A finales de la década de 1980, los ingenieros de Ferrari (nunca tímidos para correr riesgos) instalaron pequeños comandos al lado del volante de los autos de carreras de Fórmula Uno de Enzo.
La idea era permitir al conductor hacer los cambios en una fracción de segundo sin soltar el volante.
El invento, conocido formalmente como “engranaje semiautomático” e informalmente como paddle shift (palanca de cambio en el volante) revolucionó el mundo de los deportes de motor.
Y ahora, se están cambiando del carril rápido a los carriles para vehículos con varios ocupantes; independientemente de si los conductores lo saben o no.
“Aunque no todos los clientes usan palancas de cambio en el volante, efectivamente ofrecen un nivel de control y una experiencia que algunos entusiastas aprecian mucho”, dice Mark Dahncke, un vocero de Audi para Estados Unidos.
Estas mejoras, fabricadas con plástico o metal, vienen adosadas este año al volante o base del volante de más de 200 vehículos, en comparación con menos de 70 en el año 2007, según datos de Edmunds.com, una empresa de investigación automovilística.
¿Adorno?
Desde Acura hasta Volvo, este tipo de palancas es un equipamiento estándar en la mayoría de los casos, o puede agregarse como opción. Algunos Mini Coopers tiene paddle shift , y efectivamente aparecen en todos los Audi y Mercedes Benz automáticos que se venden en Estados Unidos.
Su utilidad durante el viaje diario es cuestionable.
Nick Richards, el gerente de comunicaciones de desarrollo de producto de General Motors, dice que la información es clara. “Nuestra investigación muestra que los clientes con palancas en el volante raramente las usan, y más de 62% dice usarlas menos de dos veces por año. Cuando los clientes las usan, 55% dice hacerlo en situaciones en que conducen deportivamente”.
GM puso “paddles” en varios modelos de Cadillac 2017 y en el Chevrolet Camaro. Los ultra alardeados Bentleys las tienen, así como los ultra tradicionales Toyota Camrys y hasta la súper camioneta Ford F 150 Raptor de 450 caballos de fuerza.
Cheryl Griffiths cae dentro de la categoría de los conductores que se preguntan de qué se trata tanto escándalo. Mientras averiguaba para comprar una nueva Subaru Crosstreck SUV en Star Subaru, en Queens, Nueva York, se sorprendió al saber que la camioneta tenía palancas de cambio en el volante.
“¿Unas qué?”, dijo Griffiths. “No tengo ideo qué son esas cosas. Yo solo manejo el auto”, afirmó.
Por otro lado, está Fred Roberts.
Roberts, de 71 años, pudo haber considerado un carro con trasmisión manual (ha tenido Porsches de ese tipo), pero su esposa no maneja autos con palanca de velocidades.
En cambio, eligió un Mercedes Benz AMG E43 2017 de más de $74.000 con unos prodigiosos 396 caballos de fuerza y una transmisión automática de nueve velocidades.
También se aseguró que tuviera palancas de cambio en el volante.
“Estas palancas me parecen muy funcionales si se sabe cómo usarlas”, dijo Roberts. “Me di cuenta que se puede obtener la mayor velocidad del carro usándolas. El cambio es muy rápido”.
Saliéndose de la posición “Drive” del modo automático para entrar a modo manual, Roberts puede lograr más rpm (revoluciones por minuto) del motor antes de pasar a un cambio más alto con la palanca al volante, “pero hay que saber cómo usarla, o hará explotar el carro”.
Roberts, corredor de bienes raíces de Manhasset, Nueva York, dice que la única vez en que no usa las palancas es cuando su esposa está en el carro. “A ella le gusta ir de la mano”, explicó.
Cuestión de segundos
En uso normal, cada palanca está marcada con un signo “+” o un signo “-”: mover la palanca del signo de “más” (usualmente la palanca a la derecha) hacia el conductor hace que suban las velocidades en secuencia; la palanca con el siglo de “menos” baja las velocidades, también secuencialmente.
El movimiento envía una señal a la computadora del vehículo para que haga el cambio. En un tipo de trasmisión más avanzada, llamada embrague dual o embrague gemelo, se puede cambiar a la nueva velocidad en apenas 100 milisegundos, rapidez que puede marcar toda la diferencia en carreras que a veces se deciden por un segundo o menos.
Para algunos que crecieron manejando carros de velocidades con tres pedales y una palanca, las palancas en los volantes no son más que trucos. Las ven como tácticas de mercadeo que solo dan la apariencia de deportividad a un sedán corriente color vainilla o una camioneta popular.
“Las experiencia (y por eso me refiero a en mi experiencia) no es la misma que con un auto manual”, dice Daniel Pund, vice editor de la revista Car and Driver.
La experiencia de la transmisión manual, señala, “más allá de que requiere coordinación y más extremidades, es que cuando una termina de actuar, inmediatamente está en la velocidad siguiente. Cuando termina de actuar con la palanca de cambio en un automático convencional, sigue a la espera de que se realice el cambio”.
Los fabricantes de automóviles las instalan, dice Pund, “porque quieren asegurarse que la gente sepa que es un carro deportivo. Aunque no lo sea”.
En ese punto, las dos partes coinciden. Estos gadgets “dan una imagen de primera y una percepción más elevada de un vehículo deportivo”, dice Ronnie Nomoto, gerente de planeación de producto del Toyota Camry.
Aunque instalar las palancas de cambio al volante conlleva un costo adicional, Nomoto afirma que Toyota seguirá ofreciéndolas porque “nuestros grupos de estudio/foco más recientes sobre las características del vehículo entre propietarios del Camry mostró que casi 35% tiene o quiere palancas de cambio en el volante”.
Sin embargo, no es probable que los dispositivos vayan a ser centro de algún cambio radical, dice Jessica Caldwell, una analista con Edmunds.
“Las empresas automotrices tienen tantas otras cosas en las que concentrase en estos días”, señala. La mayoría de la gente que viaja todos los días al trabajo pudiera ver estas palancas como una novedad y se sentirá cómoda dejando que la trasmisión automática haga todo.
“En este país nos gusta lo fácil”, agrega Caldwell.