En las últimas semanas, El Financiero ha dado seguimiento a los planes del nuevo alcalde de San José, Diego Miranda, para devolverle vitalidad a la alicaída ciudad capital.
El combo de informaciones, compuesto por una entrevista con el jerarca municipal, un reportaje sobre el remozamiento del centro histórico y un recuento de los proyectos prioritarios para el cuatrienio, han reunido el interés de decenas de miles de lectores. No es de extrañar.
Hay una multitud de razones que explican la gran atención que existe sobre lo que Miranda pueda lograr. Para empezar, el historiador se encuentra en una situación particular: relevó de su puesto a Johnny Araya, el casi sempiterno dirigente municipal que gobernó el cantón central de 1998 a 2013 y de 2016 a 2024. Los cambios que logre concretar Miranda serán la prueba de cuál es la San José post-Araya posible.
La tarea dista de ser sencilla, pues debe impulsar proyectos con el músculo de una institución llena de trabajadores nombrados por su antecesor. Miranda reconoce sin ambages que ya ha chocado con resistencias internas que le han hecho abandonar algunas cruzadas, como retirar a San José de la Unión de Gobiernos Locales.
Más allá del factor político, en el cantón central se aglutina el 7% de la población nacional: es el municipio con más habitantes de Costa Rica, según las estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). El cantón, por supuesto, es más que el casco central. Se extiende desde La Carpio en el noroeste hasta Zapote en su extremo este; y San Sebastián en el sur.
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Pero no hay que vivir en alguno de los 11 distritos de San José para tener interés en el futuro del cantón. La ciudad es el centro neurálgico del sistema de transporte público y miles de personas caminan por ella con rumbo a sus trabajos u hogares cada día.
Con su concentración de servicios y su actividad comercial, también atrae a quienes la visitan para gestionar trámites, realizar compras o disfrutar de un día soleado de fin de año en La Sabana junto a la familia.
Pese a su peso entre los municipios, San José apenas se ubica en la posición 18 en el más reciente Índice de Competitividad Nacional (ICN), elaborado por el Consejo de la Promoción de la Competitividad. En la medición, el cantón obtuvo 60 puntos de 100 posibles, lejos del líder Belén de Heredia, con casi 70 puntos.
Los datos reflejan lo que una simple caminata por la Avenida Central confirma: la ciudad sufre. Edificios vacíos, aceras intransitables y estrechas, parques en avanzado deterioro, hedores por doquier, suciedad y pocas actividades culturales propias de una capital.
El menú de planes de Miranda para dar solución a algunos de los dolores de San José es variado. No se limita al casco central, pues incluye la creación de un centro de desarrollo humano que albergará cursos y actividades para diferentes poblaciones en el Parque del Sur, ubicado entre los barrios Cuba, Cristo Rey y Sagrada Familia; y un bulevar en Hatillo.
La iluminación de La Sabana, mejorar al menos 10 kilómetros de aceras al año, renovar tanto el campo ferial de Zapote como Plaza Víquez y remodelar varios parques también están entre los proyectos.
Tal vez la idea más ambiciosa es el rescate del centro histórico, empezando por los edificios semi vacíos para convertirlos en viviendas que atraigan a nuevos pobladores.
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Son ideas interesantes. Algunas aún no están desarrolladas conceptualmente y otras parecen estar más encaminadas, como el proyecto de La Sabana.
Al acercarse los festejos de final y principio de año, Miranda y su capacidad de cristalizar un San José diferente estarán a prueba.