
En Pacayas de Cartago, una pequeña empresa familiar asumió la producción y comercialización de carne de conejo como su mayor reto empresarial.
El primer desafío consistió en producir un alimento cuyo consumo en Costa Rica apenas empieza a crecer. Luego, tenía la tarea de colocar el producto en un canal que le ayudara a promover el consumo. Finalmente, y quizás el mayor reto, fue el de producir bajo los mejores estándares de calidad e inocuidad.
Rabbits de Costa Rica nació hace casi seis años y, desde entonces, la consecusión de esos objetivos ha sido su norte.

Esta empresa vende la mayor parte de su producción a la cadena de supermercados Auto Mercado. Debido a los altos niveles de exigencia de este comprador en temas como trazabilidad e inocuidad, la compañía buscó apoyo de otras instituciones para elevar los estándares.
Así fue como, junto con el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE), se inició un proceso permanente de supervisión, control y verificación de todo el ciclo productivo, desde las condiciones de crianza y reproducción de los animales, hasta el empaque y distribución.
Un nicho selectivo
En Costa Rica, la carne de conejo se importaba en un primer momento durante la década de los 70 a raíz de las necesidades de abastecimiento del español radicado en el país Joaquín Kerol y de la Fundación de los Clubes 4-S.
Kerol requería el producto para fines turísticos y la Fundación para un proyecto con mujeres y niños campesinos para subsanar necesidades de proteínas.
Así lo revela un estudio elaborado en el 2003 por la Escuela de Agronomía de la Universidad de Costa Rica (UCR).
EF identificó otras tres empresas del ramo: Conejos de Costa Rica, ubicado en San Ramón de Alajuela, y Campos de Conejo. En ambos casos se intentó comunicarse a los números registrados, sin éxito.
La tercera, Carnes Sanas Internacional, vende a supermercados, restaurantes y particulares pero también está registrada como exportador.
El propio Medardo Serrano, representante de Rabbits, reconoce que son pocos actores en el mercado, a pesar de que el consumo tiende a crecer dadas las propiedades alimenticias y proteicas de la carne.
De hecho, con la llegada de nuevos y más restaurantes extranjeros (españoles y argentinos, por ejemplo), la oferta de carne de conejo se incrementó.
El estudio de la UCR asegura que, aunque el consumo aumenta, la mayoría de los consumidores son extranjeros.
En el 2008, en su tesis para obtener el grado de ingeniero agrónomo en la Earth, Juan Rafael Guerrero, estimó que, a escala mundial, la producción de carne de conejo se encuentra en crecimiento y para el 2002 el mundo produjo un total de 1.100.000 megagramos (Mg o tonelada métrica) de carne de conejo.
“En el año 2005, aumentó su producción un 18,2 %con respecto al 2002 y un 8,7 % con respecto al 2004”, señaló.
Guerrero explica que, para el 2005, la producción de carne de conejo fue de 60 Mg y el consumo durante el mismo año fue de 7,3 gramos per cápita anuales.
Hay, entonces, según su percepción, un pequeño nicho de mercado demandante de este tipo de carne: la mayor demanda es de europeos (visitantes y residentes). Aunque, según Comercio Exterior, la mayoría se exporta.
En su investigación, Guerrero detalla que, según sondeos hechos a hoteles, el 87% está dispuesto a comprar este tipo de carne.
Es un alimento que está presente en el menú de los hoteles de marca internacional.
Caso contrario, se presenta en los restaurantes, donde la presencia de esta carne es casi nula.
En 7.000 m²
Rabbits de Costa Rica opera en un área de apenas 7.000 metros cuadrados. Inició el proyecto de carne cunícola vendiéndole a Carnes Sanas para que lograra el volumen suficiente para exportar.
Luego de año y medio, el negocio se cayó y obligó a los Serrano a buscar otro canal de comercialización. Así apareció Auto Mercado, empresa a la que desde hace cuatro años le vende.
En el marco de las exigencias sanitarias y ambientales, Rabbits ha logrado aprovechar prácticamente todas las partes del animal. Están en el proceso de ser una empresa bandera azul ecológica.
“Cada vientre (de la coneja) se multiplica por tres, de modo que tenemos una población permanente de 3.000 animales. Se sacrifican entre 100 y 120 por semana”, especificó Serrano.
El empresario reconoce que se tiene una carne nula en colesterol, magra, fuente alta de proteínas, digerible e ideal para atletas y niños.