La capacidad de generar redes de colaboración, la sabiduría que abarca conocimientos diversos (polimatía) y el desarrollo de habilidades multifacéticas se convirtieron durante el Renacimiento en pilares fundamentales del progreso. Estas competencias, esenciales para los líderes y pensadores de la época, no solo transformaron su mundo, sino que sentaron las bases para habilidades que continúan siendo relevantes en el siglo XXI. Este enfoque colaborativo es un precursor directo del trabajo interdisciplinario y globalizado que caracteriza al mundo actual.
En el mundo contemporáneo, las habilidades multifacéticas permiten a los profesionales adaptarse a entornos laborales dinámicos y contribuir al cambio estructural en sus organizaciones.

Estas lecciones del Renacimiento encuentran eco en las competencias clave identificadas por el Foro Económico Mundial para el futuro del trabajo. Según el Future of Jobs Report 2025, se prevé que el 39% de las habilidades clave requeridas en el mercado laboral cambien de aquí a 2030:
1. Pensamiento analítico e innovación. Hoy, esta competencia es crucial para resolver problemas complejos e impulsar la creatividad en un mundo cada vez más tecnológico.
2. Aprendizaje activo y continuo. En la actualidad, con la rápida evolución tecnológica, la capacidad de aprender constantemente se ha vuelto indispensable, con un énfasis particular en habilidades tecnológicas relacionadas con la IA, los datos, las redes y la ciberseguridad.
3. Creatividad e iniciativa. La originalidad sigue siendo clave para la innovación. El pensamiento creativo se destaca como una de las habilidades cuya demanda más aumentará en los próximos años.
4. Resiliencia, flexibilidad y agilidad. Hoy, estas competencias son fundamentales para navegar entornos profesionales en constante transformación, especialmente ante los desafíos económicos y tecnológicos actuales.
5. Liderazgo e influencia social. Actualmente, el liderazgo y la influencia social se mantienen entre las habilidades más demandadas para gestionar equipos e influir positivamente en la sociedad.
Además de estas competencias, el informe del Foro Económico Mundial destaca la creciente importancia de habilidades como la gestión del talento y la gestión ambiental.
La transformación del mercado laboral subraya la importancia de adoptar un enfoque de aprendizaje continuo y desarrollo de habilidades diversas.
Al combinar la amplitud de conocimientos con la profundidad en áreas específicas, los profesionales pueden desarrollar perfiles altamente valorados en el mercado laboral actual, capaces de innovar, liderar y adaptarse en un mundo en constante evolución.
Propósito
El primer requisito para construir una carrera profesional exitosa es dotarla de unos cimientos, que en este caso es el propósito. Definir un propósito profesional sólido implica un proceso de introspección y alineación entre nuestros valores, pasiones y metas a largo plazo. Este propósito actúa como una brújula, guiando la toma de decisiones estratégicas y dotando de sentido a nuestro desarrollo profesional.
Dejar que nuestro propósito aflore es el aspecto más importante en nuestra carrera profesional y, en general, en la vida. Ese propósito, entendiéndolo como la luz que ilumina nuestra andadura profesional, es la clave que permite que todo se transforme. Para desarrollar una carrera auténtica, alineada con nuestro yo verdadero, y a través de la cual tengamos la capacidad de impactar en el mundo, necesitamos activarlo.
Conocimiento diverso y aprendizaje continuo
En un mundo donde todo cambia a gran velocidad y se requiere una visión lo más amplia posible de las cosas, hemos hablado de cuáles son las competencias clave para desarrollar un perfil profesional de éxito. Entendemos éxito como la capacidad de influir positivamente en los demás, ser fiel a uno mismo y liderar con espíritu (real) de servicio.
Habilidades tan importantes como el pensamiento crítico, la creatividad o la resiliencia son esenciales para hacer aflorar nuestro propósito y navegar las aguas complejas con las que nos encontramos hoy. Y es que el propósito –esa palabra tan grande– no es algo que aparece sin más, como por arte de magia, sino que, por el contrario, normalmente se descubre tras afrontar diferentes experiencias una y otra vez, en un proceso de ensayo y error.
La sabiduría que abarca el conocimiento diverso y el firme compromiso con el aprendizaje continuo son claves esenciales para que nuestro propósito se encienda. Pero ¿cómo desarrollar ambos? Nos gustaría destacar dos aspectos clave: por un lado, la curiosidad, y por el otro, la flexibilidad y capacidad de adaptación.
Curiosidad
La principal palanca para desarrollar un perfil polimático es asegurarnos de afrontar nuestra carrera profesional con la bandera de la curiosidad, con esa disposición de ver las cosas con ojos de principiante, ya que esa es la base del aprendizaje continuo.
En un mundo profesional donde todo cambia constantemente, que requiere líderes ágiles y adaptables, aprender (y desaprender) constantemente es el ingrediente indispensable para que todo funcione y aporte valor estratégico.
Ese querer saber más es la llama que enciende nuestro motor estratégico y la clave para que nuestros equipos –y la compañía a la que servimos– mantengan su ventaja competitiva.
Flexibilidad y capacidad de adaptación
Hoy por hoy no solo es posible cambiar de carrera, sino que es lo más normal que suceda. Lo que se entendía como carrera profesional lineal es un mito.
En realidad, son excelentes noticias, porque nos da la capacidad de reinventarnos continuamente. De hecho, no solamente eso: nos permite retomar el control sobre nuestros destinos.
Un claro resultado de ello es la proliferación de maneras más flexibles de trabajar. Lo que el mercado demanda actualmente de los profesionales es lo mismo que ellos, a su vez, demandan de vuelta: versatilidad y agilidad, la posibilidad de desarrollar alternativas flexibles que nos permitan adaptarnos a esos cambios constantes.
Redes de colaboración
Otra de las bases fundamentales para afrontar lo que hemos denominado una carrera profesional no lineal es lo que se conoce como mentoría.
Respecto a la mentoría, hay que tener en cuenta que, en una economía de red, nuestras carreras profesionales también deben serlo. Es muy importante contar con el soporte de personas a las que admiras y en quienes confías, y que están ahí para aportar desde el grado que da la experiencia. Y, sobre todo, para ayudarte a que las ramas no tapen el bosque.
Contar con estas figuras de apoyo resulta clave para ayudarte a desarrollar la autoconciencia, la autogestión y la conciencia social, aspectos cruciales para el avance en tu carrera profesional.
Visión estratégica y adaptabilidad
La agilidad profesional en el siglo XXI exige una visión que va más allá de nuestras competencias individuales. Los cambios geopolíticos, las innovaciones tecnológicas y los cambios sociales se han convertido en una variable clave de nuestro desarrollo profesional. Ya no basta con ser un profesional competente; hoy es vital integrar la visión estratégica de lo que sucede en el mundo.
Por ello, uno de los mayores retos es navegar con determinación y efectividad el contexto geopolítico más convulso y volátil en décadas. La incertidumbre, sin embargo, nunca puede ser paralizante: uno de los imperativos de toda carrera es atravesar la niebla que nos rodea en tiempos inciertos. Interpretar el entorno, identificar las grandes tendencias, discernir y anticiparse a escenarios alternativos de futuro es indispensable e inaplazable.
---
El autor es Socio de Impuestos y Legal de Grant Thornton.