
La energía es uno de los factores que más impactan la estructura de costos, por lo que algunas firmas están implementando tecnologías para reducir su consumo.
Una de ellas es Hospira Costa Rica, la cual fabrica dispositivos médicos en su planta de Global Park, Heredia, y viene realizando inversiones en diferentes áreas desde hace 10 años.
Por ejemplo, adquirió sistemas de enfriamiento de aguas industriales y producción de aire comprimido para sus procesos productivos. Desde el 2010 viene modificando “el perfil de iluminación” de sus áreas de bodega, talleres y algunos cuartos limpios mediante el uso de lámparas de inducción y tecnologías LED de muy bajo consumo.
Se implementaron estrategias y herramientas para mejorar el uso del aire acondicionado en los cuartos limpios de la planta, así como un sistema de medición de energía y potencia –para control de la demanda– en los principales centros de carga de la planta.
Y cuenta con filtros para la corrección de la distorsión y evitar la contaminación de las líneas de suministro de la compañía distribuidora (la Empresa de Servicios Públicos de Heredia) y de los demás clientes conectados.
En el corto plazo la firma pretende aprovechar el calor latente de las aguas de retorno de las torres de enfriamiento para el control de la humedad de los cuartos limpios y, en el mediano plazo, se quiere reemplazar los sistemas de enfriamiento de aguas industriales por sistemas de alta eficiencia e implementar de forma paralela un sistema automático de control de cargas en horas pico para reducir la demanda.
Isaías González, director de operaciones de Hospira, dijo que con todo esto se logran mejoras en la confiabilidad de los equipos (que se traduce en un mayor desempeño de los procesos productivos), aumento en el nivel de servicio, reducción en la demanda y en el consumo de la energía, y menor impacto ambiental desde el punto de vista de la demanda energética y uso del agua potable. “Durante casi tres años estas iniciativas han significado un ahorro de más 5% cada año de la facturación por consumo anual de la planta”, afirmó González.
Disponibles
Con este tipo de inversiones, las empresas se sintonizan con la industria mundial.
Estas tecnologías se pueden utilizar en empresas y negocios de diversos tamaños, pues proveedores como Ingersoll Rand, Johnson Controls y Schneider Electric también ofrecen servicios y sistemas –según concepto de “edificios pequeños”– para las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), oficinas y hoteles boutique , entre otros.
“Se pueden instalar en empresas grandes, en mipymes e incluso en hogares”, aseguró Juan José Ugalde, director de ventas de Schneider Electric para Costa Rica.
Las empresas deben identificar las “oportunidades de mejora” en el manejo de la energía en sus instalaciones y, con la ayuda de los mismos sistemas que implementen, mantener el monitoreo para definir otras acciones de mejora teniendo como norte que pueden alcanzar ahorros de hasta un 30%. Esto permite el retorno de la inversión.
A partir de ese diagnóstico se verá la necesidad y oportunidad de incorporar sistemas de respaldo energético –las UPS– y controles de iluminación en las oficinas y en las plantas, que –más allá de que son económicos y sencillos de operar– son claves en la medida que la iluminación es uno de los principales generadores de cargas.
También se pueden tener sistemas de automatización para controlar (desde una sola plataforma e incluso desde teléfonos inteligentes y tablets , a través de Internet) la energía, persianas, aspersores de agua, cámaras de videovigilancia y la iluminación.
Las tecnologías de manejo de los sistemas de climatización, otro de los puntos críticos, incluye una plataforma de administración que monitorea –mediante una red de comunicación industrial– el uso de los equipos, controlando los sistemas de arranque, alarmas y los disturbios que pueden afectar el consumo energético de los equipos.
Se pueden incorporar transformadores secos, que reducen las tensiones en la red de distribución de la energía, y sistemas de gestión que incluyen medidores de variables eléctricas en los circuitos críticos, monitoreo de UPS y consumo de combustible.
Con los sistemas de control de demanda se administran las cargas (mediante un controlador lógico programable o PLC) para disminuir el pico de energía que genera el arranque de un equipo, que es perjudicial en los momentos de mayor tarifa eléctrica.
Otro sistema es el de corrección del factor de potencia y mitigación de armónicos, los cuales son generadores de disturbios e ineficiencias en la red eléctrica.
Y se puede instalar soluciones que aprovechan fuentes de energía alterna (solar, eólicas, geotérmicas, hídricas), para bajar la factura eléctrica de las empresas.
Con la evolución de las tecnologías de control energético y su convergencia con los sistemas informáticos, se obtiene información en tiempo real para definir el momento, la cantidad y la forma de consumir energía.
“Así, se obtienen ahorros mediante medidas de eficiencia energética que no implican grandes renovaciones ni molestias a los usuarios finales”, dijo Ugalde, de Schenider.
Tendencia global
Más inversión: A nivel internacional la adopción de tecnologías de “edificios inteligentes” –que comprenden los sistemas de ahorro energético– está triplicando las inversiones.
Millones: En 2014 la inversión en estas tecnologías fue de $7.300 millones y aumentará a $22.000 millones en 2018, con un crecimiento anual promedio de 28%, según la firma de investigación de mercados IDC.
Lentitud: Hasta el 2013 su adopción había sido lenta debido a los cambios en los procesos de negocios que implica su despliegue y utilización. Además, faltaba convencimiento de las gerencias en las empresas.
Aceleramiento: El alza de la demanda y de la inversión –en especial en sectores de la salud e inmobiliario– se debe a la maduración de las tecnologías, pues tienen mayor capacidad de integración o convergencia con los sistemas de información o datos.
Múltiples beneficios: Ahorro de energía, eficiencia operacional –hay negocios con menor tolerancia a fluctuaciones, fallas y problemas de calidad de la electricidad– y la sustentabilidad ambiental, con una menor emisión de contaminantes.