El país tuvo la oportunidad de escuchar al Presidente en su discurso de los 100 días. Esperábamos tener las denuncias sobre corrupción que ya había adelantado, un dictamen de cómo encontró al país y la propuesta de lo que será su hoja de ruta como Gobierno.
En su discurso, don Luis Guillermo hizo referencia a casos de corrupción y de ineficiencia estatal, algunos de ellos no parece que alcanzan el nivel para ser mencionados (que los teléfonos del INVU no funcionan), pero destaco que cumplió con su adelantado objetivo con referencia a esos puntos.
En cuanto a señalar la hoja de ruta de su administración, el discurso fue pobre y carente de contenido, por eso no comparto lo que señala el editorial de EF, en el sentido de que el Presidente “estableció sus prioridades más inmediatas”. La verdad no se cuáles son, lo dicho no pasó más allá de continuar con simples frases como “combate a la pobreza”, “resolver el problema fiscal”, pero cada una de ellas sin contenido y carentes totalmente de la propuesta de cómo implementarlas. En ese sentido, se asemejó más a una intervención de un candidato haciendo ofertas, que a la del primer mandatario señalando un rumbo.
Para los diputados de oposición, nos es difícil apoyar al Gobierno cuando no se conoce el rumbo y evidentemente se está ayuno de prioridades y propuestas. Para muestra, lo que fue el período de sesiones extraordinarias, en las que el Poder Ejecutivo no pudo señalar sus proyectos de interés.
En síntesis, el discurso solo revela que la administración Solís Rivera no solo ignora el cómo, sino que su retórica tiene mucho de campaña electoral y poco de gobierno de la República.