Sabemos que el ejercicio tiene beneficios que van más allá de lo físico: mejora el humor, la salud mental, el sueño, la memoria...
Y cada vez hay más evidencia de que también puede frenar el envejecimiento, no solo a nivel mental, sino también físico.
Un estudio realizado en Corea del Sur lo dejó clarísimo: cuando somos jóvenes y nos ejercitamos, nuestros músculos liberan una molécula llamada CLCF1.
Esta miocina protege los huesos, ayuda al crecimiento y mantenimiento de las fibras musculares, y potencia la producción de energía, favoreciendo también el metabolismo.
Pero con la edad, la producción de CLCF1 durante el ejercicio se reduce considerablemente.

Ahí aparece la gran pregunta: ¿qué pasaría si lográramos mantener esos niveles de CLCF1 como cuando éramos jóvenes?
Para averiguarlo, los investigadores restauraron los niveles de CLCF1 en ratones mayores (el equivalente humano de unos 80 años).
¿El resultado?
En solo dos semanas mejoraron su fuerza, resistencia y capacidad para producir energía. También crecieron sus fibras musculares.
Además, la molécula frenó a los osteoclastos (las células que destruyen hueso) y activó a los osteoblastos (las que construyen hueso nuevo), lo que hizo que sus huesos se volvieran más densos y fuertes.
Después hicieron otro experimento: crearon ratones que producían altos niveles de CLCF1 de forma natural.
¿Y qué pasó?
Incluso sin entrenar, estos roedores tenían mejor rendimiento físico que otros que sí hacían ejercicio.
Finalmente, probaron lo contrario: bloquearon la acción de CLCF1 dándoles una proteína que la neutraliza.
¿El resultado?
Se neutralizaron también los beneficios del entrenamiento.
Los ratones seguían corriendo en la caminadora, sí, pero no ganaban fuerza, ni resistencia, ni huesos más fuertes.
Sounds familiar?
A mí me recuerda a mi mamá quejándose de que, no importa cuánto ejercicio haga, igual sigue perdiendo masa muscular y densidad ósea.
Pues no es hablada: con el paso de los años, aunque no tengamos una proteína que bloquee a CLCF1, sus niveles en sangre bajan naturalmente.
Aunque uno siga activo, el músculo envejecido simplemente ya no produce ni usa la energía como antes.
Eso se nota: debilidad, fatiga, desgaste.
Así que sí, todo apunta a que el CLCF1 tiene el potencial de convertirse en la panacea para frenar ese desgaste natural que llega con la edad, en al futuro, maybe...
Mientras espero el día en que lo vendan encapsulado, junto a los otros suplementos que mis cuatro décadas ya van pidiendo, toca producirla a lo old school: con ejercicio.
Los investigadores vieron que caminar al pasito tuntún en la banda no es precisamente útil para estimular la producción de esta molécula.
Pero los ejercicios de resistencia y de alta intensidad sí lo son.
Fake it (being young) until you make it, supongo.
Si anda buscando una razón más para retomar la actividad física moderada o intensa, y los 150 minutos semanales que recomienda la OMS no lo terminan de convencer, piénselo así: sudar la gota gorda podría ser la fuente más cercana de la eterna juventud.
¡Hay que moverse!