Fuerzas yihadistas y de milicias aliadas tomaron el control de la mitad de Alepo, la segunda ciudad de Siria, tras una ofensiva relámpago contra las fuerzas del régimen de Bashar al Asad, respaldado por Irán y Rusia.
El director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdul Rahman, afirmó el sábado de madrugada a la AFP que “la mitad de la ciudad de Alepo está ahora bajo control” del grupo yihadista Hayat Tahrir al-Sham y sus aliados.
Estos grupos rebeldes llegaron a la ciudadela histórica de Alepo sin combatir por la retirada de las fuerzas del régimen sirio, dijo el responsable de esta oenegé con sede en Reino Unido y una amplia red de fuentes en Siria.
Los yihadistas también tomaron la ciudad de Saraqib, una conquista estratégica en la provincia noroccidental de Idlib porque los ayudará a “impedir al régimen avanzar hacia Alepo”, afirmó el OSDH.
La ofensiva puso fin a años de relativa calma y provocó los combates más violentos desde 2020 en el noroeste del país, con un balance provisorio de 277 muertos, indicó el OSDH.
Después de dos días, los rebeldes llegaron el viernes a Alepo, donde dos testigos confirmaron a la AFP que vieron hombres armados y escenas de pánico en la ciudad.
Según el OSDH y varios testigos, milicianos de Hayat Tahrir al Sham (HTS) y de grupos aliados, algunos cercanos a Turquía, consiguieron llegar a las puertas de la ciudad después de “dos atentados suicidas con coches bomba”.
El ejército sirio, que según un alto cargo de seguridad envió refuerzos a Alepo, aseguró que había repelido “la gran ofensiva de los grupos terroristas” y recuperado varias posiciones.
Las fuerzas armadas rusas confirmaron este viernes su apoyo al régimen de Al Asad con bombardeos “contra materiales y efectivos de grupos armados ilegales, contra puestos de control y contra arsenales y posiciones de artillería”.
Irán, otro respaldo militar del régimen desde el inicio de la guerra civil, reiteró el viernes su “apoyo continuo” a Damasco.
“Miedo”
Las fuerzas del régimen, que habían perdido el control de gran parte del país tras el estallido de la guerra civil en 2011, fueron recuperando terreno con el apoyo de la aviación rusa y en 2016 reconquistaron la parte oriental de la región Alepo.
“Por primera vez desde hace cerca de cinco años, escuchamos cohetes y artillería todo el tiempo y a veces aviones”, contó por teléfono a AFP un habitante de la ciudad, Sarmad, de 51 años.
“Tenemos miedo de que se repita el escenario de la guerra y que nos veamos obligados a huir”, añadió.
Según un corresponsal de AFP del lado rebelde, los combatientes afirman recibir órdenes de una coordinación común de operaciones.
En dos días, los yihadistas y sus aliados tomaron más de 50 localidades del norte, de acuerdo con el OSDH.
Según la agencia oficial siria Sana, los rebeldes bombardearon la ciudad universitaria de Alepo y mataron a cuatro civiles.
La ofensiva comenzó el miércoles, el mismo día en que entró en vigor un frágil alto el fuego en el vecino Líbano entre Israel y el grupo islamista Hezbolá, tras dos meses de guerra abierta.
“Es extraño ver a las fuerzas del régimen recibir tales golpes a pesar del apoyo aéreo ruso (...) ¿Las fuerzas del régimen dependían de Hezbolá, que actualmente está ocupado en Líbano?”, se preguntó Rami Abdel Rahman.
Bombardeos y éxodos
El grupo HTS, antigua rama siria de la red Al Qaida, controla el último bastión rebelde del país, en el noroeste, incluyendo gran parte de Idlib y algunas zonas de las provincias vecinas de Alepo, Hama y Latakia.
Cazas sirios y rusos lanzaron intensos bombardeos cerca de esta localidad, indicó el Observatorio.
El jefe del autoproclamado “gobierno” de Idlib, Mohamad al Bashir, justificó el jueves la ofensiva al afirmar que el régimen de Asad había “comenzado a bombardear zonas civiles, provocando el éxodo de decenas de miles de civiles”.
Según la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), los enfrentamientos provocaron el desplazamiento “de más de 14.000 personas, casi la mitad de ellas niños”.
El norte de Siria se mantenía en los últimos años en una calma precaria, posibilitada por un alto el fuego establecido tras una ofensiva del régimen en marzo de 2020.
Esa tregua fue respaldada por Rusia y por Turquía, que apoya a algunos grupos rebeldes sirios en su frontera.
La cancillería turca instó el viernes a “poner fin” a los “bombardeos” sirios de la ciudad de Idlib y su región.
Desde que empezó la guerra civil, en 2011, más de medio millón de personas murieron y millones tuvieron que abandonar sus hogares.
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Bombardeo ruso
Al menos 16 civiles murieron este sábado en un bombardeo, llevado a cabo probablemente por Rusia en apoyo al régimen sirio de Bashar al Asad, en la ciudad de Alepo, en el norte de Siria, anunció una oenegé.
“Al menos 16 civiles murieron y otros 20 resultaron heridos” cuando “aviones de guerra, probablemente rusos, apuntaron contra vehículos civiles” en una rotonda de Alepo, indicó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
Yihadistas del grupo Hayat Tahrir al Sham, una exrama de Al Qaida en Siria, y grupos aliados lanzaron el miércoles en el norte de Siria una ofensiva relámpago contra las fuerzas gubernamentales, que están apoyadas por Rusia e Irán.
La operación coincidió con la entrada en vigor de un frágil alto el fuego en el vecino Líbano entre Israel y el movimiento proiraní libanés Hezbolá después de dos meses de guerra abierta.
Con los 16 decesos anunciados este sábado, son ya 327 las personas muertas desde el miércoles en esa zona, según el OSDH, una organización radicada en el Reino Unido que tiene una extensa red de informadores en Siria.