Un electorado descontento y fracturado llevó a Donald Trump a la Casa Blanca, ayudándole a ganar una región que la demócrata Hillary Clinton creía en su favor.
Pennsylvania, Michigan y Wisconsin habían votado por un candidato demócrata en todas las elecciones recientes. Ohio, Minnesota y Iowa también han sido parte de esa tendencia.
El candidato republicano superó las expectativas en todos esos estados, haciendo que la mayoría de ellos voten por él, aun después de que el presidente Barack Obama recorriera la región dos veces.
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Sondeos a boca de urna y conteos no oficiales reflejan divisiones culturales, económicas, raciales, y de género a nivel nacional, así como en la región central y la zona de los Grandes Lagos, que contribuyeron al éxito de Trump.
El apoyo que Trump consiguió el martes era prácticamente de personas mayores, la mayoría hombres y predominantemente blancos. Sus simpatizantes dijeron estar profundamente descontentos con el gobierno federal y ansiosos de cambio, de acuerdo con sondeos a boca de urna realizados por Edison Research para medios nacionales.A nivel nacional, Trump ganó el voto de casi siete de cada 10 blancos sin título.
En todo Ohio, casi la mitad de los votantes dijo que el comercio internacional afectaba negativamente a los trabajos en el país y dos tercios de ellos respaldaban a Trump. Dos tercios de los votantes del estado dijeron que la situación laboral en Ohio se había deteriorado o había seguido estática en los últimos cuatro años, y tres cuartos de ellos votaron por Trump.
Fue un patrón que se repitió por toda la región.
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Clinton armó una alianza parecida a la de Obama -mujeres, votantes jóvenes y personas no blancas- pero no fue lo suficientemente grande. Su apoyo estuvo concentrado en ciudades grandes, el noreste y a lo largo de la costa oeste. Pero Clinton incluso estuvo por debajo de los logros de Obama en algunas áreas urbanas claves.
El bajón en zonas urbanas fue un golpe crítico para Clinton, mientras Trump conseguía logros resonantes en pueblos pequeños y áreas rurales, a la vez que añadía victorias en varios suburbios.
Lo menos claro de los resultados es qué quieren los votantes. El mismo electorado que está tan descontento con el gobierno le dio a Obama un índice de aprobación de 53% y aseguró la mayoría republicana en ambas cámaras del Congreso.
El control del Partido Republicano sobre el Congreso, en circunstancias convencionales, sería un lujo para un presidente republicano recién juramentado. Pero Trump ha tenido encontronazos tanto personales como políticos con los líderes del partido en el Congreso.
Trump ha prometido proteger la Seguridad Social y Medicare. Estos programas benefician a votantes de 65 o más años, grupo que Trump ganó por una estrecha mayoría. Pero esos son programas de bienestar social que el presidente de cámara baja Paul Ryan quiere reducir para recortar el presupuesto.
Los republicanos en el Congreso también se han opuesto a ambiciosas propuestas de gastos para infraestructura que Trump delineó en su discurso de victoria. Al igual que lo hicieron Clinton y Obama, Trump prometió " poner a trabajar a millones de personas " al reconstruir " nuestras carreteras, puentes, túneles, aeropuertos, escuelas, hospitales " .
El presidente electo, entre tanto, no mencionó para nada sus emblemáticas propuestas migratorias que definieron gran parte de su campaña: construir un muro en la frontera mexicoestadounidense y deportar millones de inmigrantes que viven en el país de manera ilegal. La mayoría de los votantes de todo el país dijeron que se oponen a ambas ideas.