Ellos no intentan sobrevivir en el mercado con precios bajos o disminuyendo la calidad de los ingredientes que usan en cada uno de sus platillos para tener menos costos de operación.
Todo lo contrario, le apuestan a la importación de materias primas de calidad, para que la comida que llega a la mesa de cualquiera de sus restaurantes transporte a los comensales a Italia, México, Perú o algún país asiático.
P. F. Chang’s, La Fabbrica, Pikeos y La Fonda Azteca son empresas con raíces internacionales que luchan todos los días por conquistar el paladar de los habitantes de un país en el que la sobreoferta gastronómica se torna cada vez más evidente.
Durante los últimos siete meses ha ocurrido el cierre total o de algunos locales de marcas de comida rápida y “casual”, entre ellos, los sonados casos de Wendy’s, Bagelmen’s y Burger King.
Esa situación impulsa a los internacionales, no solo a importar algunos de sus ingredientes para ofrecer un sabor especial, sino también a brindar una experiencia completa de consumo en la que el visitante no le duela desembolsar su dinero.
“Tener una buena relación calidad-precio que el cliente perciba, un servicio excelente y locales agradables y limpios”, contestó Jorge Figueroa, presidente de la Cámara Costarricense de Restaurantes, cuando se le preguntó qué debía tener un restaurante internacional para ser exitoso.
Sazón autóctono
La Fabbrica, liderada por dos hermanos italianos, empezó a operar en el país en junio del 2003. Hoy, tienen nueve restaurantes, cantidad en la que se incluye la apertura del local en Plaza Freses Curridabat, inaugurado hace tan solo ocho meses.
Olivio Mena, gerente general de La Fabbrica, mencionó que la firma tiene un crecimiento estable y está en la fase de renovación de la imagen de los locales, para dar una mayor experiencia junto a la evolución de los platillos.
“Hay dos tipos de competencia, la empresa que ofrece un precio accesible, y la segunda, que busca distinguirse a través de valores agregados, entre estos la calidad en sus materias primas”, agregó el gerente general.
Justo en esa categoría se ubica La Fabbrica, que importa de Italia algunos de sus ingredientes, por ejemplo, el queso parmesano o las harinas especiales. Asimismo, el queso mozzarella es producido por una familia 100% italiana en Zarcero, con procesos y condiciones idénticas a las de una finca típica en el país europeo.
“Cada día, el consumidor costarricense es más exigente, busca restaurantes en el cual su dinero tenga valor con lo que se le sirve en la mesa, aunado a un buen servicio y un ambiente agradable”, afirmó Mena.
Otra empresa que se apega al perfil del que saca provecho a sus ingredientes es la Fonda Azteca, al mando de empresarios mexicanos y con presencia, hasta ahora, en cinco puntos del país.
“Las diferencias que nos caracterizan son el servicio y la mística que se lleva como experiencia nuestro comensal, brindándole cocina de alta calidad, teniendo platillos procesados artesanalmente. Ejemplo de ellos, el mole poblano, la cochinita pibil yucateca y el pozole de Jalisco”, aseguró Alejandro Miguel, jefe de operaciones de la empresa.
Para sus preparaciones, la firma importa algunos de los ingredientes que utilizan, entre ellos uno de los más importantes para cualquier restaurante con identidad mexicana: los chiles.
La experiencia de estos mexicanos con la comida internacional ha tenido tan buenos resultados que recientemente compraron uno de los restaurantes de comida peruana Pikeos.
Para la compra del local, que se ubica en Momentum Pinares, invirtieron $290.000 y contrataron 15 personas. Esperan ampliar su presencia el próximo año con la apertura de otro establecimiento en Terrazas de Lindora.
“El concepto de los dos restaurantes, tiene igualmente, áreas en su menú que le apuestan a su origen, como es el caso en el corte de carnes internacionales y variedades de mariscos que son meramente del país que representamos”, manifestó el gerente.
A estos tres restaurantes se le suma otro que también apuesta por la diversidad de sabores que ofrece la comida asiática y que es respaldado por el éxito que ha tenido el concepto en otros países del mundo: P. F. Chang’s.
Este pertenece y es operado por P. F. Chang’s China Bistro Inc., de cocina con inspiración asiática en un ambiente sofisticado y contemporáneo. Esta cadena tiene más de 255 restaurantes en todo el mundo, principalmente en Estados Unidos.
Esta opción internacional le ofrece a los costarricenses platillos de diferentes regiones de China y el Sureste de Asia, cocinados de manera tradicional en sartenes wok a altas temperaturas.
Para su apertura en el país, la firma costarricense Enjoy Group invirtió cerca de $2,5 millones en el primer local, que fue inaugurado en octubre del año pasado.
“Ofrecemos al consumidor nacional una propuesta de valor donde entregamos variedad de platillos de inigualable calidad y sabor, a un precio más asequible que el de menú de franquicia de Estados Unidos”, explicó Mauricio Muñoz, gerente de Mercadeo de la firma.
Asimismo, destacan que a esos puntos se les suman la calidad y el servicio, razones de peso para que los clientes los vuelvan a visitar.
Según datos de la empresa, mensualmente, están abriendo las puertas del restaurante a un promedio de 20.000 a 25.000 consumidores costarricenses.
“Gracias a lo bien recibido del mercado nacional, nos encontramos analizando nuevas ubicaciones, especialmente en el sector este del país”, destacó Muñoz.
El éxito que puede tener los restaurantes de comida internacional también se refleja en los casos de otros establecimientos, como La Parrillita de Pepe, el cual funciona bajo un concepto colombiano y tiene cinco locales.
EF intentó comunicarse con los administradores, sin embargo, al cierre de esta edición, no se obtuvo respuesta.