El inicio de año implica para muchas personas una valoración de alternativas para el cumplimiento de metas y objetivos, algunas de las cuales implica la inversión de recursos para la construcción de esos sueños.
Esos recursos pueden provenir de diversas fuentes: ahorros propios, venta de algún activo y, una de las más comunes, la búsqueda del financiamiento a través de las diversas entidades bancarias del país.
Una de las preguntas frecuentes y motivo de mucho análisis es sí es el momento ideal para la obtención de un financiamiento —elemento, a veces necesario, para que todas esas aspiraciones se puedan concretar— o si, por el contrario, lo conveniente es esperar a que existan otras condiciones en el mercado.
Evidentemente todos los factores deben tomarse en cuenta, pero es fundamental que la persona haga una valoración de su capacidad de pago, con el fin no solo de que pueda pasar los filtros al realizar la gestión bancaria, sino también de que su misma tranquilidad financiera no se vea afectada.
Para ello debe tomar en cuenta cuáles son los gastos actuales y la incidencia que el pago de una cuota del crédito tendrá en los mismos, la disponibilidad de liquidez de la que dispondrá al hacer frente al nuevo crédito y los objetivos que pretende conseguir con ese dinero.
Todas estas valoraciones se deben realizar concienzudamente, pues de lo contrario, el crédito conseguido puede convertirse en una carga bastante difícil de manejar y que va a comprometer negativamente las finanzas.
¿Dólares o colones?
La recomendación general es que el nivel de endeudamiento general no debe sobrepasar el 35% de los recursos que recibe la persona mensualmente; más allá de eso, podría generar problemas en el sentido de que nadie puede prever una emergencia futura y el requerimiento de dineros adicionales para hacerle frente, por lo que es importante tener cierto nivel de holgura.
De igual forma, se debe valorar muy bien el tipo de crédito que se va a solicitar y el fin específico del mismo. No es lo mismo comprometer el patrimonio económico por treinta años a hacerlo por cinco o siete años.
Optar por un crédito personal, prendario o hipotecario dependerá de cuál es el objetivo que planteado con los recursos que voy a recibir.
Finalmente, y entra dentro del juego de valoraciones a realizar, es la moneda en la cual se va a adquirir esa deuda.
Si el salario se recibe en colones, es preferible que el empréstito se obtenga en esa moneda; en cambio, si se gana en dólares, no existirá problema si obtiene financiamiento en esa divisa.
El problema se presenta cuando quienes perciben salarios o ingresos en colones se endeudan en moneda extranjera, principalmente en la americana, pues quedan expuestos a una serie de fluctuaciones y cambios que le pueden afectar negativamente.
Valorar con profundidad estos elementos le permitirán determinar si es el momento correcto o no de tomar una decisión de este tipo, recuerde que se trata de minimizar los riesgos y de sacar el máximo provecho a las posibilidades que le ofrece el sistema financiero.