El mundo, ya con 8.000 millones de habitantes, se prepara este sábado para adentrarse en 2023 y dejar atrás 12 meses marcados por la guerra en Ucrania, la inflación, un Mundial de infarto que encumbró a la Argentina de Lionel Messi y el gran desafío del regreso de la pandemia del coronavirus en China.
Estos días serán ante todo de duelo y de preparativos de funerales, tras el fallecimiento el jueves 29 de diciembre anterior del astro brasileño del fútbol Pelé y del expapa Benedicto XVI, que murió este sábado 31 de diciembre en el Vaticano.
Muchos esperan desquitarse de los años aguados por la pandemia y festejar por todo lo alto la Nochevieja, a pesar del encarecido coste de vida y de que el virus, relativamente olvidado en los últimos meses, recordó su existencia con la nueva oleada de casos en China.
Sídney, en Australia, fue una de las primeras grandes ciudades en recibir el 2023, recuperando su corona de "capital mundial de la Nochevieja". El país reabrió sus fronteras y una multitud de personas contempló un espectáculo con más de 100.000 fuegos de artificio en la bahía de Sídney.
“Ha sido un año bastante bueno para nosotros, dejar atrás el covid por supuesto es genial”, dijo David Hugh-Paterson, cerca de la Ópera.
Las celebraciones tendrán lugar en todos los rincones del planeta.
En Madrid, por ejemplo, los españoles despedirán 2022 con las doce campanadas de la plaza Puerta del Sol justo antes de medianoche, que se seguirán desde todo el país por televisión y con los españoles comiendo una uva al son de cada una de ellas.
El año de la guerra
Para algunos, 2022 quedará como el año del juego de palabras en línea Wordle, de la bofetada de Will Smith a Chris Rock en los Óscar, de la Copa del Mundo levantada por Messi o del último concierto de Joan Manuel Serrat.
También supuso el adiós de Pelé y de Benedicto XVI, así como la partida de la reina Isabel II, del cantante cubano Pablo Milanés, del escritor español Javier Marías y del el último dirigente soviético Mijaíl Gorbachov.
2022 será probablemente recordado antes que nada por el regreso de la guerra en Europa.
Más de 300 días después de que las tropas rusas invadieran Ucrania, unos 7.000 civiles murieron y más de 10.000 resultaron heridos, según el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Además, unos 16 millones de ucranianos se vieron forzados a dejar sus casas.
Aquellos que se han quedado deben respetar un toque de queda entre las 23H00 y las 05H00, entre apagones provocados por los bombardeos rusos contra las centrales eléctricas, en pleno invierno.
En la Rusia de Vladimir Putin no parece haber apetito para las grandes celebraciones. Moscú canceló sus tradicionales fuegos artificiales tras una consulta del alcalde Serguéi Sobianin a los residentes.
Irina Shapovalova, trabajadora de un geriátrico de 51 años, admite que su principal deseo para 2023 es "un cielo pacífico sobre nuestras cabezas".
Vacunas
Después de varios fines de año a medio gas por la pandemia, las vacunas han permitido un retorno a cierta normalidad en la mayoría del mundo.
China, donde se detectó por primera vez el virus, enfrenta una nueva ola, sin embargo, tras el levantamiento abrupto a inicios de mes de las fuertes restricciones imperantes desde 2020.
El virus se propaga rápidamente entre una población que hasta ahora apenas había estado en contacto con la enfermedad y ha saturado hospitales y crematorios.
La situación ha llevado a numerosos países a exigir test anticovid a los viajeros que lleguen de China, por temor a la aparición de nuevas variantes.
Regreso de Lula
En Latinoamérica, Lula culminará el domingo la apertura en 2022 de un nuevo ciclo de gobiernos de izquierda, con 'novatos' como Gustavo Petro, en Colombia, y Gabriel Boric, en Chile, aprendiendo a lidiar con las complejidades del poder.
Se espera que el retorno al poder de Luiz Inácio Lula da Silva permita frenar la deforestación de la Amazonía, después de los años de Jair Bolsonaro, que propició las actividades mineras en la mayor selva tropical del planeta.
El año termina marcado por la destitución del presidente Pedro Castillo y las protestas en Perú que piden la renuncia del actual gobierno de Dina Boluarte, que dejan 22 muertos, más de 600 heridos y la posibilidad de reactivarse en enero próximo.