Diciembre marca el inicio de la temporada alta de viajes y con ella, las inevitables filas en los aeropuertos. En medio del ajetreo de maletas y documentos, muchos pasajeros pueden observar con curiosidad cómo ciertos viajeros logran sortear las largas esperas mediante un carril diferenciado.
La existencia de esta “fila rápida” en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría es una realidad confirmada, pero su acceso no es libre ni irrestricto; responde a una serie de criterios técnicos y comerciales que definen quién pasa primero y quién debe esperar.
La administración de la terminal aérea, a cargo de la empresa Aeris, validó ante consultas de El Financiero la operación de este canal preferencial.
Sin embargo, la gestora es enfática en aclarar que esta facilidad no implica la omisión de ningún protocolo de seguridad o migratorio, sino que funciona como un mecanismo para agilizar el flujo de pasajeros en puntos críticos del proceso de embarque.
El acceso a este carril exclusivo está restringido a cuatro grupos específicos de usuarios. Según detalló Aeris en sus respuestas, la fila rápida está habilitada para “personas en condiciones especiales, adultos mayores, tripulaciones, y por usuarios beneficiados por acuerdos comerciales como el que actualmente mantiene AERIS con MasterCard Black”.
Esta segmentación busca atender necesidades de movilidad prioritaria, por un lado, y cumplir con acuerdos comerciales por el otro, siempre bajo la supervisión directa del gestor aeroportuario.
El componente más llamativo de esta política es la inclusión de los tarjetahabientes de Mastercard Black. Este beneficio comercial introduce una variable económica en el acceso a un servicio que, en esencia, forma parte de una infraestructura pública concesionada.
Aeris explicó que este acceso diferenciado para ciertos usuarios comerciales se implementa “con aprobación del Consejo Técnico de Aviación Civil (Cetac), y se implementa en coordinación con las autoridades competentes”, lo que otorga un marco legal a la práctica.
Para los usuarios de este producto financiero, el beneficio se traduce en un ahorro significativo de tiempo, especialmente en horas pico. Sin embargo, la letra menuda es clara: el privilegio es exclusivo para el titular de la tarjeta Mastercard Black (o adicionales mayores de 18 años) y requiere presentar el plástico físico o digital en el punto de control. Si el pasajero no porta la tarjeta, o si esta no corresponde a la categoría Black, deberá integrarse a la fila regular como el resto de los viajeros.
El horario de funcionamiento de este beneficio comercial abarca desde las 4:00 a. m. hasta las 8:00 p. m., cubriendo la mayor parte de la operación diaria del aeropuerto, según constató EF en la página oficial de MasterCard.

No obstante, es fundamental aclarar que la implementación de estas filas rápidas es un mecanismo utilizado en la industria aeroportuaria a nivel global y que su objetivo final es “mejorar la eficiencia operativa” de la terminal nacional en su conjunto.
Seguridad sin atajos
Un punto crítico que puede surgir en la discusión sobre los carriles preferenciales es la seguridad. ¿Implica pasar más rápido que se revisa menos? La respuesta de Aeris es un rotundo no.
“Este servicio busca mejorar la experiencia del pasajero sin comprometer los estándares de seguridad ni alterar la equidad en la atención, ya que todos los viajeros son sometidos a los mismos controles de identidad, migración y seguridad”, puntualizó la empresa.
Esto significa que, independientemente de si usted es un piloto, una persona en silla de ruedas o un ejecutivo con tarjeta Black, deberá someterse al mismo escrutinio de equipaje de mano, arcos detectores de metales y verificación de documentos que cualquier otro pasajero.
La diferencia radica únicamente en el tiempo de espera para llegar a ese punto de control, no en la rigurosidad del mismo.
La administración del aeropuerto sostiene que la gestión de estas filas permite “descongestionar flujos”, lo que indirectamente beneficiaría a todos los usuarios al reducir la carga en los carriles generales.
