Durante el último año, Costa Rica ha experimentado una tendencia clara de deflación, con una inflación interanual que llegó a -1,0% en septiembre de 2025, tras cinco meses consecutivos de caídas de precios. Los datos oficiales del INEC muestran que la variación acumulada del Índice de Precios al Consumidor entre enero y septiembre de 2025 fue de -1,95%, reflejando una disminución sostenida en los precios de bienes y servicios básicos durante este periodo.
Mientras que la economía en su conjunto experimenta este periodo de inflación negativa —lejos por ejemplo de lo vivido en 2022—, las principales cadenas de comida rápida en el país han ajustado los precios de sus combos estrella al alza. Al realizar una revisión directa de los precios de los combos tradicionales de McDonald’s, Burger King, KFC y Taco Bell se notan incrementos desde el 0,96% hasta un 8,70% en un año.
El análisis de 2025
El Financiero retomó en octubre de este año el análisis en los precios de los combos principales de cuatro grandes cadenas para evaluar la presión inflacionaria. Los combos, que incluyen una bebida y un acompañamiento, revelan la variación interanual en sus precios.
Para este ejercicio, se cotizaron los precios en los sitios web de cada franquicia. Los combos y sus precios en restaurante en octubre de 2025 son:
- Big Mac (McDonald’s): ¢4.190
- Whopper con queso (Burger King): ¢5.050
- Tres tacos originales (Taco Bell): ¢3.970
- Dos piezas de pollo (KFC): ¢5.000

El combo de Dos Piezas de Pollo de KFC fue el que registró el mayor salto en el último año, pasando de ¢4.600 en agosto de 2024 a ¢5.000 en octubre de 2025, un incremento de ¢400 que representa una variación interanual del 8,70%.
Por su parte, el combo de Tres Tacos Originales de Taco Bell subió de precio en 2025. Tras mantenerse estable en ¢3.790 durante los últimos dos años, este 2025 subió a ¢3.970, un alza de ¢180 que equivale al 4,75%.
El combo de Whopper con queso de Burger King registró una variación de 3,06% al pasar de ¢4.900 a ¢5.050. Mientras que el combo de la Big Mac de McDonald’s tuvo la subida más modesta este año, con un aumento de solo ¢40, pasando de ¢4.150 a ¢4.190, una variación del 0,96%.
A pesar de la estabilidad de la Big Mac este año, es importante recordar que su precio total ha subido un 6,08% desde los ¢3.950 registrados en agosto de 2022. Sin embargo, el KFC es el que acumula el mayor aumento histórico entre los analizados: un 14,94% en tres años, pasando de ¢4.350 en 2022 a ¢5.000 en 2025.
Un dato importante es que estos precios pueden variar cuando los clientes ordenen estos combos por aplicaciones de entrega de comidas, pues se deben tomar en cuenta las comisiones de los conductores y de las empresas. Pero también puede ocurrir que en algunas oportunidades se vean a precios menores por promociones exclusivas en estos canales.
La inflación del rubro “Comidas Rápidas”
Los movimientos en estos productos estrella reflejan la tendencia de la categoría. De acuerdo con el IPC del INEC, el ítem de “comidas rápidas” —que se encuentra dentro de la división de comidas fuera del hogar— ha mantenido un ritmo de incremento superior al promedio nacional.
La inflación en el sector de comidas rápidas experimentó un descenso significativo al cierre del tercer trimestre de este año, situándose en un 2,58%. Esta cifra representa aproximadamente la mitad del índice registrado en el mismo período del año anterior, lo que indica una notable desaceleración, aunque el indicador viene creciendo desde junio.
De acuerdo con el INEC, en esta categoría se toman en cuenta cafeterías, restaurantes, restaurantes de comidas rápidas y sodas.
¿Por qué el fast food desafía a la caída general de precios?
Aunque la inflación general ha bajado en el país, los precios de su hamburguesa o pollo favorito han subido levemente. Este desfase tiene una explicación simple basada en cómo funcionan los costos internos de las cadenas de restaurantes.
Primero, están los costos fijos de operación. Cosas esenciales como el alquiler de los locales, las facturas de luz y agua, y el salario del personal casi nunca bajan. Aunque el costo de vida general se calme, estos gastos estructurales de la empresa siguen aumentando lentamente. Las cadenas no tienen más remedio que trasladar ese costo al cliente para no perder dinero.
Las marcas no pueden ajustar sus precios a la baja con la misma libertad que lo haría un restaurante local, debido a que pertenecen a una franquicia internacional que por contratos deben mantener estándares de precios y márgenes de ganancia.
Finalmente, la comida rápida es vista como un gusto o una comodidad, no como un alimento de primera necesidad. Como no es parte de la canasta básica, las empresas saben que si suben un poco el precio, la gente seguirá comprando por la conveniencia.

Mientras la inflación general ha retrocedido en el país, el costo de una comida fuera de casa sigue presionando el presupuesto familiar. Este golpe se siente con mayor fuerza en los hogares de ingresos más bajos, donde gastar en alimentos y comidas preparadas consume una parte importante del salario total.
Incluso, probablemente existan segmentos de la población que no puedan permitirse un consumo frecuente de este tipo de alimentos porque deben priorizar otros gastos de primera necesidad en el hogar.
