E n esta edición de EF presentamos un reportaje sobre el endeudamiento externo de las entidades financieras costarricenses en el exterior. En este editorial nos interesa hacer un examen de su importancia y de la prudencia con la cual se debe afrontar este tema por parte de las políticas públicas.
Debemos recordar que Costa Rica no genera el ahorro suficiente para financiar su inversión, por lo que necesita del ahorro externo. Este último viene a Costa Rica por la vía de la inversión extranjera directa o por la vía del endeudamiento de los diferentes actores nacionales en el exterior. Estos actores principalmente son las entidades financieras, el sector público y las empresas.
Las entidades financieras locales obtienen recursos en el exterior para canalizarlos en los créditos locales a las empresas y familias. Estas operaciones amplían la disponibilidad local de recursos, permiten costos de fondeo menores a la captación local y, especialmente, proveen recursos de largo plazo que generalmente no están disponibles para financiar proyectos de largo plazo.
Sin embargo, hay que tener prudencia en el proceso de intermediación financiera de estos recursos externos en el mercado local, porque pueden implicar riesgos importantes en la administración de la liquidez.
Hay periodos de abundancia internacional de recursos que pueden ser canalizados a países en desarrollo como Costa Rica. Pero esta abundancia puede ser seguida de cortes abruptos en el financiamiento externo, con lo cual se pone en apuros al sistema financiero local.
En los años previos a la crisis del 2008 el sistema financiero local recibió abundantes recursos externos, pero en el último trimestre del 2008 este financiamiento disminuyó repentinamente. Lo anterior se agravó porque una buena parte del financiamiento externo estaba en líneas de corto plazo.
Después del 2008, las entidades financieras han aumentado en forma sustancial su financiamiento externo. En este proceso han participado los bancos públicos, los bancos privados y las entidades financieras no bancarias. En años recientes ha ocurrido un cambio importante: el financiamiento externo usado es mayoritariamente de largo plazo, lo cual implica menores riesgos de las entidades financieras ante situaciones de alta volatilidad en la liquidez internacional.
No obstante lo anterior, el sistema financiero local no dispone de un sistema de protección ante la eventualidad de una disminución abrupta en los recursos externos. La Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) ha avanzado en la materia regulatoria de la liquidez de las entidades financieras, pero el Banco Central no tiene mecanismos eficientes para enfrentar problemas de liquidez generalizados.
Además de los temas de liquidez, la obtención externa de recursos, junto con el ahorro nacional en moneda extranjera, implican importantes riesgos en materia cambiaria. El sistema financiero local otorga créditos denominados en dólares a deudores que no generan dólares y que no tienen mecanismos de defensa ante las modificaciones del tipo de cambio.
La Sugef por medio de la regulación financiera prudencial debe asegurar que las entidades financieras administren el riesgo cambiario en forma adecuada. En particular, este superintendencia debe velar porque las entidades financieras incorporen escenarios de estrés cambiario cuando valoren la capacidad de pago de los deudores. La pregunta clave es si un deudor tiene capacidad de sobrevivir a un golpe en el tipo de cambio. Desde luego que el mismo ejercicio debería hacerse ante escenarios de aumentos de las tasas de interés en dólares y en colones.
En conclusión, para Costa Rica es beneficioso que las entidades financieras usen el ahorro externo para prestarlo localmente, pero esta tarea debe hacerse con prudencia, es decir con riesgos debidamente administrados. Para asegurarnos de esto último, la Sugef tiene que aplicar sus herramientas de supervisión prudencial y exigir que las entidades desarrollen modelos de riesgo de alta calidad.