Una reunión de índole familiar del gerente de operaciones de Taco Bell Costa Rica, Mauricio Rodríguez, le abrió las puertas laborales a más de 70 personas con algún tipo de discapacidad.
Antes de que su hijo –quien tiene una discapacidad– iniciara el colegio, se reunió con la encargada del departamento de educación especial del Colegio Técnico de Calle Blancos, Ileana Chacón.
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Ese día, ella le consultó dónde trabajaba y las funciones que ejercía en la compañía. Tras contestar, la encargada le preguntó cuántas personas con alguna discapacidad trabajaban para la empresa.
“Le dije que ninguno y me preguntó que por qué. Mi respuesta fue que no sabía, que pensaba que no se iban a adaptar”, contó el gerente.
Ante esta situación, ella le pidió la oportunidad de preparar a personas con discapacidad para trabajar en los restaurantes.
Para esto, participó en los cursos de preparación de Taco Bell durante 15 días, y en un mes ya tenían cuatro personas para iniciar las pruebas: dos con discapacidad cognitiva y otros dos con sordera.
Han pasado 10 años, y justo en este 2017, la cadena de comida rápida abrió dos puntos de venta atendidos exclusivamente por personas con algún tipo de discapacidad.
Estos son los primeros restaurantes inclusivos de Taco Bell a nivel mundial.
El primer restaurante abrió sus puertas en abril pasado en el Food Palace, al frente del parque central de San José. Aquí trabajan ocho personas.
Mientras que el segundo punto de venta se ubica en food court dentro del Walmart de San Sebastián, opera desde el octubre pasado y tiene un equipo de trabajo conformado por 12 colaboradores.
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Quienes laboran en estos restaurantes tienen sordera, limitaciones físicas y discapacidad cognitiva.
La apertura de estos puntos de venta forman parte del programa de la empresa llamado “Inclusión sin límites”, con el que pretenden tener más de 100 colaboradores con alguna condición especial antes de que termine el 2017.
Esta iniciativa incluye también el pago de clases de Lesco a los colaboradores que deseen aprender ese lenguaje, así como especializar en educación especial a una de sus empleadas para poder adaptar todo el material de capacitación para personas sordas o con discapacidad de aprendizaje.
Con esas decisiones mejoran la duración de cada uno de los niveles de capacitación, ya que a una parte de los colaboradores con alguna condición especial podían tardar de seis a siete meses, cuando una persona sin discapacidad dura dos o tres.
- Nombre: Mauricio Rodríguez Sánchez
- Edad: 45 años
- Bachiller en administración de empresas