El salario promedio de los trabajadores del sector privado alcanzó los ¢707.000 hasta septiembre de este 2025. Dicha cifra representa un crecimiento del 28% real en los últimos 10 años; es decir, trayendo la cifra de septiembre de 2015 a colones actuales.
Los datos confirman que los ingresos superaron la inflación, pero también evidencian fuertes contrastes entre ramas económicas: solo tres sectores lograron aumentos superiores al promedio general y otras 14 registran incrementos más modestos.
EF tomó los registros de la Dirección Actuarial y Económica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), que tiene acceso a todas las planillas del país, y le muestra la evolución salarial por actividad económica entre 2015 y 2025.
Este artículo analiza exclusivamente los promedios salariales entre los trabajadores asalariados del sector privado adscritos al seguro de salud. No incluye a trabajadores del sector público, independientes o asegurados voluntarios.

Los montos
La CCSS dispone de registros de promedios salariales históricos de 17 ramas de actividad económica.
EF tomó los promedios de septiembre de 2015 y de septiembre de 2025 (los más recientes), y los comparó, trayendo los valores de hace 10 años a colones actuales.
Cuando se hace ese ejercicio, es posible observar que solo tres tipos de actividades experimentaron promedios de crecimiento anual superiores al promedio general de 2,8%.
Dichas ramas fueron:
- Actividades inmobiliarias (4,9% anual)
- Hogares privados con salario doméstico (4,9%)
- Organizaciones extraterritoriales (3,2%)
De estas tres subdivisiones, solo la de actividades inmobiliarias empresariales emplea de forma intensiva en la empresa privada. Puntualmente, a 285.000 personas: un 23,9% del total en el país; mientras que las otras dos apenas a poco más de 1.200.
Los datos de “hogares privados con salario doméstico” no recogen todas las cifras de servicio doméstico. No contemplan a las personas que utilizan los medios de aseguramiento alternativo que ofrece la CCSS específicamente para el sector, sino exclusivamente a la minoría que utiliza los medios de contratación empresarial tradicionales para ese fin.
En contraposición, hay siete sectores económicos en donde el promedio salarial ha crecido a un ritmo inferior al 2% anual en los últimos 10 años, por encima de la inflación.
Esos siete sectores son:
- Transporte, almacenamiento y comunicaciones (1%)
- Construcción (1,3%)
- Comercio y reparaciones (1,4%)
- Agricultura y ganadería (1,5%)
- Hoteles y restaurantes (1,6%)
- Industrias manufactureras (1,7%)
- Electricidad, gas y agua (1,9%)
Estas son algunas de las más intensivas en materia de empleo.
En conjunto, hasta septiembre pasado, reunían a 716.000 trabajadores en el país; es decir, un 60,1% del total de la empresa privada.
Solo los sectores del comercio y la manufactura reúnen a uno de cada tres empleados de la empresa privada.
Por último, hay otras siete actividades en donde el crecimiento promedio anual también se quedó por debajo del promedio general, pero al menos superó el 2%.
Esas ramas fueron:
- Explotación de minas y canteras (2%)
- Pesca (2,1%)
- Servicios sociales y de salud (2,2%)
- Enseñanza (2,2%)
- Administración pública y defensa (2,4%)
- Otras actividades de servicios (2,5%)
- Intermediación financiera (2,7%)
De esas siete actividades, solo las otras actividades de servicios, la enseñanza, los servicios sociales y de salud y la intermediación financiera emplean de manera relativamente intensiva en la empresa privada. En conjunto, reúnen a un 15% de los trabajadores.
Los salarios en todas las ramas de actividad ganan a la inflación durante los últimos 10 años y lo han hecho durante la mayor parte de ese período. Sin embargo, ha habido momentos en los que esa tendencia se ha revertido; principalmente, durante y en el período inmediatamente posterior a la pandemia de covid-19.
| Nota metodológica |
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| Para comparar los salarios promedio de 2015 con los de 2025, EF trajo a valor presente los registros de hace 10 años. En otras palabras, se utilizaron los registros del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para expresar los salarios de 2015 en colones de 2025. |
Mejores y peores remuneraciones
Los registros de la CCSS también permiten determinar cuáles ramas tienen los mejores y los peores salarios promedio.
En la parte más alta, el promedio supera los ¢950.000 por persona en organizaciones extraterritoriales, intermediación financiera, actividades inmobiliarias.
En cambio, el indicador cae por debajo de los ¢500.000 por persona en los sectores de agricultura y ganadería, construcción, hoteles y restaurantes y de los hogares privados con servicio doméstico.

Crecimiento con matices
Que los promedios salariales registren aumentos por encima de la inflación no implica que todos los trabajadores del sector hayan registrado mejorías por igual.
Al contrario, los investigadores Josué Martínez y Ricardo Monge determinaron en una reciente publicación auspiciada por la Academia de Centroamérica y la Cepal que, desde 2008, “los incrementos en los salarios han beneficiado en mayor medida a los trabajadores con mayores ingresos”.
Para llegar a esa conclusión, Martínez y Monge revisaron el comportamiento de la mediana salarial en Costa Rica entre 2008 y 2022, y determinaron que ese indicador se encuentra relativamente estancado.
El promedio y la mediana salarial son indicadores distintos. El promedio divide toda la masa salarial entre la cantidad total de trabajadores; mientras que la mediana es el salario específico que divide al 50% mejor remunerado del 50% peor remunerado.
Por ese motivo, el promedio puede crecer sustancialmente aun cuando la mediana se mantiene en números muy similares, siempre y cuando los salarios más altos crezcan a un mayor ritmo.
Según escribieron los investigadores en su informe de investigación Análisis de la generación de empleo y la desigualdad salarial, los datos del mercado laboral en Costa Rica permiten observar que “la brecha entre el salario real promedio y la mediana de los salarios ha mostrado un ensanchamiento sostenido” y hasta 2022 seguía siendo “significativa”.
Ese fenómeno de “desigualdad salarial” ya había sido analizado en otra publicación por los mismos investigadores, junto con Gloriana Ivankovich y Silvia Lara en 2024.
En conjunto realizaron una publicación llamada En busca de una productividad inclusiva, con el financiamiento de la Academia de Centroamérica y el PNUD, en la que indicaron que el fenómeno se agravó desde la crisis financiera de 2009 y se acentuó a partir de 2019.
En otras palabras, la masa salarial crece, pero el impulso se concentra en los trabajadores mejor remunerados. Los aumentos se acumulan en la cúspide, mientras la mayoría de asalariados sostiene el mismo poder adquisitivo o menos.
