Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec), la tasa de desempleo en Costa Rica alcanzó el 7,4% para el segundo trimestre de 2025, es decir, durante los meses de abril, mayo y junio. Este incremento respecto al 6,9% registrado en el cuarto trimestre de 2024 evidencia una preocupante tendencia al alza. Además, la población ocupada nacional fue de 2,15 millones de personas, de las cuales 771 mil, es decir, el 36%, laboran en el sector informal. Esto es un reflejo de una mala política económica para crear oportunidades de trabajos formales.

Desde cualquier perspectiva, una tasa de desempleo del 7,4% es excesivamente alta y constituye una verdadera alarma social. Si no hay empleo, no hay ingreso para pagar la comida. Por tanto, no nos debe quedar duda de que el desempleo promueve la pobreza, estimula la delincuencia y aumenta la desigualdad. No debemos resignarnos ante esta realidad.
Como bien expresó el expresidente estadounidense Ronald Reagan: “El mejor programa social es un trabajo productivo para cualquiera que esté dispuesto a trabajar”. La verdadera política social solo se alcanza disminuyendo el desempleo y generando empleo de calidad con el fin de que las personas no se vean humilladas al depender de las ayudas estatales.
La economía nos da la solución de manera clara: solo la inversión privada puede generar empleo. Cuando un empresario invierte, una parte lo hace en capital físico y otra en capital humano. Por tanto, cuando una tasa de desempleo es alta es porque el país no cuenta con un clima apto para que haya suficiente inversión que absorba la mano de obra desempleada.
Es importante entender que el sector público no es generador neto de empleo. Por el contrario, el sector público destruye empleos. Esto es así porque el salario del burócrata se financia con impuestos que le arrebata al sector productivo. Por tanto, cada puesto “creado” en el sector público se financia con la desaparición de una cantidad mayor de empleos en el sector privado.
Otro factor determinante del alto desempleo en Costa Rica es el elevado costo del capital humano; no tanto por el salario mínimo sino por las abusivas cargas sociales. En Costa Rica las cargas sociales equivalen al 37,34% del salario, lo cual es una barrera para la generación de empleo y una clara muestra de explotación del Estado al trabajador.
Las cargas sociales destinadas al Banco Popular, Asignaciones Familiares, al Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y al Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) representan un 8,50% del salario. Este aporte puede eliminarse con el fin de aliviar el costo del capital humano y con ello reducir el desempleo.
Al Banco Popular y al INA debemos quitarles el subsidio. Por su parte, el IMAS y Asignaciones Familiares deben financiarse con los impuestos ya existentes; es decir, sin subir la carga tributaria.
Como contraste, Singapur tiene una tasa de desempleo de apenas 2,1% a junio del 2025. ¡Eso sí es éxito de política económica y expresión fehaciente de un tigre asiático! Si Costa Rica no tiene una tasa de desempleo del 2,0% es por la mala política económica que han impulsado, hasta la fecha, los gobernantes.
Ya la economía (ciencia) ha dado la respuesta a las condiciones que generan empleo. Es decir, para generar empleo no hay que descubrir el agua tibia, ni contratar consultores, ni recurrir a la OCDE por auxilio.
Singapur, además de tener una baja tasa de desempleo, ocupa la primera posición en el Índice de Libertad Económica que elabora Heritage Foundation. Esto no es casualidad, sino causalidad. Es decir, si queremos reducir el desempleo y convertirnos en tigres del desarrollo, necesitamos implementar políticas que favorezcan un clima de inversión. Si deseamos reducir el desempleo, necesitamos una política económica en favor de la libertad económica, a saber: reducir el gasto público cerrando la mayoría de las entidades públicas, desregular los mercados para promover la libre competencia, privatizar todas las empresas públicas, promover el libre comercio eliminando todos los aranceles, romper monopolios creados por ley, reducir impuestos, cerrar el Banco Central y acabar con los privilegios como el Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) y los regímenes de pensiones con cargo al presupuesto.
No seamos mediocres festejando una tasa de desempleo del 7,4%. Tengamos autoestima y exijamos políticas económicas que lleven el desempleo al 2% y que nos permitan reducir la humillante dependencia de la asistencia social.