Turismo global vuelve a sentir la amenaza de las restricciones por nueva ola de contagios

Para ingresar a Estados Unidos, desde el 20 de enero es necesario presentar una prueba PCR negativa, tomada máximo 72 horas antes del ingreso. En Francia también será necesario presentar prueba, para todo visitante que llegue del domingo 31 de enero en adelante.

Estos son dos de los casos más recientes de nuevas restricciones para viajeros, debido al impacto de la segunda ola de contagios por la pandemia de COVID-19 en diferentes partes del mundo. Las medidas de contención fueron generalizadas durante la primera ola, y algunos países comenzaron ya a hablar de confinamientos más rigurosos, y a aplicar de nuevo los toques de queda.

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Una adopción masiva de restricciones tendría impacto profundo en la actividad turística global, que aún está en crisis por los efectos de la primera ola. De acuerdo con la última entrega del Barómetro de Turismo de la Organización Mundial de Turismo, se calcula que la recuperación de niveles de actividad similares a los de 2019 se comenzaría a dar en no menos de 36 meses, sin considerar afectaciones adicionales.

Para pequeños mercados como el de Costa Rica, donde el turismo aportaba por encima del 6% del Producto Interno Bruto (PIB) anual y generaba más de medio millón de puestos de trabajo, directos e indirectos, un nuevo encierro global es un escenario indeseable.

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Aunque se trate de medidas para ingresar a otros países, su aplicación afecta el flujo de visitantes a destinos turísticos, pues los viajeros deben considerar un cargo adicional e incluso una posible cuarentena al regreso de sus viajes.

Canadá, por ejemplo, a partir de la primera semana del año exige la prueba con resultado negativo y adicionalmente el cumplimiento de una cuarentena de 14 días al llegar al país. Este es otro de los países clave para la operación turística de Costa Rica, con especial énfasis en Guanacaste, pues varias líneas aéreas canadienses operaban vuelos directos entre las principales ciudades de ese país y el aeropuero Daniel Oduber antes de la pandemia. Algunas de ellas, como Sunwing, ya tienen fecha de reactivación prevista, si las condiciones lo permiten.

Más que toques de queda

Los líderes de la Unión Europea acordaron el jueves 21 de enero evaluar la posibilidad de restringir los viajes no esenciales en la región.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Layen, dijo en una conferencia de prensa que la situación sanitaria ya es “muy seria”.

“Todos los viajes no esenciales deberían ser firmemente desaconsejados tanto dentro de cada país como a través de las fronteras”, afirmó.

Aunque no habría consenso para un cierre total de fronteras, sí se esperan resoluciones que limitarán el tránsito en los próximos días.

Países Bajos se adelantó con la propuesta de un toque de queda, exigencia de pruebas PCR negativas de ingreso y la prohibición de vuelos desde países donde se han detectado casos de nuevas cepas que ocasionan la COVID-19, como Sudáfrica y Brasil.

Una vez que el parlamento ratifique estas medidas, entre sus impactos estaría la reducción de operaciones de la línea aérea KLM, una de las más importantes de Europa.

En este momento, unos 30 países exigen pruebas negativas de la Covid-19 para ingreso de viajeros: Alemania, Argelia, Angola, Argentina, Australia, Azerbaiyán, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Honduras, Italia, Laos, Madagascar, Mongolia, Myanmar, Panamá, Papúa Nueva Guinea, Perú, Portugal, Reino Unido, Sri Lanka, Sudáfrica, Turkmenistán y Uruguay.

*Con información de AFP y GDA