La OMS recomienda a los adultos ser físicamente activos con intensidad moderada durante al menos 150 minutos por semana, o con alta intensidad durante 75 minutos.
Por temas de salud, suelo decirle a los clientes que hagan media hora de lunes a viernes, o una hora día de por medio.
“¿Y si hago 10 minutos tres veces al día?”, me preguntaron una vez.
Someramente pensé: así como el carro quema gasolina cada vez que se le da vuelta a la inición (sí, el mío no solo no es eléctrico, sino que tampoco es de esos que el control está en la bolsa y aún así prende), el metabolismo se activa cada vez que arranca un nuevo entrenamiento.
Así que, en teoría, debería ser igual de efectivo.
¿Qué dice la ciencia?
Una revisión de 19 estudios con 1.080 participantes llegó a una conclusión bastante clara: no hubo diferencias entre quienes hicieron ejercicio en una sola sesión continua y quienes lo repartieron en varios momentos del día.
“Esto se mantuvo igual al medir indicadores clave como la condición cardiorrespiratoria y la presión arterial”, afirmaron los investigadores.


Tampoco hubo cambios significativos en otros marcadores de salud como el colesterol total, el colesterol HDL (el bueno), los triglicéridos, la glucosa en ayunas ni la insulina.
Y ojo, que la OMS habla de actividad física, no necesariamente “hacer ejercicio”.
Es decir: jugar con los hijos, pegarse una carrera para escapar de la lluvia, cortar el césped o hacer oficio también cuentan.
No son ejercicios intensos, pero sí suman minutos de movimiento moderado, y eso vale mucho más que quedarse acostado scrolleando.
Cualquier minuto es más que cero. Matemática simple.
¿Entonces me paso a los microentrenamientos?
Depende. Más allá de la logística (bañarse tres veces al día o quedarse sudado entre sesiones es cuestión de gustos y posibilidades), hay otras razones para no desterrar los entrenamientos de una sola sesión: el objetivo.
Si estás entrenando para una maratón, no tendría sentido completar 40 km corriendo centímetros por semana.
El cuerpo necesita acostumbrarse a la distancia y al esfuerzo continuo.
Bottom line: si su objetivo es cumplir con los 150 minutos de actividad física que recomienda la OMS por semana, hacerlo en microentrenamientos vale tanto como hacer dos horas y media en un solo día.
¡Hay que moverse!