China en abril, mientras que Xi viajará posteriormente a Estados Unidos, ya sea a Florida o Washington D.C.
Durante el inicio del encuentro, ambos líderes adoptaron un tono marcadamente cordial ante las cámaras. Trump describió a Xi como “un gran líder de un gran país” y expresó su confianza en desarrollar “una relación fantástica durante mucho tiempo”. Por su parte, Xi manifestó que era “un gran placer” volver a verse después de tantos años y subrayó que “China y Estados Unidos deben ser socios y amigos”, reconociendo que es “normal” que las dos principales economías experimenten “fricciones de vez en cuando”.
Temas no abordados
A pesar de la amplitud de los temas tratados, algunos asuntos quedaron fuera de la agenda. Trump indicó que no se discutió la cuestión de Taiwán —territorio que China considera una provincia rebelde— durante la reunión. Tampoco se mencionó en detalle un posible acuerdo sobre TikTok, aunque se habló brevemente sobre el acceso de China a chips de Nvidia, sin que Trump ofreciera acceso a la línea más avanzada Blackwell.
Respecto a la guerra en Ucrania, Trump señaló que el tema “se planteó de forma muy contundente” y que ambos líderes acordaron “trabajar juntos” para intentar alcanzar una solución, aunque no proporcionó mayores detalles.
Contexto de la tregua
Este encuentro marca el primer contacto cara a cara entre Trump y Xi desde 2019 y representa un punto de inflexión tras meses de escalada en las tensiones comerciales. En octubre, Trump había amenazado con imponer aranceles adicionales del 100% sobre productos chinos en respuesta a las nuevas restricciones de Beijing sobre tierras raras. La reunión se produjo al final de una gira de una semana del mandatario estadounidense por Asia, durante la cual también anunció acuerdos comerciales con Corea del Sur, Malasia y Camboya.
Desde la perspectiva china, el Ministerio de Comercio calificó las negociaciones como exitosas y destacó que “ambas partes pueden encontrar soluciones a los problemas mediante el diálogo y la cooperación”. Beijing confirmó oficialmente la suspensión por un año de las medidas de control sobre exportaciones relevantes, aunque no especificó si esto se alinea completamente con lo anunciado por Trump.
Los mercados financieros y analistas internacionales observan con cautela este acercamiento. Deborah Elms, directora de política en Hinrich en Singapur, describió el acuerdo como una “congelación parcial” o “retroceso menor” de las tensiones comerciales, más que un tratado comercial formal. Expertos coinciden en que, aunque la reunión fue breve en comparación con las expectativas iniciales de hasta cuatro horas, ambas partes lograron avances en temas previamente acordados.
La tregua comercial alcanzada tendrá una vigencia de un año, con la expectativa de renovación anual, y representa un alivio temporal en una relación bilateral caracterizada por la competencia estratégica y las disputas tecnológicas y comerciales.
