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Larisa Páez, autora del blog Razones de Peso. (Archivo)
Si revisa en su despensa con certeza encontrará en las etiquetas de algunos productos el nombre de ciertos aditivos alimentarios. Según la FAO, la organización de alimentación y agricultura de las Naciones Unidas, los aditivos alimentarios son sustancias que se agregan para mantener o mejorar la seguridad, frescura, sabor, textura, o apariencia de los alimentos.
Los aditivos típicamente se utilizan en pequeñas cantidades y su origen puede ser natural (derivado de plantas, animales, minerales), o sintético. Para que un aditivo sea agregado a un alimento deben ser evaluado rigurosamente hasta probar su seguridad. Sin embargo, existe controversia y en algunos casos evidencia concreta con respecto a algunos aditivos que son incorporados de forma intencional o terminan en el alimento al migrar desde el empaque.
¿Cuáles efectos adversos podrían ocurrir con relación al consumo de aditivos? La gran mayoría de personas no van a experimentan ningún problema de salud. Sin embargo, una pequeña parte de la población sí podrían desarrollar molestias, tales como: desórdenes digestivos (diarrea, inflamación, o dolor abdominal), trastornos del sistema nervioso central (hiperactividad, insomnio, e irritabilidad), problemas respiratorios (asma, rinitis o sinusitis), y afecciones de piel (enrojecimiento, hinchazón, ronchas o brotes).
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Aditivos riesgosos
¿Cuáles aditivos tienden a ser más problemáticos? Existen más de 400 aditivos alimentarios, se cree que menos de 50 son los que se asocian con problemas de salud. A continuación, se mencionan los aditivos de mayor consumo según su función y su posible riesgo para la salud:
1. Mejoradores de sabor: el glutamato monosódico se ha asociado con síndrome metabólico, obesidad, dolor de cabeza, entre otros, si se consume en exceso.
2. Colorantes artificiales: pueden empeorar los síntomas de déficit atencional e hiperactividad en niños. Se recomienda sobretodo evitar: amarillo 5 y 6, rojo 40, y azul 1.
3. Preservantes: el consumo regular de nitritos presentes en carnes procesadas está asociados con una mayor incidencia de cáncer gástrico y colorectal.
4. Utilizados en empaques: el BPA y los ftalatos son disruptores hormonales que pueden interferir con la pubertad, fertilidad, e inmunidad. Se encuentran en algunos plásticos, interior de latas, juguetes, etc.
5. Otros: estabilizantes o emulsificantes tales como CMC, P80, o carragenina se han asociado a parámetros de inflamación más elevados, alteraciones en la microbiota, e hiper-permeabilidad intestinal. Se encuentran en helados, yogurt, leches vegetales, margarina, etc.
Llevar una dieta 100% libre de aditivos puede convertirse en una tarea pesada y poco provechosa. Sin embargo, tampoco es recomendable que la mayoría de lo que comamos sean productos ultra procesados, es decir alimentos con largas listas de ingredientes, empacados, de larga duración y poco valor nutricional.
El balance siempre será de los mejores emblemas en nutrición. Por ende, la mejor fórmula para el grueso de la población es: consumir alimentos en su forma natural la mayor parte del tiempo y hacer un uso racional y consciente de los alimentos que contengan aditivos, sobretodo los considerados más problemáticos. Para más información de este y otros temas, puede revisar la página web www.centrodenutricion.co.cr y nuestras redes sociales.
Fuentes de información
-Food Additives and Child Health
-12 Common Food Additives — Should You Avoid Them?