
Usted entra a Facebook, empieza a revisar que han publicado sus contactos y en eso se encuentra con que alguno hizo un test y comparte su resultado con toda la humanidad.
Sigue bajando por el muro y, por allí entre los vídeos de alguien que fue a ayudar a otra persona "y mira lo que le sucedió", se encuentra que otra amistad hizo el mismo test.
Puede ser el de quién es tu ángel y quién tu demonio, el significado del nombre, la personalidad según la fecha de nacimiento, el futuro adivinado a partir del nombre de la mascota, la personalidad de la mascota a partir del nombre del dueño, el destino amoroso según lo que comes, la felicidad real según los zapatos que usa ese día, lo que le espera en su trabajo, en su trayectoria profesional y en su éxito personal a partir de los vídeos y la música que comparte (Arjona no le afectará el resultado) y qué le espera a sus descendientes según lo que lee (Coehlo tampoco le afectará el test).
Y como ya son varias amistades que hacen los test, se decide a probar.
Usted sabe que la curiosidad mató al gato, pero no quiere quedarse con las ganas de saber, por ejemplo, que ocurrirá en el resto del año. Tal vez le salga que compre la lotería pues está a punto de sacarse el premio mayor, que salga de su casa y vaya a la esquina pues encontrará a su pareja eterna, o que puede andar por ahí con tranquilidad pues todo va a salir bien.
Al empezar a hacer el test, debe aceptar que revisen su cuenta en el Facebook. Por supuesto, le asaltará la duda, la desconfianza y el temorcillo. Pero se entiende que no obtendrá ningún resultado si no es respondiendo algunas preguntas del tipo "Usted se levanta cuando ya está despierto" o a menos que le permita a la aplicación del test esculcar entre sus fotos, lo que ha publicado y los likes que ha dado y que ha recibido.
Solo así podrá saber si le conviene o no salir con zapatos negros, cuál personaje histórico era en otra vida o cuál nacionalidad es la que va con su carácter, su moral y su gusto de medias.
Pero sabe que de todas formas le van a revisar la información que ya está dando vueltas por el ciberespacio. Ya la publicó y no pasó nada, más allá de los comentarios y los "me gusta" que obtuvo.
Así que ahí se queda viendo cómo una especie de caracol virtual da vueltas y vueltas hasta que le sale el resultado: le dicen que Usted puede lograr lo que se propone y que la vida lo que quita lo devuelve, o que encontrará lo que busca si persevera.
A veces no le da ningún resultado a menos que lo comparta en su Facebook y otras el resultado queda publicado en su muro, pese a que Usted no quería darse el color.
Finalmente, después que chequearon todo lo que tiene publicado en su perfil, obtiene una respuesta que se parece a las predicciones del horóscopo o a las del adivino del barrio. Poco faltó que lo mandaran a comprar agua contra la mala suerte para aplicar después del baño.
Pero no se le ocurra volver a hacer el test, porque el nuevo resultado probablemente no tenga que ver con el anterior y quedará en una pura confusión, como insecto en gallinero, por lo que lo aconsejable es que —si le salió bien una de las pruebas— quédese con ese resultado.
Una inyección de positivismo no le hará mal alguno, siempre que no se la crea del todo.