En el 2010, el ingeniero agrónomo Carlos Blair decidió fundar una empresa que recurre a las semillas de plantas, como la higuerilla y sacha inchi, para extraer aceite que se utiliza en la producción de biolubricantes y productos alimenticios, respectivamente.
La empresa de Blair se denomina Agronegocios Costa Rica y ya tiene dos procesadoras en Colima de Tibás que se dedican a generar los productos: una para la higuerilla y otra para la sacha inchi.
Biolubricantes creados de la higuerilla
Usualmente, quienes emplean el aceite de higuerilla lo traen desde países como India, Brasil o China.
De hecho, Blair tiene varios años de estudiar esta planta y viajó a Brasil y a Colombia a conocer proyectos de mejoramiento genético.
Para su operación, Agronegocios compra la higuerilla a agricultores de Guanacaste, así como de la zona norte y sur del país, los cuales utilizan un sistema de producción manual.
El enfoque principal de la empresa con la higuerilla es sustituir los productos derivados del petróleo y generar así biolubricantes.
Los bioaceites tienen diversos usos:
-Bioaditivo para motores diésel y de gasolina, que mejoran la combustión del vehículo.
-Bioayudante para aplicaciones agrícolas, que aumenta la eficiencia cuando se colocan los pesticidas en los cultivos.
-También hay biolubricantes para motores de dos tiempos y para motores de cuatro tiempos.
Estos aceites se venderán próximamente en supermercados, ferreterías, talleres, negocios que venden repuestos y gasolineras del país.
Dentro de sus propósitos a futuro se encuentra el establecimiento de un banco de genética para la producción de semilla de siembra a nivel nacional y comercializar esa semilla en Centroamérica, México y el Caribe.
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Alimentos a partir de sacha inchi
Otros de sus productos estrellas son el aceite de consumo y semillas tostadas de sacha inchi, planta que abunda en países como Perú y Colombia.
La empresa empezó a importar materiales genéticos desde esos países y hoy logró que se desarrollaran parcelas de esta planta en Guatuso, Ticabán de Guápiles, Pérez Zeledón, Buenos Aires de Puntarenas, y San Vito de Coto Brus, entre otras.
La empresa identifica a asociaciones de productores o líderes agrícolas en estas zonas, les explican cómo es el cultivo, les dan asistencia técnica y firman un contrato a cinco años plazo en el que la empresa se compromete a comprarles el cultivo, que luego se procesa en una de las plantas de Tibás.
El aceite -que se consume en ayunas o como aderezo- y las semillas tostadas ya se están vendiendo en macrobióticas y en las farmacias Locatel. Además, se negocia con cadenas de supermercados para colocarlos en sus puntos de ventas.
Las semillas de esta planta tienen un aceite que es rico en omega 3, 6 y 9, antioxidantes, y vitaminas A y E.
Cuando se procesa la sacha inchi, se produce una harina rica en proteína y que es libre de gluten. Esta se estará vendiendo aproximadamente dentro de un mes, anunció Blair.
En cuanto a la sacha inchi, el próximo año se pretende producir cremas y jabones a partir de esta planta.
Al igual que con la higuerilla, se tiene proyectado fundar un banco de genética, en conjunto con el Instituto Peruano de Sacha Inchi, para la producción de semilla de siembra en el país y para exportarla hacia Centroamérica, México, el Caribe y Asia.
Igualmente, se empezará a encapsular el aceite de sacha inchi en México para distribuirlo en la región centroamericana, México, Canadá y Estados Unidos.