Introducirse en los mundos y personajes de fantasía cambia el estado mental y, además, permite al lector reconocer las expresiones ajenas de forma más fácil y precisa. Leer no solo sirve para mantener en perfecto funcionamiento la mente o aumentar el nivel cultural, ahora también se sabe que puede ser una herramienta para mejorar las habilidades sociales.
Un estudio realizado por The New School for Social Research, en Nueva York (Estados Unidos), descubrió que al leer literatura de ficción de calidad, la capacidad de reconocer las emociones y pensamientos de otras personas mejora. Los resultados aparecen publicados en la revista Science .
Para realizar el trabajo, los investigadores pidieron a un grupo de voluntarios que leyera fragmentos de literatura de ficción de calidad –es decir, libros que recibieron premios y reconocimientos y no literatura popular– y luego les hicieron interpretar las emociones de personas en distintas situaciones.
Los lectores fueron sometidos a una serie de cinco pruebas destinadas a medir cuán bien podían adivinar lo que una persona sentía, por ejemplo, mirando una foto de una expresión facial o respondiendo preguntas sobre cómo una persona con determinada personalidad actuaría bajo ciertas circunstancias.
Las conclusiones mostraron que los mejores resultados fueron obtenidos por los que habían leído fragmentos de ficción literaria. El factor determinante para mejorar la capacidad de sondear el alma de los otros es la calidad de las obras de ficción, que en los experimentos se centraban en diferentes temas, pero producían el mismo resultado.
Según los autores, lo hallado se debe a que estas lecturas involucran más al lector intelectualmente, despertando sus pensamientos creativos, a diferencia del efecto de la ficción popular o de menor calidad.
“Este tipo de literatura está específicamente enfocada en la psicología de los personajes y pone al lector en una posición activa frente a la lectura”, agrega David Kidd, uno de los autores.
Al igual que en la vida real, los mundos descritos en la literatura de ficción de calidad están llenos de complejos personajes cuyas vidas interiores rara vez son fácilmente discernibles, lo que requiere un esfuerzo intelectual, escribieron los autores del estudio.
Los hallazgos podrían ser útiles en la rehabilitación de presos, o para ayudar a las personas con autismo a aprender a comunicarse mejor, señalaron.
Relaciones complejas
A diario las personas deben realizar el ejercicio de detectar una sonrisa falsa de una verdadera, evaluar si alguien no se siente cómodo o medir las emociones de familiares y amigos, indicaron los autores.
Este es un proceso mental esencial que permite el desarrollo de la compleja red de relaciones en las sociedades humanas, que la ciencia cognitiva define como “teoría de la mente”, señalaron. La lectura de ficción ayudaría en este proceso.
Sin embargo, Solange Anuch, psicóloga de la Clínica Alemana y Mauro Basaure, sociólogo de la Universidad Andrés Bello, concuerdan sobre lo preliminar del estudio. “Los autores no consideraron diferencias de edad, sexo, condición social o cultura, aspectos clave para poder establecer cómo se lee a los otros”, explican. Aun así, agregan que estos resultados permiten darle una importancia distinta a todas las formas creativas y no solo a la literatura.
“Con esto, el arte se justifica más allá del arte por el arte, y adquiere una función social de abrirnos cotidianamente, aunque sea por un momento”, dice el sociólogo chileno.
“Lo mismo puede pasar con una película donde el estado interno de la persona cambia y puede llevar a tener una percepción del mundo distinta por algunas horas”, ejemplifica desde la Universidad Andrés Bello.
Sáquele provecho a la lectura
David Kidd dice ser consciente de que sus resultados son preliminares, pero cree que son importantes y alentadores. “El saber reconocer las emociones y pensamientos del otro, está fuertemente relacionado con una serie de resultados positivos en la vida, como el éxito en el trabajo o las buenas relaciones”, comenta en Science.
Si usted comparte la posición del investigador, puede recurrir a los libros clásicos de ficción, como los que recomienda el Club de Libros de Noruega en su lista Los 100 mejores libros de todos los tiempos.
Algunos ejemplos antiguos son: Las mil y una noches (anónimo), La Ilíada (Homero), La Odisea (Homero), Medea (Eurípides), Edipo Rey (Sófocles), Eneida (Virgilio).
Títulos de los siglos XVII y XVIII: Don Quijote de La Mancha (Miguel de Cervantes), El rey Lear, Otelo y Hamlet (William Shakespeare), Los viajes de Gulliver (Jonathan Swift).
Opciones de los siglos XIX y XX: La Divina Comedia (Dante Alighieri), Orgullo y prejuicio (Jane Austen), Los hermanos Karamazov (Fiódor Dostoievski), Cuentos infantiles (Hans Christian Andersen), Cumbres borrascosas (Emily Brontë), Relatos cortos (Antón Chéjov), Pedro Páramo (Juan Rulfo).
Fuente Club de Libros de Noruega ( www.bokklubben.no ).