La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ha anunciado que se avecinan cambios importantes en el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) que disminuyen el monto de las pensiones futuras pues el régimen ya entró en el proceso de agotamiento de la reserva para el pago de beneficios. En esta misma dirección, en 2018, la Asamblea Legislativa aprobó una ley para disminuir los beneficios del Régimen Jubilaciones y Pensiones del Poder Judicial. Y, en un futuro próximo, el Régimen de Capitalización Colectiva del Magisterio Nacional tendrá que tomar decisiones similares, por la amenaza a su sostenibilidad debido a la baja edad de pensión de sus cotizantes, que hoy se ubica en 55 años.
A medida que la población envejece, los problemas de solvencia de estos regímenes implicarán que los retirados tendrán un ingreso significativamente menor al que gozaron mientras fueron trabajadores activos. Esta situación afectaría no solo la situación económica particular de los jubilados, sino también el consumo nacional y la tasa de crecimiento de la economía.
LEA MÁS: Pensiones voluntarias han aumentado en menos de 17.000 afiliados en los últimos cinco años
La disminución en la tasa de reemplazo del salario de estos regímenes, o sea, en la proporción de lo que se recibe de pensión como porcentaje del último salario, es irreversible. No así, la posibilidad de obtener una pensión adicional por medio de los planes voluntarios. que hoy están a disposición de los trabajadores. Sin embargo, un reportaje en nuestra edición previa de El Financiero (N.º 1338) da cuentas de que los planes de pensiones voluntarios no han logrado despegar en Costa Rica. De hecho, las cifras muestran que el número de contratos de planes voluntarios de pensiones ha permanecido casi estancado en los últimos años y, según las estadísticas de la Federación Internacional de Administradores de Fondos de Pensiones, los cotizantes en planes voluntarios son menores que los que existían en el año 2001. Estas cifras son aún menos empáticas si solo se consideran aquellos trabajadores que cotizan activamente a los planes voluntarios.
¿A qué se debe la poca popularidad de los planes de pensiones? En términos generales, el ahorro voluntario de pensiones es poco significativo en la mayoría de los países en donde se ofrece esta opción. El ahorro para la pensión está afectado por una serie de sesgos del comportamiento del individuo que no lo hace sentir la necesidad de ahorrar para el retiro, sino hasta que el trabajador se encuentra en una edad avanzada, ya cuando es tarde para que el ahorro se capitalice y logre impactar de forma sensible el monto que se recibirá de pensión. Es por ello, que los sistemas de pensiones son obligatorios en la mayoría de los países del mundo.
A pesar de lo anterior, está empíricamente demostrado que el ahorro pensional voluntario se ve favorecido por los incentivos fiscales, mas ello no es una condición suficiente para que una mayoría de personas ahorre de forma voluntaria. En el caso costarricense, este ahorro voluntario está exento, hasta el 10% del salario, de las cargas sociales del trabajador y del impuesto sobre la renta, y los rendimientos de los fondos de pensiones están exonerados de impuestos. Para un trabajador que cotiza para la CCSS, las cargas sociales representan 10,5% del salario, y en el rango más alto se paga un 25% adicional de impuesto de renta. Por tanto, si este trabajador aporta ¢100.000 a un plan voluntario, su disponible solo se reduce en ¢64.500, lo que es equivalente a decir que el Estado aporta a la cuenta individual un 55% del ahorro que el trabajador destina a la pensión voluntaria (¢35.500/¢64.500). Además, los dineros gozan de ciertos privilegios como el retiro anticipado y la posibilidad del retiro total al pensionarse, sin tener que regresar los incentivos fiscales. La generosidad de estos beneficios no ha sido suficiente para que más del 6,6% de la fuerza de trabajo posea un plan voluntario de pensiones, según las últimas cifras de la Superintendencia de Pensiones y el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
En otro orden de cosas, el Estado ha tenido una política errática en materia de pensiones voluntarias, lo que ha ahuyentado a los ahorrantes. Por un lado, en los últimos años han sido recurrentes las iniciativas legales que han intentado eliminar las exoneraciones a los planes de pensiones voluntarios y grabar sus beneficios. Por otro lado, interpretaciones arbitrarias de la ley por parte del Ministerio de Hacienda también han intentado gravar los beneficios de los fondos voluntarios mediante resoluciones, una de las cuales del año 2014, requirió de una interpretación auténtica de la Ley de Protección al Trabajador para clarificar que la intención del legislador fue la de exonerar estos ahorros. Sin embargo, el daño fue permanente pues hoy los recursos acumulados en los fondos voluntarios no han logrado alcanzar el saldo registrado previo a la resolución de la Dirección General de Tributación.
¿Cómo promover las pensiones voluntarias? Existes experiencias exitosas en otras latitudes. Una de ella son los programas de afiliación automática que con gran tino se han implementado en Gran Bretaña, Australia e Israel, entre otros. Estos programas consisten en matricular de forma automática a cada asalariado en un plan de pensiones voluntario cada vez que cambia de patrono, con la posibilidad de que el trabajador opte por desafiliarse si así lo decide. Las leyes laborales de esos países exigen a todas las empresas a ofrecer estos planes y en la mayoría de los países el patrono también contribuye para el plan voluntario, tal y como sucede hoy con las asociaciones solidaristas en Costa Rica. El resultado de estos programas ha sido un incremento muy notable en la afiliación a planes voluntarios, pues la economía del comportamiento indica que la gran mayoría de los trabajadores, por inercia, se mantienen dentro del plan de pensiones, en el caso de Gran Bretaña, más del 85% de los trabajadores.
Otro programa que ha mostrado mucho éxito en América Latina, llamado Laboratorio de Ahorro para el Retiro, son los pilotos que han sido desarrollados por el Banco Interamericano de Desarrollo en México, Colombia, Perú y Chile. Este programa, muy enfocado a trabajadores informales y cuentapropistas, busca promover micro aportaciones a los fondos de pensiones con base en el consumo y en servicios prestados utilizando medios de pago electrónicos.
Por último, se recalca la importancia de la educación financiera desde edades tempranas. La educación financiera, aunque con efectos limitados, tiene dos grandes ventajas. En primer lugar, permite superar algunos de los sesgos de comportamiento del ser humano que limitan el ahorro pensional. En segundo lugar, aumenta la confianza del aportante en el sistema, lo cual también promueve el ahorro.