La cooperativa Jesús del Perdón etiqueta una parte de sus botellas en alemán y abre una oficina comercial en China, con la vista puesta fuera para vender la cosecha récord de 2013, que convirtió a España en primer productor mundial de vino.
"Fue una cosecha histórica", explica Ramón Alcarazo Peñuelas, gerente de esta cooperativa fundada en 1954 en la localidad manchega de Manzanares, cerca de Ciudad Real, a unos 200 km al sur de Madrid.
Formada por 682 productores con 6.000 hectáreas de viñedos, la empresa se congratula de la perfecta combinación de sol y lluvia que a partir de agosto multiplicó la cosecha, llevándola a 89,4 millones de kilos de uva, frente a 56,3 millones de 2012.
A una escala mayor, su región, Castilla-La Mancha, que originó más de la mitad del vino español, vio la producción dispararse 64,1%, a 31,2 millones de hectolitros.
Pero fue todo el país el que vivió una vendimia excepcional. Según el ministerio español de Agricultura, España produjo 50,6 millones de hectolitros de vino el año pasado, un 41,4% más que en 2012.
"Lo que quizás haya causado más sorpresa es que España se sitúa por primera vez como primer productor mundial de vino", subraya Rafael del Rey, director general del Observatorio Español del Mercado del Vino.
Este organismo se basa en las últimas cifras publicadas por profesionales en Italia (47,4 millones) y en Francia (42,3 millones), a la espera de los datos definitivos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino, previstos para mayo.
Razones
El logro de España se debe en primer lugar a la climatología, más favorable en la península ibérica, con un volumen de lluvia suficientemente elevado para alimentar la viña.
Además, hubo una serie de factores de carácter estructural, producto de muchos años de inversión en la mejora del viñedo español, el mayor del mundo por su superficie, con cerca de un millón de hectáreas, explica Del Rey.
Esto implicó arrancar los viñedos más viejos y menos productivos, transformar otros en plantaciones más eficaces que permitan una vendimia mecánica, en lugar de manual.
Los cambios lograron que la productividad de los viñedos mejorara sensiblemente, afirma.
"Hace 20 o 25 años, el viñedo español tenía 1,5 millones de hectáreas y tenía unas producciones de unos 25 millones de hectolitros Salían de 12 a 17 hectolitros por hectárea: esto es bajísimo. Estamos ahora en torno a 50, pero todavía no llegamos a los 100-150", dijo Pau Roca, secretario general de la Federación Española del Vino.
El empresario ve otro problema: "aparte de Noruega, España es el país de Europa con menos consumo per capita". Esto porque los consumidores españoles prefieren la cerveza.
El exterior es por lo tanto la única salida para absorber este alza de la producción. Este es un fenómeno que se ha consolidado en los dos últimos años, en los que España ha estado exportando más del doble del vino que se consume dentro de sus fronteras.
"Actualmente de nuestra producción el 86% va a la exportación", asegura Alcarazo en la cooperativa Jesús del Perdón. "Hace 10 años estaba en el 20%", agrega.
¿Su destino? Principalmente Alemania y Francia, aunque ya también estamos vendiendo en Estados Unidos, países del Este y en China.
El vino español se vende de media dos veces más barato que el francés y a las regiones menos conocidas, como Castilla-La Mancha, les cuesta desmarcarse de los célebres Rioja o de los cavas.
"Lamentablemente, estamos en una zona en que los vinos no están todavía, sobre todo de cara al comercio exterior, suficientemente valorados", lamenta Jorge Martínez, enólogo de la cooperativa. "Vamos desde un euro hasta precios menores a los seis euros por botella", precisa.