El 2022 ha sido un año atípico para los mercados financieros en todo el mundo. La pandemia ha causado estragos en toda la cadena de suministro y materias primas lo cual fue exacerbado por la invasión de Rusia a Ucrania. Combinado con un enorme estímulo por parte de los gobiernos y bancos centrales ha causado una ola inflacionaria no vista desde hace décadas.
Esto ha hecho que muchos bancos centrales, entre ellos la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) diera un giro en su política monetaria y cambiara su discurso hacia uno más agresivo que se esperaba inicialmente. Como resultado, los mercados financieros han mostrado enorme volatilidad todo este año con el S&P500 cayendo 20% y el mercado renta fija global dirigido al peor año de la historia. El dilema que tienen los mercados es si la Reserva Federal va a poder lograr un “soft landing”, es decir, poder traer la inflación a un nivel adecuado sin causar una recesión o si al hacerlo va a traer una contracción económica. Para ello es importante destacar una serie de indicadores que siempre han servido como guía para poder predecir una recesión en Estados Unidos.

Uno de los indicadores más importantes para predecir una recesión es cuando se da una inversión en las curvas de rendimiento del Tesoro de Estados Unidos. Esto quiere decir que un bono del Tesoro de corto plazo paga mayor rendimiento que uno de largo plazo. Esto es una situación muy atípica ya que a mayor plazo generalmente el inversionista espera mayor rendimiento ya que asume más riesgo.
La explicación de este fenómeno es que el mercado cree que la Fed ha levantado las tasas a un nivel restrictivo lo que frenará el crecimiento y desencadenará una recesión. Los analistas prestan especial atención a la inversión de la curva entre el tesoro de 2 y 10 años ya que ha logrado predecir cada recesión desde la década de 1950. Si nos guiamos por este indicador, se confirma que habrá una recesión en los próximos meses ya que las curvas se invirtieron el pasado 5 de julio.
Otro indicador clave es el mercado de materias primas, especialmente petróleo y cobre. Cualquier duplicación de precio en petróleo en un corto plazo siempre ha llevado a una recesión, algo que terminó de suceder cuando Rusia invadió Ucrania a finales de febrero. Desde entonces los precios han caído alrededor de 20% debido a la expectativa de menor demanda. Esto se combina con el cobre que ha funcionado como indicador económico líder ya que es de los metales más consumidos en el mundo y se utiliza en muchos sectores. Los precios del cobre han caído de manera importante desde marzo y se encuentra en el mínimo de 20 meses. Si bien este indicador no es tan preciso, una caída importante en ambas materias primas podría indicar que estamos dirigidos hacia una contracción económica y posiblemente veamos posteriores caídas en los precios.
Atención al consumo
El gasto del consumidor es de las piezas más importantes de monitorear ya que es el principal motor de la economía estadounidense y equivale al 70% del PIB.
Luego de recibir enormes cheques de estímulo y subsidios por desempleo que desató una ola de consumo se ha visto que el consumidor ha venido cambiando sus hábitos en los últimos meses debido a las presiones inflacionarias. Con las tasas de ingreso disponible más bajas que inclusive antes de la pandemia y la confianza del consumidor en un mínimo histórico los hogares están comprando solo lo esencial lo que es una señal de advertencia para la economía.
Esto lo han confirmado las empresas minoristas más grandes como Walmart y Target que han rebajado de manera importante sus estimaciones de ganancias para este año y cuentan con una acumulación de inventario histórica.
El último indicador que nos va a terminar de confirmar una recesión es la tasa de desempleo. Si bien este es un indicador rezagado siempre ha ayudado a confirmar que vamos dirigidos hacia una contracción económica.
Muchas empresas de tecnología ya han anunciado despidos o frenos en sus contrataciones y se podría empezar a esparcir a otros sectores en los próximos meses sin importar lo ajustado que esté el mercado laboral. Esto evidencia que estamos dirigidos hacia una recesión económica la gran pregunta es qué tan profunda y prolongada va a ser.
La Reserva Federal ya confirmó que su principal objetivo es controlar la inflación a costos de crecimiento económico y subió las tasas de interés en 75 puntos base en julio por segunda vez consecutiva, movimientos que no veíamos en décadas. Esto significa que en los próximos meses veremos indicadores económicos y resultados corporativos a la baja combinados con un aumento en desempleo y bancarrotas.
Lo único que frenará la caída económica es cuando la Fed retire su discurso agresivo y empiece a inclinarse hacia un recorte de tasas como está esperando el mercado para el 2023.