
El parlamentario norteamericano Tip O’Neill acuñó una frase famosa: “Toda política es local”. En última instancia, hasta los grandes temas nacionales se leen localmente.
Las pasadas elecciones municipales no son una excepción, pero algunas interpretaciones de ellas no han sacado todas las conclusiones posibles.
Algunos, tal vez motivados por sus simpatías con el actual Gobierno o por deseos de disfrazar los malos resultados de sus partidos, han insistido en que no deben verse sino procesos cantonales aislados y que estas elecciones no tienen ninguna implicancia nacional.
Examinando un análisis del politólogo Sergio Araya, las conclusiones son diferentes. De los regidores electos, 90% lo fueron por partidos nacionales y solo 2% y 7,6% por partidos provinciales y cantonales.
Alguien podría decir que los partidos nacionales actuaron como franquicias adaptándose a los procesos locales, pero lo cierto es que los líderes regionales acudieron a estas marcas para legitimar su acción. Alguna importancia tendrán entonces los partidos nacionales.
Las municipales deben de ser leídas en contexto y considerando que las causas de los resultados son varias; no hay que leer estas elecciones como premio o castigo al Gobierno, pero sí revelan niveles de organización y penetración de los partidos, incluido el oficial.
La interpretación de las municipales no puede limitarse solo al número de alcaldías obtenidas, sino que debe incluir también el número de regidores y el análisis de los votos de cada partido.
Empero, si se analizan los votos emitidos para alcaldes se obtienen resultados similares a los de las regidurías. Es así como los partidos nacionales obtuvieron el 82,4% y los locales 12,6%. Destacan el PLN (31,9%), PUSC (18,3%), PAC (11,6%), Republicano Socialcristiano (6%) y Frente Amplio (4,7%), todos nacionales.
De nuevo, de algo sirve lo nacional, aunque la explicación no puede reducirse a esto.