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A ponerse las pilas (solares)
Costa Rica se tiene que poner las pilas porque se está quedando atrás en el tema de energía limpia respecto a Centroamérica.
En Honduras, por ejemplo, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (Enee) aprobó para este año el desarrollo de 20 proyectos de generación a base de celdas fotovoltaica con una capacidad instalada de 619 megavatios; y, en Guatemala, que es la única nación de Centroamérica que tiene producción petrolera, ya suman 650 los usuarios registrados como autoproductores de energía con paneles solares, que les permiten autoabastecerse e inyectar los excedentes producidos a la red eléctrica. Si el aporte de energía es más alto que el consumo, el saldo se guarda para aplicarlo en la próxima factura. Estos saldos ya no tienen fecha tope de liquidación, como ocurría anteriormente.
En El Salvador ya es una realidad la contratación de 94 megavatios de energía solar fotovoltaica (generada a partir de la radiación solar) y un proceso licitación por 15 megavatios de energía dirigida exclusivamente a pequeños emprendimientos renovables con tecnología hidroeléctrica, solar fotovoltaica y biogás conectados en red de distribución. Además, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) está analizando la posibilidad de financiar un proyecto fotovoltaico de generar 53.000 megavatios hora anuales.
También los vecinos más próximos están apostándole con fuerza a las energías limpias.
Nicaragua, por ejemplo, prevé captar $4.000 millones de inversiones en la generación de energía con fuentes renovables en los próximos 15 años para incorporar 1.354 megavatios de energía a base del calor de los volcanes, el viento, el agua, el sol o de los desechos de los ingenios. Así, se elevaría la generación a partir de renovables a un 80% para 2018 y a 90% en 2020.
En Panamá, por otro lado, el IFC, miembro del Grupo de Banco Mundial, aportó $300 millones de financiamiento para la construcción de la II y III fase del parque eólico más grande de Centroamérica, con 86 turbinas eólicas que tendrán una capacidad instalada total de 215 MW. Estas generarían el 5% de la demanda energética total de Panamá, país que depende de los combustibles fósiles para suplir el 40% de la energía del país. El resto, se genera a partir de centrales hidroeléctricas, lo que hace al sector eléctrico vulnerable durante la temporada seca.
Nos quedamos a trás
En 10 años, el peso de las energías renovables en la matriz eléctrica en Centroamérica pasó del 58% en 2003 al 64% en el 2013 y los supracitados son apenas los más recientes ejemplos.
De ahí que el Climascopio 2014 sitúe a Nicaragua en el puesto 14 del clima de inversiones en energías limpias entre 55 mercados emergentes de África, Asia y América Latina y el Caribe. Honduras se ubica en el puesto 25; El Salvador, en el lugar 27; Panamá, en el 28 y Guatemala, en el 32.
¿Y Costa Rica? En el puesto número 12, por encima de todos los demás. Sin embargo, los titulares que se publican en el país sobre el tema de energías limpia contrastan con esa posición: “Presidente sepulta geotermia en los parques nacionales”, “Tope a generación eléctrica privada frustra 81 proyectos”, “Gobierno entierra plan para elevar generación privada”, por citar los más recientes.
Teniendo las condiciones que posee Costa Rica, no es posible que desaproveche la oportunidad que la naturaleza le ofrece y que no saque provecho del viento, el sol, la geotermia, el biogás para la generación de energía.
Costa Rica tiene que ponerse las pilas –pilas solares, por lo menos– para hacerle honor y sacarle provecho a ese puesto número 12 y para no quedarse atrás en un tema donde tiene la oportunidad de ser primero. Costa Rica tiene que aprovechar su potencial en energías limpias.