Los diamantes alcanzaron precios vertiginosos en los tradicionales remates de joyería de lujo que las casas de subasta Sotheby's y Christie's organizan cada mes de mayo en Ginebra.
Una singular joya compuesta de cuatro diamantes de un tamaño excepcional alcanzó el precio de $17,8 millones, es decir seis veces más que lo que su dueño había pagado hace más de 20 años.
Este broche, creado en 1912 por Cartier para el director de una mina de diamantes, está considerado una de las joyas de la 'Belle Epoque' más bonitas del mundo.
Durante la subasta dos asistentes se disputaron esta pieza hasta que finalmente se la llevó la joyería de Londres, Symbolic & Chase.
Era la segunda vez que Christie's ponía a la venta esta joya. La primera fue en 1991 y el comprador, un coleccionista europeo, la había comprado por $2,7 millones.
Este mismo coleccionista había puesto a la venta 14 piezas que recaudaron $32 millones en total.
La otra joya que más ha brillado en la venta de Christie's ha sido un diamante azul, considerado como el más grande de su categoría, con un peso de 13,22 quilates.
Su precio de venta fue $23,8 millones y se lo llevó la joyería estadounidense Harry Winston, indicó el director internacional del departamento de joyas de Christie's, François Curiel.
El Grupo Swatch compró la joyería estadounidense en 2013 y desde entonces ha intentado comprar las piedras más preciosas y deseadas, en palabras de su directora Nayla Hayek recogidas en un comunicado de Christie's.
La recaudación total de la venta de joyas de Christie's del miércoles se elevó a $154 millones por 217 lotes. Batió el récord mundial que había conseguido tan solo un día antes la casa Sotheby's recaudando $141,5 millones.
La pieza principal de su venta había sido un diamante amarillo con un peso de 100,09 quilates que se vendió por $16,3 millones batiendo un récord en su categoría.
El anterior para una gema de ese color lo tenía el diamante Sun Drop de 110,03 quilates que lo vendió Sotheby's en noviembre de 2011 por $12,4 millones.
Otra sortija singular de esta venta fue un collar perteneciente a la primera mujer piloto, la francesa Jacqueline Auriol, que se vendió por $276.203, diez veces más de su precio estimado. Este colgante representa uno de sus aviones y fue un regalo del hombre de negocios Marcel Dassault.